Capítulo 025

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Los tres acompañantes se miraron incrédulos, era evidente que Diana no sólo iba un paso delante de los Pereyra, sino de ellos mismos.

PATRICIO: (Sombrío) Diana nos ha hecho creer lo que le vino en gana.

MARTÍN: A mi me dijo que sólo lo metería preso.

SILVANA: A mi me tiene con ese mismo cuento.

PATRICIO: A Lillian le dijo que haría lo que fuera por hacerlo pagar, sin dar más detalles.

CAROLINA: ¿Y de dónde sale lo del asesinato?

MARTÍN: Se lo confesó a Lizzy y ella me contó a mí. Por eso me contacté con los demás, para intentar ver qué es exactamente lo que quiere hacer para conseguirlo.

CAROLINA: ¡No lo puedo creer!

SILVANA: Es evidente que Diana no confía en nosotros, sabe que no la dejaremos cometer semejante locura.

PATRICIO: Lo que no entiendo es por qué decirle a Lizzy, entonces.

MARTÍN: Porque cree que ella va a sentir exactamente igual.

SILVANA: Les puedo asegurar que lo hace, pero tiene una visión distinta, su pasado no la acecha como a Diana y no es consciente de todo como si lo es mi muñeca.

MARTÍN: ¿Y ahora qué hacemos? Porque me van a perdonar, pero ya no se qué demonios creer. ¿Y si también le mintió a su prima y su plan nos excede a todos?

PATRICIO: Es una posibilidad y estando tan cortos de información, no podemos cubrirle las espaldas.

MARTÍN: Hay que hablar con Lillian, pero a la de ya.

SILVANA: Y con Elizabeth. Antes que llegue a México, tiene que saber que Diana nos ha mentido a todos…

PATRICIO: ¿Será que no confía en nadie?

MARTÍN: Al menos no al cien por ciento.

SILVANA: Diana no se permite sentir, es más que claro que no permite que otro ser humano atraviese esa coraza que se ha puesto.

PATRICIO: Por lo tanto, no confía en nadie…

CAROLINA: (Se le enciende la lamparita) Creo que tenemos una opción. Hay alguien que se le ha metido en el alma, aún contra su propia voluntad…

SILVANA: ¿De qué hablas, Caro?

CAROLINA: Hace un par de semanas, conocimos a un hombre y, le puedo asegurar que Diana, está completamente enamorada de él y lo mejor es que él es un gran hombre y la adora. Estoy convencida que si lo buscamos, Federico nos va a ayudar…

SILVANA: ¡No sabía que estaba de novia!

CAROLINA: No lo está, se alejó de su lado.

PATRICIO: ¿Eso es estar enamorada para Diana?

MARTÍN: (Sonriendo, sólo él conocía a su hermana tanto como Caro) ¡Exactamente, tío!

Pedro desnudó pacientemente a Florencia, quien no tuvo ni una pizca de voluntad para resistirse al amor tan profundo que ese muchacho despertaba en ella. Él la fue llevando por los caminos de su propio cuerpo con dulzura, paciencia y experiencia. Verlo sin ropa, a su lado, despertó sensaciones que la muchacha desconocía y que se apoderaron de ella, sin dejarla respirar. Pedro lo notó y se le acercó, recostándola en la cama. La besó entera y en su inexperiencia, Flor prefirió dejarlo hacer, dejarlo que la guíe. Él pasó su mano por la húmeda entrepierna de ella y luego llevó su boca hasta el mismo lugar, consiguiendo que Florencia gimiera por primera vez en su vida. Luego, le abrió las piernas con tranquilidad y besándola en los labios, entró despacio en ella, adueñándose de su virginidad. Pedro la trató como si realmente la amara y lo disfrutó mucho más de lo que hubiese creído: algo en los ojos de esa mujer, lo conmovieron de manera inesperada y se dejó llevar por esa conmoción, gozando cada segundo, cada trazo de piel, cada gota de sudor… Al llegar al clímax, él apretó fuertemente sus manos entre las de ella, para mostrarle que todas las emociones que su cuerpo había vivido, fueron compartidas, mutuas…

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora