Internado Grimore (Adelaida D'Angeles 1) -Editando-

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Capítulo 11: De vestidos largos y trajes

Tocaron el timbre y dejé el pote de helado en la mesa frente al sofá para ir a abrir. Mi primo y Molly habían comprado un kilo pero no habían comido ni la mitad, seguramente porque estaban más ocupados haciendo más cosas que comer helado. De todas formas, era de mi gusto favorito y estaba riquísimo.

Abrí y, al ver a Bri, me giré dejándole la puerta abierta y volví al sillón. Ella sabe entrar y cerrar sin que yo le diga nada.

-¿Qué haces? -preguntó, confundida.

-Como helado mientras veo E!, ¿te unes?

Media hora más tarde, entre risas y comentarios nos habíamos bajado ya la mitad del helado, o un poco más.

-Bueno, bueno, me toca -dijo. -¿Qué le dijo un pato a otro pato?

La pensé un par de segundos, pero negué con la cabeza.

-¿Qué?

-¡Estamos em-patados!

Reímos a carcajadas y parecíamos más alcoholizadas que ayer pero es que ¡los chistes que contábamos eran geniales!

Me agarré mi panza, que me dolía de tanto reírme.

-¡Muy bueno! -exclamé, sin dejar de reír.

Tocaron el timbre ¡de vuelta! y le hice señas a mi amiga para que se parara a abrir.

Rodó los ojos y obedeció.

-¿Lucas? -dijo mi amiga al tiempo que él decía:

-¿Hermanita?

-¿Qué haces aquí? -preguntó, abrazándolo.

-Pues venía a pasarle los apuntes de sus clases a Adelaida. Un chico de su clase se las copió y me pidió que si se lo entregaba.

Bri lo dejó pasar como si fuera su penthouse y no el mío.

-Estábamos comiendo helado y contando chistes, te puedes unir si quieres.

Lucas cerró la puerta y asintió ante las palabras de su hermana, sentándose a mi lado y robando la cucharita que YO estaba usando.

Lo miré molesta mientras la llenaba de su baba. Es decir, no me molesta compartir cuchara, ¡pero me los quito de la mano, como si fueran suyos! ¡Mi cuchara y mi helado!

-¡Te lo vas a acabar! -agarré de sus manos los objetos que tomó y los acerqué a mi pecho, mientras llevaba una cuchara cargada de helado a mi boca.

El chico suspiró y dijo:

-Está bien, una cucharada cada uno.

Lo miré aún resentida mientras agarraba la cuchara y comía su bocado. Luego, me la pasó.

-¿Vemos una peli? -preguntó.

Asentí y giré hacia Bri, sólo que no la encontré.

-¿Britannia? -llamé.

La rubia salió del baño medio rara y, tras saludar con la mano y decir la excusa más falsa que existe "tengo que estudiar, nos vemos" se largó de mi penthouse.