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Capítulo 25: Luquitas

-¡No debiste haberle dicho! -exclamó Regina.

-¡Ya sé! ¡Ahora no me habla! -me quejé.

-¡Claro que no lo hace! ¡Yo tampoco lo haría!

-¡Chelsey! -exclamó Regina de vuelta.

-Déjala, es cierto. Soy una basura. Tengo que recompensárselo, ya lo sé, pero ¿cómo?

-Tengo helado en el congelador -dijo Regina.

-¡Helado! ¡Eso es! ¡Eres una genia, gracias!

Corrí hacia su heladera tras darle a ambas chicas un beso en el cachete y salí del ph de Regina. Entré al ascensor y apreté le botón de planta baja.

-¡Vamos! -apuré a la máquina.

Claramente, no fue más rápido luego de que yo le hablara, pero me importaba muy poco.

Corrí hasta el edificio de los chicos una vez que el ascensor llegó a destino y tomé otro ascensor para ir a otro destino. Este, sin embargo, fue muy rápido y yo necesitaba tiempo para pensar en qué decir.

Toqué el timbre del cuarto de los chicos y espié a ver de qué era el helado. Era mitad rosa y mitad marrón, colores que podían significar muchos sabores.

-¿Adelaida? -preguntó Simón, al abrirme la puerta.

-Si, ¿puedo pasar?

Se hizo a un lado y le enseñé el helado.

-Aww, ¡gracias! Para que sepas, Lucas ya me había comprado dos kilos, pero un poco más no viene mal.

Me abrazó y me dio un enorme beso en la frente.

-Hablando de él... ¿Sabes dónde está?

-Todavía no volvió de clases, puedes esperarlo aquí dentro, si quieres.

-Por supuesto -reí y me senté con él a ver la tele.

Sacó una cuchara de no-sé-dónde y compartimos el helado que había traído. Al final, era chocolate amargo y frutilla a la crema. Riquísimo, debo admitir.

La puerta pronto se abrió y Lucas entró de la mano de una chica. Traté de hacer que el detalle de que no venía sólo no me afectara.

Ignorándome, pasó a su cuarto con ella y cerró la puerta tras de sí.

Miré a Simón que me miraba con cara de confusión.

-No tengo idea de qué decirte, así que no me mires.

Suspiré, tomando una enorme cucharada de helado y terminándomela de a poco, para luego levantarme y tocar la puerta del cuarto de Lucas. Al instante me arrepentí y simplemente la abrí.

Estaban los dos sentados sobre la cama, charlando.

-Lucas... ¿podemos hablar?

-Estoy con... -empezó pero interrumpí.

-Chica, te doy cien dólares ahora mismo si me dejas hablar con Lucas a solas.

Internado Grimore (Adelaida D'Angeles 1) -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora