Internado Grimore (Adelaida D'Angeles 1) -Editando-

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Capítulo 22: Sólo blanco

-¡Ade, hace mucho no te veo! -exclamó Molly, abrazándome.

-¿Compraste Nutella? -preguntó Maxon.

-Y ochocientas cosas más -bufó Lucas. -¿Saben lo que fue cargar esas mil bolsas y a parte esperar en el medio del camino unos veinte minutos para que termine de hablar con Simón?

La pareja de novios rió.

-¿Simón es el chiquito guapo con el que te hablas últimamente? -preguntó Molly.

"Chiquito", le llevaba un año.

-Si -respondió Max por mi.

-Me lo crucé varias veces, pinta re buena onda. Ojalá duren -besó mi mejilla al igual que Maxon y de la mano subieron al cuarto de él, robándome un kilo de Nutella antes.

Miré incómoda a Lucas, sin saber bien qué decir. O sea, habíamos terminado todo y estaba empezando algo, no sé qué, pero algo, con Simón.

-Yo... No es que no me caigas bien o algo así, ni que me dé cosa hablarte... o mirarte... Es que... No sé, ya seguí adelante... Lo nuestro no era real, sino un favor que me hacías y me...

No me dejó seguir hablando porque su boca se unió con la mía en un hambriento beso. Al principio iba a alejarlo, pero algo me lo impidió, una parte dentro de mí me impulsó a rodearle el cuello para que no se aleje y seguirle el beso. Me acostó en el sillón y se puso sobre mi, sin dejar caer su peso. La necesidad que nuestros labios y lenguas reflejaban era infinita. Nunca me habían besado con tremenda pasión. Luego de un tiempo, claro, nos tuvimos que separar.

-¿Por qué hiciste eso? -pregunté.

-Para demostrarte lo real que fue y es lo nuestro.

-Lucas, yo... Necesito un tiempo, ¿si? No es justo lo que me haces -me quejé.

Nos volvimos a sentar en el sillón.

-¿Que no es justo? ¿Y si lo es que me ignores de repente y verte besándote con mi compañero de habitación en una escena bastante comprometedora?

Bajé la cabeza porque no tenía cómo responderle o justificarle ese beso.

-Bri me dijo que mañana van a una fiesta en lo de Drake.

-Si pero es...

-Formal, ya sé. -Interrumpió. -¿Quieres ir conmigo?

-Vos no estás invitado -reí. -A parte, llegas tarde, ya tengo cita.

-¿Ah, si? ¿Y quién es? -preguntó, acercándose.

-Simón -respondí.

Su cara cambió y se alejó ligeramente. Quería decir algo para que no se alejara, pero no se me ocurría qué.

-Últimamente andas mucho con él -dijo.

No respondí. Es decir, ¿qué podría decir que no arruinara más la situación? Exacto, nada.

-Ade, mírame -pidió.

Levanté la vista levemente, y miré su pelo. Hoy estaba bastante arremolinado, o capas yo fui la culpable de desacomodarlo.

-A los ojos, nena.

Miré toda su cara cayendo, a lo último, en sus ojos. Éstos reflejaban preocupación y algo más que no supe descifrar.

-¿Te gusta? -preguntó.

-¿Eh?

Mis respuestas siempre son las mejores, ya sé.