Capítulo 21

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"Es todo un orgullo para nosotros anunciar que sus fotografías han sido aprobadas. En Calvin Klein, Inc. Estamos felices de brindar esta oportunidad inédita a nuevos modelos, una manera atractiva e innovadora de hacer partícipes de nuestra historia a nuevos talentos"

El rubio vio con asombro desde su celular ese correo que era una respuesta a unas fotos de él, aproximadamente unas cuatro en varias posiciones, que alguien había enviado a esa marca junto a unos datos suyos como sus medidas de altura, peso, pecho, caderas, talla de ropa, de zapatos, color de cabello y de ojos.

Justin giró su cabeza como la niña de El exorcista para mirar a Diego.

— ¿Qué pasa? — preguntó Diego extrañado.

— Cómo se te ocurre mandar fotos mías a Calvin Klein sin decirme.

— ¿Cómo? No tengo ni idea de qué hablas.

— Entonces qué es esto, mira.

— A ver — dijo Diego tomando su celular. — De vez en cuando, la marca Calvin Klein hace una una especie de concurso para encontrar nuevos modelos. Los interesados envían sus fotos y presentan sus datos. Si te aprueban, como es tu caso, debes reunirte con un agente de Calvin Klein aquí en la ciudad.

— ¿Y luego? — indagaba el rubio.

— Si todo sale bien en esa reunión con el agente y tienes la suerte de conseguir que te contraten, debes estar preparado para mudarte a la ciudad donde ellos te envíen, puede ser cualquier sede de Calvin Klein en el mundo y permanecerás allí por lo menos un año, siempre y cuando no haya renovación de contrato, en caso de haberlo, puede ser más tiempo.

— ¿Y por qué sale el nombre de tu agencia?

— Si te representa una agencia  aumentan tus posibilidades de ser seleccionado, pero te juro que yo no envié estas fotos, antes de haber hecho algo así te habría consultado.

El fotógrafo sabía demasiada información sobre el tema, pero Diego tenía razón, él no haría algo así sin comentárselo a Justin primero.

— Te creo — asintió el rubio.

— Gracias... Ah, casi lo olvido, lo mejor de todo es la paga. Si todo sale bien, puedes ganar hasta 250,000 dólares mensuales, pero el dinero no se compara a la experiencia que obtendrás en tu carrera si aceptas.

Maluma llegó al departamento de su abuela, ella se había ido al Bingo, se desvistió y caminó hacia el baño. El agua tibia lo ayudaba a relajarse, o por lo menos esa era la idea al principio, porque luego de acostarse en su gran bañera, comenzó a recordar las suaves manos de Justin mientras Maluma enjabonaba sus pectorales y abdominales.

Imaginarse que ambos estaban desnudos y Justin se encontraba sobre él besando delicadamente su cuello mientras acariciaba su marcado cuerpo en la bañera era demasiado excitante.

Las ondas de agua se movían como olas creadas por el desplazamiento de Justin que Maluma sentía contra su cuerpo, haciéndole mecer al ritmo de los movimientos del rubio.

Lentamente las manos del canadiense comenzaron a bajar por su abdomen a la vez que devoraba sus carnosos labios mordiéndolos y jalándolos.

Cuando Justin llegó al miembro de Maluma lentamente envolvió la base de su pene en la palma de su mano, jalándolo suavemente, para luego comenzar un movimiento frenético.

— Ah... — jadeó Maluma, echando la cabeza hacia atrás, el orgasmo era inevitable.

DIN DON

— Maldita sea — gruñó Maluma.

¿Quién demonios interrumpía su fantasía erótica con Justin?

Salió de la bañera con una gran erección que trataba de ser ocultada al envolver su cadera con una toalla.

Gimió al sentir cómo la suave tela de la toalla rozaba contra la punta sensible de su miembro.

Escupiendo cualquier cantidad de groserías se dirigió a abrir la puerta.

Soltó un suspiro rabioso antes de abrir, sin saber con quien se iba encontrar...

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora