Capítulo 6

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— ¿Desnudo? — preguntó Justin con el corazón cerca de explotar.

— Sí, ¿qué pasa, hay algún problema? — contestó Diego retándolo. Se había convertido en un monstruo.

— Es que nadie me había dicho que...

— Pues te hubieses leído el cronograma.

— No domino mucho esto, no garantizo buenos resultados.

— Qué extraño, tengo entendido que el desnudo se te da muy fácil.

Aquellas palabras causaron cuchicheos entre los modelos que estaban allí y una parálisis en el cuerpo de Justin. No podía creer que Diego haya dicho eso.

— No te permito que...

— ¿No me permites qué? Mira, si no eres lo suficientemente profesional para hacer este trabajo pues te retiras, estás haciéndome perder tiempo y con él, mucho dinero, esta campaña saldrá esta misma tarde y será publicada en todas partes.

— ¿Que no soy profesional? Ya verás — Justin estaba tan molesto que se sentía motivado.

— Esto es una publicidad para una empresa de perfumes donde me piden que sea lo más sensual posible. Para empezar necesito entre ustedes a cuatro voluntarios, dos hombres y dos mujeres.

Justin fue el primero en dirigirse al frente de la cámara. Le siguieron Jean, Angelique y Ariadne, otros modelos que tenían mucha más experiencia que Justin por obvias razones.

Diego les indicó donde debían pararse, mientras sus asistentes acomodaban unas luces y él mientras hacía varias tomas de prueba, con diferentes diafragmas y aperturas, admiraba disimuladamente a Justin.

Al principio Justin actuó con mucha timidez, pero por el segundo rollo ya se notaba que estaba un poco más cómodo.

Cuando Diego terminó el segundo
rollo, les avisó que los iba a revelar, para ver qué tal estaba saliendo la
cosa, y después empezar en serio.

Luego de unos 20 minutos, Diego volvió diciendo que todo estaba perfecto y que ya podían comenzar.

Los modelos comenzaron a desnudarse y Justin se les quedaba viendo embobado.

— Vamos a hacer lo que vinimos a hacer — pensó.

Tenía unas ganas inmensas de salir corriendo pero prefería enfrentar ese momento y no quedar como un cobarde.

Justin se bajó el bóxer y quedó en pelotas. Así que, como mejor pudo, comenzó a hacer su trabajo. Como pudo porque entre la tremenda erección y el corazón que corría a mil, la verdad es que estaba fuera
de sí.

— Muy bien, Angelique, colócate al lado de Ariadne y Justin, colócate al lado de Jean. Comiencen a manosearse.

La situación era tan insoportable como placentera. Jean era un moreno de ojos verdes y musculoso al cual Justin manoseaba sin ningún temor.

Angelique y Ariadne lo hacían igual, se manoseaban los senos, pero fueron más allá, rozaban sus labios sin llegar al beso, una situación tan erótica que tentó a Justin a hacer lo mismo con Jean.

— Listo muchachos, creo que con esto tenemos suficiente, buen trabajo — dijo Diego mientras escondía su erección.

Diego se quedó hasta tarde en el estudio, revisando detalladamente las fotografías que posteriormente envió a la agencia publicitaria de la marca de perfumes.

Dispuesto a irse a su casa, Diego salió de su oficina y mayor sería su sorpresa al encontrar sentado en el pasillo a Justin notando rápidamente que el rubio había estado llorando.

— ¿Que te pasó? — preguntó Diego un poco preocupado.

— Nada... — le contestó Justin con lágrimas todavía en sus ojos.

— Si es por como te traté hoy, te ofrezco una disculpa, no debí ofenderte así, a veces se me va la mano tratando de incentivar a mis modelos, además, lo que me contaste me incomodó bastante, tú eres nuevo y...

— No es por eso, de verdad —interrumpió Justin.

— A ver, vamos a mi oficina para que me cuentes — dijo Diego levantando a Justin por el brazo.

Los dos entraron a la oficina y Justin le contó a Diego, parte por parte, la pelea que había tenido con su padre.

— De verdad lo lamento, ahora me siento culpable, si no te hubiese convencido de trabajar conmigo nada de esto estaría pasando, qué te parece si te mudas a mi apartamento, para compensarte. No es gran cosa pero el sofá cama es muy cómodo — propuso Diego.

— ¿Bromeas? Tu casa es genial, muchas gracias — dijo Justin sorprendido. — Y tranquilo, tú no tienes la culpa de nada, esa relación estaba rota desde mucho antes — agregó.

Justin se instaló en el apartamento de Diego, no sin antes buscar sus cosas en su casa.

Pattie lloraba destrozada, Justin quería a su madre y le dolía verla así, pero no podía quedarse y vivir como si nada hubiera pasado.

— Te quiero, cuídate, prometo hablarte cuando las cosas estén bien — susurró y salió de la casa sin ni siquiera ver en donde estaba su padre.

El sofá cama donde Justin dormiría estaba ubicado en la sala, pero Diego se lo llevó a un pequeño cuarto donde tenía su escritorio, convirtiéndolo en una especie de mini habitación de huéspedes, no tenía el lujo al que Justin estaba acostumbrado pero para la situación en la que se encontraba era más que suficiente.

Justin tuvo tanta tensión acumulada desde la noche anterior entre el beso de Diego, la pelea con su padre y su erótica primera sesión de fotos que se había olvidado por completo de Maluma, por lo que al llegar a su nuevo cuarto lo primero que hizo fue encerrarse y conectarse al videochat con ganas de darse un momento de placer con su chico, el colombiano le atendió inmediatamente.

— Hola amor, tengo ganas de... — decía Justin mientras acariciaba su paquete.

— De mentirme otra vez, supongo — terminó Maluma.

Aquello fue un balde de agua fría para Justin.

— De qué hablas, ¿cómo es eso de que te mentí? — Justin no entendía nada.

— Perfecto, me crees imbécil, Justin Drew Bieber.

Aquello era muy serio, Maluma nunca había llamado a Justin por su nombre completo.

— Sigo sin entender... — Justin pasó de estar caliente a estar preocupado en cuestión de segundos.

— Te hablo de esto, maldita sea — dijo Maluma mientras enviaba a Justin una imagen de la campaña que hace unas horas había protagonizado.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora