Capítulo 2: "Un bello ángel"

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El joven de cabello alborotado miraba entristecido el cielo cubierto de estrellas, cuando algo en el suelo empezó a moverse produciendo un sonido que hizo que el atractivo joven girare en dirección del ruido.

¿Qué es eso?, dijo el atractivo muchacho acercándose hacia el lugar donde había un montón de cartones uno sobre otro y que se movían llamando la atención del joven.

¿Cómo pueden dejar tanto desperdicio aquí?, esto atrae a los animales callejeros y a los roedores, pero por el tamaño, lo que hay aquí debe ser algún perrito abandonado pensó Gokú con tristeza sacando los cartones uno a uno, cuando estaba por sacar el más grande que cubría por completo a la bella jovencita encontró resistencia para hacerlo.

Lo que está aquí, no puede ser un perro, pensó Gokú jalando con todas sus fuerzas el último cartón rompiéndolo en el proceso, ya que la pelinegra no dejaba que lo retirase.

¿Quién eres tú?, ¿Qué haces niña fuera de tu casa?, dijo Gokú preocupado mirando cada facción del rostro de la bella jovencita que había quedado embelesada viendo al atractivo muchacho.

¿Qué tienes no puedes hablar?, dijo Gokú colocando sus manos en los hombros de la pelinegra.

¡Por favor¡ no me lleve con la policía, no me lleve, yo no quiero volver con esa mujer, decía la bella pelinegra sollozando.

Niña estás temblando, si seguimos acá no solo te resfriaras hasta una neumonía puede darte, dijo Gokú colocando su mano en su frente para palpar si tenía fiebre.

No, yo estaré bien, solo no me denuncie ¡por favor¡ decía la pelinegra sonrojándose ante el contacto de la mano del joven en su frente.

Gokú se saco la casaca que llevaba puesta y se la coloco a la pelinegra, luego le dijo: No entiendo bien que te ha pasado, pero lo único que sé es que no podemos seguir aquí, dijo el joven al sentir las gotas de lluvia caer sobre sus hombros.

Váyase, no se preocupe por mí, dijo Milk agachando al mirada.

No pienso dejar a un bello ángel solo y en desgracia yo no soy así, ven acompáñame a mi auto mientras me explicas mejor que te ha pasado, dijo Gokú regalándole una cálida sonrisa a la bella pelinegra que le transmitía no solo tranquilidad sino también confianza.

¿A su auto?, dijo Milk con temor.

Si a mi auto, no tengas miedo, yo no soy malo, si quieres te doy las llaves del auto, para que tengas más confianza, dijo Gokú sonriendo dulcemente al ver la inocencia de la bella pelinegra.

Las gotas de lluvia se incrementaron, entonces Milk miro al joven de cabello alborotado y le dijo: está bien.

Ven conmigo, dijo Gokú bajando las escaleras seguido de la bella jovencita pelinegra hasta su auto.

Ambos llegaron hasta el auto, el joven de cabello alborotado abrió las puertas para que ambos subieran, luego le dio la llave del auto a la pelinegra, le sonrió y le dijo: ¿Te escapaste de casa?, ¿acaso saliste mal en la escuela?.

Yo no asisto a la escuela, la señora que me recogió cuando murieron mis padres me hacia trabajar en un bar, por eso escape, no soportaba el olor nauseabundo de ese lugar y que ella me quiera vender al mejor postor, dijo la pelinegra sollozando, ante la mirada de tristeza de Gokú.

¿Cuántos años tienes?, dijo Gokú limpiándole con sus manos las lagrimas del rostro de la bella pelinegra.

17, dijo la pelinegra.

¿Cómo te llamas?, dijo Gokú mirándola con ternura al saber que él no era el único infeliz esa noche.

Milk, Milk Ox, dijo la pelinegra.

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