Capítulo 3: El plan.

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* Narrado desde el punto de vista de Michell *

Al abrir la puerta del baño pude notar que Rubius no estaba sentado en la mesa, era mi momento de tomar mis cosas e irme.

Y eso hice, pero al salir del lugar vi a Rubius cerca de la entrada, trato de detenerme pero no pensaba quedarme ni un minuto más, lo miraba con desprecio y asco, creía que lo odiaba.

Rápidamente me libre de él, me subí a mi coche y me fui directo a mi departamento.

Una vez en mi departamento, miré de nuevo aquella foto, grité, la rompí, tiré los pedazos por todas partes y fui corriendo a mi habitación llorando una vez más, me deje caer en la cama y hundí mi rostro en la almohada callando mis sollozos hasta que me quede dormida.

A la mañana siguiente solo le mandé un mensaje a Rubius rompiendo con nuestra relación, no podía ni quería verlo de nuevo.

Su respuesta fue algo molesta, pero supuse que eso también lo fingió.

Un par de días después contacté a Julieta para preguntarle qué tenía en mente, el enojo me cegó, sabía que no estaba haciendo las cosas bien, pero no podía pensar con claridad, solo recordaba una y otra vez esa fotografía y me decía que yo no era nada para él, que él solo me utilizo, así es como seguía adelante.

Yo le dije a Julieta que subiera el vídeo a Internet, pero ella dijo que eso no era suficiente, que ambos tenía que sufrir bastante por lo que nos hicieron, me deje llevar por su odio y apoye su idea.

-El cumpleaños del estúpido de Mangel se acerca, sería el día perfecto para arruinarle la vida, a él y a Rubén -dijo Julieta mientras miraba de nuevo aquel vídeo.

Algo me hacía pensar que ella de verdad amo a Mangel, pero terminó odiándolo por haberla utilizado.

-¿No crees que es mucho? ¿Hacer público el vídeo con todos sus conocidos y el día de su cumpleaños? -dije yo pensando que se nos estaba yendo de las manos.

-No, pienso que es muy poco, además sería la fecha perfecta para que él piense que todo lo planeo Rubén -pude notar su desprecio al mencionar el nombre del chico que quise tanto -puedo planear la fiesta y decirle ese día que llegaré un poco más tarde, él ha sabido que he tenido algunos problemas con la familia, sería la excusa perfecta para llegar tarde a su fiesta y que él no sospeche que yo tuve algo que ver, al haber pasado todo eso él correrá a mis brazos.

-¿En verdad lo odias tanto? -dije un poco insegura.

-¿Acaso tú no?, lo único que querían esos dos hijos de puta era utilizarnos para verse heterosexuales, nos engañaron todo este tiempo, haciéndonos pensar que lo eramos todo para ellos, que en verdad nos querían, cuando está claro que no es así, ellos no se merecen consideración alguna Michell, porque ellos no la tuvieron con nosotras.

-Era tan fácil decir que tenían otras preferencias -dije yo bajando la cabeza.

-¿Verdad que lo era?, pero nunca lo dijeron, prefirieron vernos la cara de idiotas, para divertirse con lo que sentíamos por ellos.

Julieta volteo la cabeza y pude notar como se limpiaba el rostro, estaba tratando de ocultar que estaba llorando, pero no hice ningún comentario de eso, estaba claro que a pesar de que le dolía hacerle esto al chico que amaba, ahora lo odiaba lo suficiente como para destruirlo por completo.

-Me esforcé en recuperar nuestra relación desde que llegué, yo no merecía esto. Él va a sufrir todo lo que yo sufrí -dijo y se fue de la habitación.

Una semana antes de que fuera la fiesta de Mangel yo traté de buscar a Rubius, nunca pude sentirme segura de destruir a dos personas como si nada, pero no podía encontrarlo, se cambió de departamento sin avisarle a nadie.

Julieta pudo notar que yo no estaba segura con todo el plan y me mintió, me dijo que la fiesta de Mangel era a las ocho de la noche, por si quería pasarme a ver como iban las cosas. Yo no sospeché que ella me había mentido.

Recorrí gran parte de Madrid buscando los edificios donde podía estar Rubius, hasta que di con él.

Ese mismo día era la fiesta de Mangel, pero yo tenía bastante tiempo para llegar con Rubius y parar todo el desastre que se venía, o eso era lo que creía.

Cuando le conté todo él dijo que la fiesta era a las seis, que no teníamos tiempo, salimos lo más rápido que pudimos al bar, pero no fue suficiente, el vídeo ya lo había visto todo el bar, peor aún, el vídeo ya estaba en una televisora, todo el mundo se iba a enterar de lo que paso.

-Solo encontré estas, son una nueva marca, no son muy buenas, pero ya no queda casi nada en la nevera -dice Rubius devolviéndome al presente.

A Horrid Reality (Rubelangel)Where stories live. Discover now