35 Rechazo

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No.

Esa palabra repitió Kook una y otra vez mientras le quitaba a Yoon Gi ese libro de las manos, llorando.

No iba a permitirle que cometiera semejante estupidez. Porque eso creía él que era, una gran estupidez.


—Jung Kook, por favor entiende que es el único modo.


—¡No!—escondió el libro tras su espalda y dio unos pasos atrás.


Estaban en el pequeño apartamento del rubio. Habían quedado en verse para hablar del tema, después de tomar unos cafés algo amargos de la cafetería más barata que encontraron.

El collar le sirvió de mucho a Kook, en un principio. Si bien sabía que 616 estaba alejado, sentía su enojo y molestia.

Yoon Gi se levantó de la cama, donde estuvo sentado, dio unos pasos hasta llegar al menor que seguía llorando. Le secó las lágrimas con sus dedos y dejó que el pulgar acariciara esa mejilla, esa piel que veía tan frágil.


—No llores.


Kook cerró sus ojos dejando caer las otras lágrimas que tenía acumuladas. Sintió unos labios hundirse contra los suyos. Apenas abrió su boca para corresponder ese suave y dulce beso que Yoon Gi le daba. Sólo eso podía calmarlo.

Pero sabía que las cosas no tenían que darse así. Esa no era solución válida para él.

Y amaba ese beso. Quería sentir eternamente los labios de Yoon Gi sobre los suyos, sobre su piel. Soltó el libro y lo rodeó con sus brazos por la nuca.

Las manos del rubio bajaron hasta su cintura, la cual tomó con sutileza, como si no quisiera romperlo.

Era su ángel. Uno muy frágil.

Sus respiraciones se oían agitadas. No querían cortar aquel beso.

Esperaban que no fuera el último.

Jung Kook subió sus manos hasta aquellos cabellos y los acarició. El tacto era suave y le encantaba.

Después de un largo beso, ambos despegaron a milímetros sus labios unos de otros.


—Yoon Gi, no hagas esto, te lo suplico—susurró entre sollozos—.No quiero que me dejes, no me importa sufrir por culpa de él. Quiero que estés a mi lado... Ahora con este collar todo será mejor.


Yoon Gi sabía que ese collar sólo era algo temporal. Le dolía ver a Kook llorar de ese modo tan desconsolado.

¿Por qué hacía llorar a su ángel?

Creía que estaba siendo cruel. Pero no tenía otro modo de solucionarlo. El tiempo se acabaría y cuando pestañease, Kook habría cumplido los 20 y entonces...

No habría vueltas atrás.


—Debo hacerlo—le respondió con determinación.


—¡No, cállate!—Kook lo abrazó con fuerza, lo apretó para no dejarlo escapar. Su más preciado ser en el mundo no podía irse, no ahora.


—Te amo, Jung Kook...—le dijo con una sonrisa triste.


—No... Si me amases no estarías a punto de dejarme. Tú me odias.


El rubio no contestó. Permaneció en un silencio sepulcral mientras oía esos sollozos y sentía su hombro humedecerse a causa de las lágrimas.

¿Por qué hacía llorar a su ángel?

¿Debía odiarse a sí mismo por lo que iba a hacer?

Quizás no era lo correcto y todo era un engaño.

O quizás para salvar a su ángel debía morir.

Pyromaniac [SuKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora