Pyromaniac [SuKook]

32 Amor

—¿Qué?

—Lo que oíste, estoy enamorado de ti.

Los corazones de ambos podían unirse en uno; sus latidos iban con la misma velocidad, intensidad. Las mejillas de Kook se tiñeron de un leve rojo, la vergüenza lo atrapó.

Sin pensarlo dos veces, Yoon Gi tomó el rostro de Jung Kook entre sus manos. Lo observó por unos segundos a los ojos y acercó sus labios hacia los otros.

Lo quería besar y lo haría.

—Yoon Gi, no—Kook lo detuvo, haciendo su rostro a un lado—.Él aparecerá y te hará daño...

—No me importa.

El pelinegro lo miró perplejo. Tragó saliva y simplemente dejó que el rubio hiciera lo que planeaba. Lo deseaban ambos, besarse otra vez, pero de otra manera diferente.

Los ojos de Kook se cerraron y su respiración se aceleró. Yoon Gi rozó sus labios con los otros. Quiso sentir por un momento el aliento del menor sobre él. Estaba nervioso, pero eso no lo echaría atrás.

Acercó entonces sus labios y éstos tocaron sutilmente los de Kook. Hizo una leve presión contra éstos y lo besó como aquella vez en el hospital, pero ahora sobre su boca y no sobre su mejilla.

El mismo beso. Suave, cálido e inocente.

Kook apretó sus manos contra el cabello del rubio, no con fuerza si no de una manera delicada, como si tuviese la cosa más preciada de su vida entre sus manos y no quisiera dejarla caer.

Yoon Gi movió levemente su cabeza hacia un costado para seguir con el beso.

Quería que fuera eterno.

El menor siguió su ladeo de cabeza en la otra dirección, dejando que el beso fluyera con tranquilidad.

El lugar se quedó en completo silencio. Sólo se pudo oír el sonido de sus respiraciones y el chasquidos de sus labios.

El rubio se alejó a escasos centímetros de aquella boca y miró a Jung Kook, quien fue abriendo sus ojos poco a poco hasta encontrarse con los suyos.

—Jung Kook... Haré lo que sea por ti—le susurró y juntó su frente con la otra.

El recorrido que hacían las lágrimas cayendo por su piel, lo acariciaban. Kook no sabía cómo sentirse. ¿Feliz? ¿Preocupado? ¿Con miedo?

Yoon Gi era una persona muy importante para él. Desde que lo conoció en ese hospital, nunca quiso separarse de él.

—No quiero que te pase nada—le dijo entre sollozos, aún sonrojado.

—¿Él está aquí?—preguntó rápidamente; Kook negó—Funcionó...

Ese collar le había sido de utilidad por lo que podía notar. Era buena señal, o eso creía él. De todos modos no se lo quitaría en ningún momento.

Las manos de Yoon Gi seguían sobre el rostro de Kook, como si no quisiera soltarlo.

Y lo cierto es que no tenía planeado hacerlo. Lo miró detenidamente, brindándole confianza, tranquilidad...

—¿Qué es lo que funcionó?—preguntó confundido.

—Tengo un collar que puede alejarlo—le dijo sonriendo—.Mientras lo tenga puesto, podremos hablar tranquilos para solucionar esto.

El menor le asintió. Le alegraba saber que algo así era posible, porque a decir verdad siempre creyó que no tenía solución alguna el poder deshacerse de él.

Ahora Yoon Gi era su esperanza. Era su luz.

—Yoon Gi—lo nombró en un suave susurro, mirándolo avergonzado—Yo... Te amo.