Capítulo 35

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Justin reaccionó alejándose del acantilado y se acercó a su madre, quien seguía allí, con lágrimas al caer.

Lo miró y lo abrazó fuertemente. Justin correspondió el abrazo y ocultó su rostro en el cuello de su madre. Aquella imagen, que no era típica de todos los días, desgarraba a su madre.

En realidad Justin no quería saltar, aunque estuvo a punto de hacerlo.

El rubio se apartó por un momento para borrar las lágrimas que caían del rostro de su madre. Pattie le sonrió, mirándole a los ojos, dando así la confianza de que todo iba a salir bien.

— Perdóname — susurró el chico cerrando los ojos. Su madre le acarició la mejilla. — Te defraudé.

— Nada tengo que perdonarte amor, pero no vuelvas a pensar algo así — dijo su madre.

Al llegar a casa el celular de Justin sonó.

— Supongo que estarás contento.

— ¿Melissa? — mencionó el rubio asombrado.

— Por fin conseguiste hundirme, el príncipe dejó a la princesa para irse con el plebeyo.

— Melissa, aunque no me creas, siento mucho lo que estás pasando.

— Ah, es que lo sientes... Ahora me dirás que no tienes la culpa de que Maluma me haya dejado, que no tienes la culpa de que casi pierdo a mi hijo o que yo esté sola. PUES ENTÉRATE MOSQUITA MUERTA, ES POR TU CULPA. TE ODIO.

— Melissa estás mal... Basta ya.

— Esto no se va a quedar así. Aún no he lanzado la última carta — amenazó la pelirroja.

Habían pasado varios días. Maluma se plantó en las afueras de la casa de Justin esperando que saliera para seguirlo a todos lados. Intentaba disculparse con él por todos los medios, no dejaba de intentarlo, día tras día, pero Justin lo ignoraba siempre.

— Lo siento mucho Justin, todo este tiempo me puse del lado de Melissa, intentando entenderla, defendiéndola a capa y espada, pero ha llegado demasiado lejos. Tratando de destruirnos acabó con ella misma. Te alejé de mi lado porque quería tener una vida completa, como siento que la vas a tener tú cuando te vayas a Nueva York. Hoy sé que ha sido un error... ¿podrás perdonarme?

Justin no dijo nada, solo le arrojó a la cara un sobre que tenía en el bolsillo de su chaqueta y desapareció de su vista.

Maluma abrió el sobre para apreciar, lo que era sin ninguna duda, una invitación a su boda con Melissa fechada para el fin de semana.

Maluma arrugó la tarjeta y la tiró al suelo. Seguidamente se dirigió a la mansión Wilson.

— ¿Por qué mandaste a hacer las invitaciones? — retó Maluma.  — ¿Tú crees que después de todo lo que me has hecho todavía me quiero casar contigo?

— Pensé que lo pensarías mejor, que se te iba a pasar la rabia e ibas a recapacitar — explicaba Melissa.

— ¿Y qué te hizo pensar eso después de haber hecho todas las estupideces que hiciste?

— Yo solo quería recuperar tu amor.

— Pues ya no te esfuerces, ahora tendrás que avisarle a todos que esa boda ni siquiera existió.

— ¿Te has puesto en pensar en todo lo que van a decir? — preguntó la pelirroja.

— NO ME IMPORTA LO QUE DIGAN — estalló Maluma. — No va a haber boda — repitió.

— Yo creo que sí debería importarte, a mí no me conviene que se sepa que tú eres gay, porque entonces todos sabrían  que yo mentí y ustedes volverían a estar juntos de inmediato, pero si la prensa se entera, ni siquiera serías tú, sino tu novio, quien se vería implicado en un escándalo.

— ¿Por qué haces esto?, ¿tú crees que todo te va a salir bien?

— ¿Cuánto quieres apostar que sí? Solo imagínate, un modelo de la PRESTIGIOSA marca Calvin Klein es el causante de que Melissa Wilson sea madre soltera... Si eso se llega a saber sería desastroso para él, una lástima viendo el talento que tiene.

— Eres una degenerada.

— Sí — admitió Melissa suavemente. — Y te tengo en mis manos, porque supongo que ya no quieres que la boda se cancele, ¿no es cierto?

— Me da igual Melissa, le contaré todo a la prensa.

— Si la prensa se entera de todo, Justin se vería envuelto en un escándalo... Y no creo que le vayas a arruinar la prometedora carrera al amor tu vida... Por más que sea, tú lo quieres, ¿no?

Melissa se estaba jugando su última carta, llenar de dudas a Maluma para alejarlo de Justin.

El día antes de la boda, Maluma estaba echado en su cama pensando tantas cosas.

¿Y si Melissa tenía razón?

¿Y si por culpa suya Justin perdía esa gran oportunidad?

Por tonto que pareciera, Maluma ya le había hecho demasiado daño a Justin como para hacerle más. Además su rubio no quería saber nada de él, quizás lo mejor era dejarlo ir.

Soltó un suspiro, se colocó boca abajo y enterró su nariz en ese colchón buscando el delicioso aroma de su rubio.

El bar era el mejor lugar para pasar las penas y aunque era su día libre, justo allí estaba Maluma ahora, apoyado en el borde de la barra con un vaso en la mano y su cabeza dando vueltas.

Se había dado cuenta de muchas cosas, cosas que por su estúpida ceguera no había visto hasta entonces.

— Eres una desgraciada Melissa, una basura — susurraba. — Cómo pudiste hacerme esto, cómo pudiste jugar con la ilusión que yo tenía. Tú sabías lo importante que era para mí ser padre. Cómo pudiste pisotear ese sentimiento, claro... — suspiró. — Ahora lo entiendo todo, ese era tu plan, que el bobo con el cual pasaste una noche loca se casara contigo, mentirle diciendo que el bebé que viene en camino era suyo cuando no era así solo para crear un escándalo y vender la exclusiva, ni siquiera te importó aprovecharte de que casi pierdes al bebé, porque necesitabas una excusa para mantenerme a tu lado... pero lo peor de todo, lo que más me duele, es cómo te traté a ti... Jus.

— Cantinero, un whisky, por favor... — pidió una voz conocida a su lado.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora