Maluma arrinconó el cuerpo de Justin contra la puerta, como en su primera vez, sentía que dominaba su cuerpo.
Sus besos bajaban por el cuello del rubio quien aprovechó el momento para meter de una vez las manos dentro de su camisa.
La erección de Justin estaba a punto de estallar, pero a Maluma parecía no importarle, estaba torturándolo, quería volverlo loco y lo estaba logrando.
Sus labios volvieron a encontrarse con los de su amante, su lengua acarició cada parte de su boca y una de sus manos atrapó su miembro por encima de la tela del pantalón; Justin echó su cabeza hacia atrás soltando un suspiro.
— Maluma, qué haces, allá afuera están todos — susurró el rubio con los ojos entrecerrados.
— ¿Qué pasa, amor? — preguntó Maluma apretando de nuevo el miembro de Justin y estremeciéndole.
Bieber no pudo más y haló el rostro del rapado para besar sus labios salvajemente.
La erección de Maluma era hermosa, enorme, Justin no podía esperar a tenerla dentro de su boca, así que le quitó el pantalón al colombiano; dejando en libertad su enorme miembro, tomó la punta y la acarició con su lengua, Maluma gimió, Justin sonrió.
Maluma sonreía, suspiraba y gemía, la lengua de Justin lo estaba haciendo tocar el cielo con los dedos.
— Jus... — gimió Maluma. — Ahora sí tienes razón, se van a dar cuenta de que no estamos y pueden buscarnos, debemos regresar a la fiesta.
— Claro, claro, lo que tú digas — dijo Justin sin importarle.
Mientras sonreía con malicia sin separarse de su amado, se sentó en la orilla de la cama, quedando frente al colombiano y dio un lametón a la punta, luego subió y bajó por todo el miembro de Maluma con su lengua, trató de meterlo todo en su boca, pero era demasiado grande.
Maluma sabía lo que estaba por pasar, lo sentía, iba a correrse dentro de la boca de Justin, saber lo que estaban haciendo mientras había personas afuera, entre los que se encontraba su novia, le excitaba aún más, entonces se corrió.
Justin tragó todo bajo la atenta mirada de Maluma, se acercó a él y lo besó, susurrándole:
— Eres delicioso, te quiero dentro.
Maluma había despertado a una bestia sexual así que devoró sus labios, su pene palpitaba mientras sus manos se deslizaron por el pecho de Justin hasta su entrepierna, acarició su miembro por encima, Justin soltó un gemido que quedó ahogado en un apasionado beso, Maluma se separó de él y le dio un ligero mordisco en el cuello.
— Será mejor que me folles — exigió Justin.
Ambos se metieron en la cama, esa tan especial, incluso sagrada, que siempre fue de ellos, la de la primera vez y la de cada mañana.
Se arrancaron prácticamente la ropa que les quedaba y Maluma se colocó sobre él.
El colombiano lo miró y lentamente fue penetrando a Justin, quería hacerlo de una sola estocada, el canadiense rodeó con sus piernas la cintura de Maluma y movió las caderas porque quería sentir a su ex totalmente dentro de él, quería que lo embistiera con tanta fuerza que por la mañana no pudiera ni siquiera sentarse.
— ¿Recuerdas al fotógrafo que me ofreció su casa en París cuando estaba peleado con mi padre? — preguntó Justin. — Pues resulta que es el primer hombre que me besó cuando éramos niños — reveló el canadiense mientras se acercaba al rapado para besarle en los labios con total calma.
— No, eso no es verdad — dijo incrédulamente Maluma mientras lo penetraba.
— Oh sí, en París fuimos a una disco, bailamos totalmente pegados, me besó, me acarició, me abrazó, me chupó el cuello — mintió con el claro propósito de calentar a Maluma.
— Cállate — ordenó Maluma.
— Luego me llevó a su cama... — continuaba el rubio.
— Que te calles, NO SIGAS HABLANDO — Maluma se estaba descontrolando.
Justin era como su frágil muñeco y pensar que él no había sido el primer hombre en besarlo o que alguien más le puso manos encima lo irritaba bastante.
Una sonrisa amplia se instalaba en Justin mientras lo miraba, observando como el enojo y odio se notaban en la cara de Maluma.
Al principio las estocadas fueron lentas pero profundas, poco a poco y con ayuda de los comentarios de Justin fueron tomando intensidad, los gemidos pasaron a ser mayores, estaban empapados de sudor.
Justin no podía creer que estuviera teniendo sexo con su en su antigua habitación que ahora era de la novia de su ex.
Maluma lo sentía cerca, estar dentro de Justin era la mejor sensación que podía haber, y quería que su anterior jefe lo disfrutara igual que él, tomó el miembro de Justin y comenzó a masturbarlo.
Justin gimió con fuerza, Maluma besó sus labios salvajemente; lo embistió con más fuerza, una, dos, tres, y entonces se corrió dentro de él, a los segundos Justin le siguió pero esta vez sobre su abdomen.
Maluma se dejó caer sobre su amante con la respiración entrecortada, pronto salió del cuerpo del muchacho y se recostó a un lado, mirando el techo de la habitación y disfrutando sentir la adrenalina en su cuerpo comenzar a salir. Se quedaron así unos minutos hasta que sus respiraciones se normalizaron.
Justin giró su rostro con la intensión de mirarlo.
— Aún estoy molesto contigo — insistió Justin.
— Lo sé — reconoció Maluma. — Yo también lo estoy — suspiró. — Lo siento, en verdad lo siento mucho, es lo único que te puedo decir, si te sirve de consuelo...
— Supongo — dijo Justin en tono melancólico.
— No porque esté molesto significa que no te ame — dijo Maluma rodeando la cintura de Justin con sus brazos.
Una sonrisa de medio lado se asomó en los labios del canadiense.
— Lo sé — dijo Justin sintiendo un poco de vergüenza ante la situación tan insólita que estaba ocurriendo.
Maluma lo miró con un rostro suplicante.
— Vamos, tienes que decirlo tú también — pidió.
Justin lo miró firmemente y por fin dejó a un lado su orgullo.
— Está bien... también te amo, idiota.
Una llamada a la puerta y el desesperado movimiento de la manilla interrumpió el hermoso momento.
— Malu, mi vida ¿estás ahí? — preguntó Melissa algo extrañada.
— Mierdaaaa — soltó Maluma. — Eh, eh, sí, mi vida, estoy aquí, disculpa, es que no puedes pasar.
Lo habían pasado tan bien que se olvidaron de la fiesta.
— ¿Qué pasa? — preguntó Melissa.
— Estoy haciendo una cosa y no puedes mirar — explicó Maluma.
— Teniendo sexo con mi ex, por ejemplo. — susurró Justin.
— Uy, aquí huele a regalito — dijo Melissa. — Te espero abajo, cariño.
— Sí, sí, es eso, ahora mismo bajo — dijo Maluma aliviado.
— No seas malo, le hubieses dicho que pasara para que viera su regalo — continuaba burlándose Justin.
— Deja las bromas, casi me da un infarto — pidió Maluma.
— Ahora sabes cómo me sentía cada vez que mi padre tocaba la puerta y tú estabas en la cama conmigo — dijo Justin.
Como pudieron intentaron vestirse, acomodarse, limpiarse el sudor y salir como si nada hubiera pasado, sin que nadie los viera.
El alegre gesto en el rostro de Maluma cambió a uno desilusionado.
— Lo siento — dijo.
— Ya te perdoné...
— Por eso no...
— ¿Por qué si no me has hecho nada más... O sí? — preguntó Justin.
— No, pero te voy a hacer — advirtió Maluma.
Aquellas palabras causaron en Justin una gran angustia.
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El Guardaespaldas II
FanfictionLa historia de Justin Bieber y Maluma continúa... ¿Podrá la distancia más que el amor?