Capítulo 014

863 27 3
                                    

A varios miles de kilómetros de ese aeropuerto y después de haber comprado un hermoso regalo para la festejada, Diana y Carolina se presentaron puntualmente en el parque y buscaban al grupo que celebraba a Lola.

Federico conversaba con Carmela, mientras Diego y Luciana jugaban con los demás niños a “Ponerle la cola al burro”. Cada tanto, el periodista miraba en todas las direcciones, esperando ver llegar a Diana.

CARMELA: ¿No piensas decirme quién es esa mujer que viste anoche?

FEDERICO: Es una amiga.

CARMELA: ¿Amiga con derechos?

FEDERICO: No, amiga con privilegios, en todo caso. (Vuelve a mirar)

CARMELA: ¿Qué te pasa?

FEDERICO: Nada, ¿por?

CARMELA: Es que parece que estuvieras esperando a alguien.

FEDERICO: (Quiso disimular) Estoy esperando que llegue Bruno. Van como veinte veces que Lola me pregunta por él y nada que aparece.

CARMELA: Bruno es impuntual e informal por naturaleza, ya va a llegar.

FEDERICO: (Inconcientemente hace el gestito) ¡Están en lo cierto! (Al darse cuenta, se ríe solo)

CARMELA: ¡Estás muy raro, Fede!

FEDERICO: ¿Raro, cómo?

CARMELA: No se, raro. (A espaldas de su ex esposo, ve la verdadera razón de los cogoteos desesperados de Federico) ¡Eres un mentiroso!

FEDERICO: ¿Y ahora qué te pasa?

CARMELA: ¿No que esperabas a que llegara Bruno?

FEDERICO: ¡Si!

CARMELA: (Le arroja una servilleta de papel hecha un bollito) ¡Deja de mentir, menso!

FEDERICO: (Se ríen) ¿Estás loca, Carmela?

CARMELA: Pues, no. O tú eres un mentiroso o las casualidades de verdad existen.

FEDERICO: ¿De qué hablas?

CARMELA: Mira detrás de ti.

FEDERICO: (Voltea y una gran sonrisa se dibuja en su rostro al encontrarse con la mirada de Diana) ¡Hola! (Se vuelve hacia Carmela) ¡Soy un mentiroso! ¡Voy a recibirlas!

CARMELA: Ve tranquilo…

Diana y Carolina venían conversando entre risas, cuando al encontrarse con la mirada de Fede, Diddy se detuvo en seco. Caro le siguió la corriente y esperaron a que él se acercara a ellas.

El periodista no podía ocultar su alegría, porque llegó a pensar que esa mujer que lo traía loco, no iba a llegar así que al tenerla frente a frente, sonreía con amplitud.

FEDERICO: ¡Bienvenidas! (Besa a Diana en la mejilla y casi, casi, se comen la boca)

DIANA: (Mirándose intensamente) ¡Hola, Federico! Muchas gracias.

FEDERICO: Carolina, un gusto tenerte por aquí.

CAROLINA: Vine de colada.

FEDERICO: Jamás repitas eso, eres muy bien recibida aquí. ¿Les costó encontrarnos?

DIANA: No, de hecho fue bastante fácil. (Se escucha un grito desaforado y desbordado de felicidad)

LUCIANA: ¡¡PAPÁ!!

FEDERICO: (La niña llega corriendo y se lanza a los brazos de su padre) ¡Princesa!

LUCIANA: ¿Quiénes son ellas?

FEDERICO: Te presento a dos buenas amigas mías. Ella es Carolina.

LUCIANA: ¡Hola!

CAROLINA: ¡Hola, muñeca! ¡Feliz cumpleaños!

LUCIANA: ¡Gracias! ¡Me gusta tu cabello!

CAROLINA: ¿En serio?

LUCIANA: Si… (Mira a Diana) ¿Ella es tu amiga también, papi?

FEDERICO: Si, Lola, ella es Diana.

LUCIANA: Me gustan tus ojos.

DIANA: Y a mí me gusta todo de ti, Luciana. Feliz cumpleaños, toma (le da una bolsa grande que llevaba) Esto es de parte nuestra para ti, esperamos que te guste.

LUCIANA: ¿Esto es para mí? ¡Es muy grande, papá!

FEDERICO: Si que lo es, (la deja en el suelo) ¡ábrelo!

LUCIANA: (La niña saca lo que contenía la bolsa y era un vestido de princesa, tipo La cenicienta) ¡¡Woooowwwwww!!! ¡¡¡Está hermoso!!! ¡Muchas gracias!

DIANA: ¡De nada, Luciana!

CAROLINA: ¡Qué bueno que te haya gustado!

LUCIANA: ¡Me encanta! Siempre quise tener uno así. ¿Se lo puedo ir a mostrar a mamá?

FEDERICO: Es tuyo, hija, cuídalo mucho, pero has lo que quieras con él.

LUCIANA: (Se da vuelta y con la misma energía, vuelve a gritar) ¡¡¡Mira, mamá!!!

FEDERICO: Dieron justo en la tecla.

DIANA: Lo compramos antes de venir, menos mal que le gustó.

CAROLINA: Federico, disculpa, pero ¿hay algún baño por aquí?

FEDERICO: Si, allá, detrás del buffet están los baños para adultos.

CAROLINA: Gracias, en seguida vuelvo.

FEDERICO: Ya sabes donde estamos.

CAROLINA: Si, claro (se aleja)

FEDERICO: (La toma suavemente de la mano, sin dejar de mirarla) No puedo dejar de pensar en ti, lo que pasó entre nosotros fue…

DIANA: ¿Fue…?

FEDERICO: Indescriptible, no se qué palabra usar para decírtelo.

DIANA: Nos conectamos perfectamente.

FEDERICO: ¿Conectar no te suena un poco frío para lo que hicimos?

DIANA: (Se ríen) ¡Eso es verdad!

FEDERICO: No veo la hora de repetirlo.

DIANA: Ni yo, pero ¿cuándo?

FEDERICO: La verdad es que me quedo con Lola hasta mañana en la noche y si no me equivoco, tu hermano está llegando en unas horas.

DIANA: ¡Vaya! Escuchaste lo que te conté.

FEDERICO: Claro, ¿por quién me tomas?

DIANA: Mira, hagamos lo siguiente: cuando Lola se vaya con su mamá, me avisas y si puedo, me voy para tu departamento.

FEDERICO: (Mira al Cielo) Domingo en la noche, llega de una vez…

Los dos se ríen con ganas y se van hasta el quincho en que los demás invitados estaban reunidos…

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora