18

41 6 0
                                    

Capítulo 18: Cuñada

El sábado llegó rápido y pronto estábamos los cuatro, Drake, Britannia, Lucas y yo, yendo hacia mi casa. Mi chofer nos había pasado a buscar y, para aprovechar el día, habíamos salido bastante temprano. A las nueve, para ser exactos.

-No puedo creer que esté despierta un sábado a ésta hora -gruñó Bri.

-Si te tranquilizas te compro una torta -dije, harta.

-¿Una cheesecake con frutos rojos? -Asentí puesto que me daba igual. -Trato.

Reí, marcando a mi pastelería favorita. Pedí la torta y luego llamé a mamá para avisar, por si llegaba antes que nosotros.

El viaje fue tranquilo, más que nada porque dormí todo el tiempo. La cosa fue así, Drake estaba apoyado contra la ventana, mi cabeza estaba en las piernas de Drake (no malinterpreten) y Britannia tenía la cara sobre mis piernas. Lucas dormía plácidamente adelante.

-Arriba, señorita, ya llegamos -dijo el chofer.

Asentí, abriendo los ojos y observando mi casa. Luego, me acordé de mis visitas, pero no las encontré en el auto. Los hermanos me estaban esperando fuera solos puesto que Drake había sacado sus llaves y se había adentrado en mi casa.

-¿Bri, te molesta ir con Drake? Quiero hablar con tu hermano un segundo.

-Bueno -respondió, con cara de pocos amigos, caminando hacia la puerta que convenientemente estaba abierta.

-¿Qué sucede? -preguntó.

-Nada malo, sólo quería avisarte que mis papás en serio creen que eres mi novio, al igual que Drake, así que que actues como tal. Es decir, no coquetees con otras chicas.

-¡Yo no hago eso! -se quejó.

-Claro que lo haces, ¿crees que no te veo? Pero no te culpo, tu no querías esto. Es más, puedes terminarlo en cuanto quieras, ¿lo sabes, no? Creo que se nos fue un poco de las ramas, ya que conocerás a mis padres, pero bueno. Sólo quería hacértelo saber.

Sin esperar respuesta, lo tomé de la mano y caminé hacia la puerta de casa, tirando de él. No había rastro de mi familia ni de mis amigos, y puesto que mi casa era enorme, no me los pondría a buscar.

-¿Quieres ir a cabalgar? ¡Me lo debes!

Rió porque todavía me acordaba de eso y fuimos en bici a los establos.

Preparé a Lindsey, mi yegua, y él preparó a Paul, el caballo especial para invitados.

Montamos y, si bien Lucas no era tan bueno, luego de media hora ya se acostumbró a mi ritmo. Cabalgamos por un par de horas, hasta que Drake me llamó diciendo que era hora de almorzar.

Volvimos caminando, en parte para estirar un poco las piernas y en parte porque estaba nerviosa. Y Lucas también lo estaba.

-No sé por qué me preocupo tanto si en realidad no somos nada pero...

-¡Me pasa igual! -exclamé, interrumpiéndolo. -Es que es algo tan... ¡íntimo! Tan... ¡privado! Tan... ¡serio! -traté de buscar la palabra que describiera mis sentimientos, pero no había una. Era como una mezcla de las palabras que ya dije y trillones más... Muchas cosas pasaban por mi cabeza en ese momento.

-Hola, buen día, dejamos dos bicicletas en los establos, ¿podrían traerlas? No es urgente, cuando puedan.

-Buen día, en seguida lo haremos, señorita, no se preocupe -respondió uno de los jardineros.

Sonreí y, tras agradecerles, fuimos hacia la hermosa mesa en el patio, donde mi familia y la de Drake estaba sentada.

-¡Adelaida! ¡Hace mucho que no te veo, querida, que preciosa que estás! -dijo la mamá de Drake.

Internado Grimore (Adelaida D'Angeles 1) -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora