29 Nada

6.7K 1K 231
                                    

Eran las doce de la noche. Yoon Gi estaba frente a un pequeño local que no le parecía muy acogedor. Dudaba de si entrar, pero lo haría por Jung Kook.

Una campanita sonó en cuanto entró. El suave sonido lo hizo sentirse relajado. Pero eso no quitaba la sensación extraña que tenía de haber ido a un lugar como ese.


—¿Hola...?


No escuchó ningún ruido. Se acercó hasta una especie de lo que suponía era un mostrador y golpeó con los nudillos sobre la mesa.

Unos pasos rápidos se acercaron hasta él y una mujer de cuerpo un tanto robusto se asomó por unas cortinas. Su cabello era largo y canoso, llevaba una camisa blanca y, arriba, una especie de poncho tejido.


—¿En qué puedo ayudarlo, joven?—la mujer fue tras el mostrador y se acomodó los anteojos.


—Yo... Sólo quiero preguntar una cosa—Yoon Gi miró disimuladamente a su alrededor—. Necesito ayuda de un especialista.


La mujer asintió y calló para escuchar a su cliente. Notaba que no tenía mucha pinta de concurrir a lugares como esos, por lo que sonrió un poco ya que le parecía algo tierno. Pero más allá de eso, lo veía preocupado.


—Adelante.


Yoon Gi no sabía cómo empezar; le resultaba difícil explicarle a alguien la situación, aunque estaba en un local espiritista y suponía que aquella persona estaba más que acostumbrada a escuchar cosas sobre espíritus, demonios o lo que tuviera relación con eso.


—Me preguntaba—comenzó a hablar, un poco dudoso—.Cómo podría alejar a un demonio de alguien. 


—¿Qué clase de demonio?— preguntó ella, rebuscando en la estantería que tenía a sus espaldas.


—No sé cómo explicarle— movió su cabeza negando—.Es algo complejo, no lo sé. Esa cosa, lo que sea... Se llama 616.


La mujer detuvo el movimiento de sus dedos explorando los libros. Se giró levemente para mirar al rubio y afirmó con la cabeza. Volvió a buscar en la estantería y agarró un libro de tapa negra, bastante grueso.

Lo puso sobre el mostrador y Yoon Gi lo miró curioso. Era completamente negro, no tenía siquiera letras, nada.


—¿Ese demonio está con alguien importante para ti?— preguntó ella repentinamente, mirándolo acongojada.


El rubio asintió.

Ella abrió el libro en una página que no sobrepasaba la mitad de la cantidad total. En esa página, había un dibujo en blanco y negro. A la izquierda lo que parecía ser un demonio y al otro lado un conjunto de personas pisoteando una gran cruz.


—Esto es un grabado del libro "Compendium maleficarum" del 1608— le explicó ella mientras le señalaba— Describe las ceremonias previas a los votos a Satanás, es decir, a 616. ¿Aquella persona ha practicado alguna vez la brujería?


  —¿Qué?— Yoon Gi frunció el ceño; se estaba empezando a asustar de tan sólo escuchar esas pocas palabras— No... No lo creo, quiero decir, eso estuvo con él desde que lo conocí. Hace doce años... Es imposible que él hubiera hecho algo.


—¿Hace doce años?— la mujer abrió exageradamente los ojos y puso la mano sobre su pecho—  Por Dios... Nunca escuché algo así. Yo...


La mujer miró a Yoon Gi sin terminar de creer lo que acababa de escuchar. Era algo fuera de lo común, realmente. Siempre iban personas que le hablaban de que creían haber sentido presencias en sus casas y demás cosas que no le parecían tan grave como eso.


 —Por favor, necesito que me diga qué hacer para alejarlo de él...  


Ella cerró el libro y lo dejó a un costado. Miró bajo el mostrador y sacó un pequeño collar con una cruz, se lo dio a Yoon Gi; éste lo tomó sin comprender.


—Si te acercas a esa personas, usa esto. Él seguramente deba alejarse— le dijo seriamente—.Me temo, joven, que no más que eso podrá ayudarte. Es imposible deshacerse de esa criatura...


—¿Está bromeando?— la mano con la que sostenía el collar se cerró fuertemente en un puño— No puedo dejar que eso siga acosándolo, tiene que haber una manera de poder...


—Escucha— lo interrumpió— Si dices que esa persona no habría sido capaz de hacer uso de la brujería, entonces me temo que alguien lo involucró. Quien sea que fuera, no le tenía ni una pizca de aprecio.


Yoon Gi sentía una horrible opresión en su pecho. Aquella mujer no le estaba dando ayuda, ni siquiera una pizca de esperanza. ¿Qué iba a hacer con un maldito rosario colgado al cuello? Nada más que alejarlo por un rato.

La rabia lo invadió y dio un fuerte golpe sobre la mesa, haciendo que aquella mujer se asustara. apretó sus dientes y salió de ese local, no queriendo volver a saber nada.


—Maldita sea— dijo impotente, con un fuerte ardor en su garganta, conteniendo sus ganas de llorar.


Pyromaniac [SuKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora