Capítulo 050

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Luis confesó todo y quedó detenido de inmediato. Para cuando Lil y Patricio salieron de la sala de interrogatorios, Diana se había ido. La llamaron por teléfono y no respondió. Eso no les gustaba nada, pero sabían que no haría ninguna locura: Estella estaba detenida e Ignacio prófugo. Supusieron que necesitó aire y despejarse. Preguntaron a uno de los guardias que hacía cuanto se había retirado y el hombre respondió que unos diez minutos antes que ellos salieran.

PATRICIO: ¿Crees que busque a Lizzy o a Martín?

LILLIAN: Puede ser, pero lo más probable es que quiera estar sola.

PATRICIO: Pienso lo mismo.

LILLIAN: Aquí, por el momento ya no hay más qué hacer. Ahora nos toca descansar un poco, Pato.

PATRICIO: (Asiente) Si, tienes razón. Si llegas a saber algo de ella me avisas, por favor.

LILLIAN: Lo mismo te digo.

Carolina, Martín, Yago y Lizzy fueron a presentarle sus respetos a las dolientes de Pedro. Jeremías y Roberta lo harían más tarde. El velatorio era íntimo y no duraría demasiado, las mujeres querían que el proceso terminara, el dolor era muy grande como para alargarlo por rituales modernos.

Cuando el grupo de gente llegó, Violeta se alejó de su madre y de Flor junto a ellos. Salieron a la calle, a tomar un poco de aire y se sentaron en una barda de junto.

VIOLETA: (Acongojada, pero entera) ¡Aún no me la creo!

CAROLINA: Todo esto es de no creer, no tiene ni pies ni cabeza, Viole.

MARTÍN: ¿Hay algo que podamos hacer por ustedes? Lo que sea.

VIOLETA: Se los agradezco, pero no. Estando presa esa loca y con Ignacio prófugo, lo único que necesito es que lo agarren y que pague por todo lo que ha hecho.

LIZZY: Lo hará, Violeta, ese hombre no tarda en caer preso y sus crímenes tendrán justicia, ya lo verás.

VIOLETA: (Mira a la muchacha y piensa en Diana) Es increíble cómo la gente es capaz de destruir tantas vidas por ambición, por intereses de dinero, sexo y poder… Tus padres, los de Diana, mi papá y ahora, mi hermano y ¡quién sabe cuántos más habrá! (Miró al cielo sin poder contener las lágrimas) Florencia está embarazada…

CAROLINA: ¿Qué?

VIOLETA: Lo que oyen.

LIZZY: Ese bebé les va a dar fuerzas a las tres, Violeta, ya lo verás.

VIOLETA: Ya lo hace. Al menos Pedro lo supo antes de morir y eso lo hizo feliz.

CAROLINA: (La toma de las manos) No hay palabras que te alivien, Violeta, lo se y no quiero caer en lugares comunes ni frases hechas, pero los que ves aquí y Diana, estamos contigo para lo que sea, no lo dudes.

VIOLETA: ¿Ella dónde está?

MARTÍN: En el juzgado, arreglando otro asunto, seguramente llegue de un momento a otro.

CAROLINA: Ven, Violeta, vamos a tomar un te o algo que te haga bien. Lo necesitas por ti y por tu mamá. (Se ponen de pie y se van a una cafetería que hay en la esquina de la sala velatoria)

MARTÍN: (Mirándolas alejarse) ¡Qué desgraciada esa mujer! Matar al padre de su nieto, al marido de su hija y por que le gustaba, ¡no me cabe en la cabeza!

YAGO: Es hasta aberrante.

LIZZY: Por lo que me dijeron ustedes, esa mujer y Pedro eran amantes, ¿no?

MARTÍN: Lo fueron, pero cuando empezó a andar con Florencia, Pedro cortó esa relación. Se enamoró realmente.

LIZZY: Igual, Martín, es una cochinada. Obvio no justifica la actitud de la señora esa.

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora