Capítulo 44: Ultima noche en Japón.

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* Narrado desde el punto de vista de Mangel *

Al día siguiente.

-¿A dónde tienes pensado que salgamos hoy, mi amor? -digo terminando de arreglarme.

-Ya te dije que es una sorpresa -contesta Rubius.

Son como las ocho de la noche, en la tarde él me dijo que quería ir a algún lugar por ahí, no me quiso decir exactamente cual pues al parecer es una sorpresa, a pesar de que preferiría quedarme en el hotel y disfrutar con mi chico la ultima noche que tendremos en Japón no me desagrada la idea de salir del hotel, es bueno que mañana salga nuestro vuelo de vuelta a Madrid, pues aún presiento que alguien nos pudo ver ayer, cuando estuvimos en la piscina, no sé si es un delito lo que hicimos, pero no quiero averiguarlo.

-Y ¿voy bien arreglado así? -le pregunto, es por eso que no me gusta que mantenga como sorpresa el lugar al que iremos, nunca sé si voy acuerdo al lugar y tengo que preguntarle, quedando como si fuera una chica.

Rubius, que estaba sacando sus cosas del armario para empacarlas, voltea a verme con una sonrisa divertida.

-Vas preciosa -dice y suelta una pequeña risa.

Yo solo le pongo los ojos en blanco y continuo terminando de empacar, quiero dejar todo listo para el vuelo de mañana, no quiero que se nos haga tarde.

Él deja lo que está haciendo y se acerca a mí para abrazarme por la espalda.

-Vayamos a donde vayamos, tú siempre te ves guapo, mi amor -me dice cerca del oído.

Su comentario me hace sonreír, podrá ser un parguela pero lo amo.

Volteo y le doy un beso fugaz.

-Tú no te quedas atrás -le digo mirándolo por completo, en verdad se ve jodidamente guapo.

-Vamos, es hora de irnos -me dice tomando mi mano.

Yo dejo las cosas como están, mañana terminaremos de acomodar todo, ahora no me importa, solo sigo a mi chico.

Tomo la llave de la habitación y salgo de la habitación de la mano de Rubius. Caminamos al elevador y él escoge el ultimo piso.

-Pensé que saldríamos -le digo sorprendido.

-En el tiempo que llevamos aquí he querido ir a algún bar o discoteca pero investigue y creo que es algo que no se les da muy bien aquí, al menos no cerca del hotel, y como todos estos días nos encargamos solo de... Bueno, tú sabes de que -dice y se sonroja, su gesto me hace sonreír -no nos dimos cuenta de que en el hotel hay un bar y muy guay por cierto.

-¿En el ultimo piso?

-Y con piscina -dice, me mira y sonríe -pero esta vez con personas dentro.

-No creo que eso importe realmente -digo y lo atraigo hacia mí para besarlo.

En ese momento se abre el elevador y llega a una especie de recepción que dirige a un lugar un tanto oscuro. Rubius se separa de mí y sale fuera del elevador.

-Sé que soy irresistible, pero contrólate un poco, mi amor -dice Rubius con divertido.

-Bueno, no seas tan modesto, cariño -digo en tono sarcástico.

-Ven aquí, tonto -dice y jala de mi mano para que le siga dentro del extraño lugar.

A los pocos segundos atravesamos una puerta que lleva a un terraza con la luz muy tenue, una piscina con algunas personas dentro, una barra con una cantidad sorprendente de bebidas, y algunas mesas y sillones por diferentes partes.

-Vamos por algo de tomar -dice Rubius y yo le sigo.

Caminamos a lo largo del lugar tomados de las manos, se siente bien que nadie nos mire extraño.

Llegamos a la barra y no tenemos la mínima idea de que pedir. Observo a lo lejos un menú de las bebidas, me separo de Rubius y voy a por el menú, a pesar de que está en en inglés, hay demasiadas bebidas para escoger y no conozco ninguna.

Regreso a donde está Rubius y observo que está hablando con una chica que al parecer no es de aquí. Llego a donde está él y rodeo su cintura con un brazo. Él se sorprende por mi gesto, voltea a verme y me sonríe.

-Mangel, ella es Paola. Paola, él es Mangel, mi novio -dice Rubius para presentarnos.

-Mucho gusto Mangel -dice la chica en tono amable.

-El gusto es mío -digo tratando de ser también amable.

El celular de Paola al parecer sonó y ella quita la mirada de nosotros para revisarlo.

-¿Te pusiste celoso al verme con una chica? -me dice Rubius al oido.

-Claro que no- le respondo de inmediato.

-Lamento eso, cosas del trabajo, en fin, me parece que ustedes hacen una linda pareja -dice Paola con una sonrisa.

-Gracias, lo intentamos -dice Rubius respondiendo con otra sonrisa mientra dirige su mirada a mí.

-Siempre he pensado que las relaciones homosexuales son más sinceras, demuestran su amor a pesar de todos los prejuicios que hay en el mundo y eso es muy lindo -dice la chica -Y bueno, ¿van a pedir algo?

-No lo sé, justo te decía eso, no tengo la menor idea de que es lo que sirven aquí -dice Rubius.

-Yo fui por un menú con las bebidas que hay, pero de igual manera no sé de que es cada uno -digo.

-Hay una bebida que me encanta, se llama «extreme poat», está hecha con una bebida que se llama poitín, pero rebajada con un licor de sabor, ya que en si el poitín es muy fuerte, yo solo puedo con uno o dos tragos, pero también hay otras bebidas que conozco que no son tan fuertes -dice Paola

-No, ese está bien, no creo que pase nada malo por probarlo -contesta Rubius impidiendo que Paola termine de explicarnos.

A Horrid Reality (Rubelangel)Where stories live. Discover now