Capítulo 1

5.8K 190 11
                                    

— Me da miedo pestañear, descubrir que en realidad estoy soñando y me encuentro lejos de aquí.

— No, no, no. Nada de eso, no estás soñando, estás acá conmigo y estamos sintiéndonos tanto como nos amamos. 

— Me haces la persona más feliz del mundo; tus besos, tus caricias, eres tan perfecto... Nos entregamos como nunca.

— Porque eres mío, solo mío, y yo soy tuyo... Ahora es cuando estamos más unidos que nunca.

— Te amo.

— Yo más.

— No, yo más.

— Que sí.

— Que no.

En ese momento dos suaves toques a la puerta retumbaron en la casa.

— Hijo, ¿todo bien? — era Jeremy—. No he visto a Maluma.

— Sí papá, a Maluma le di la mañana libre, espero que no haya problema con eso — respondió Justin quien tenía a su lado, abrazado, sudado y desnudo a Maluma entre las sábanas de su cama.

— Está bien hijo, hablamos más tarde.

— Si esto sigue así, tu papá me va a despedir — dijo Maluma.

— Claro que no, tu trabajo es cuidarme ¿cierto?, pues eso es lo que haces todos los días — se burló de Justin.

— De alguna manera es cierto, yo nunca me separaré de ti, lo juro — aseguró Maluma.

Han pasado unos seis meses desde que el heredero multimillonario, Justin, había iniciado una relación con su humilde guardaespaldas, Maluma.

Esta habría sido, sin ninguna duda, la época más feliz de la vida de Justin.

Maluma había sido tan detallista con él, era tan atento, tan apasionado que Justin no podía creer lo que estaba viviendo.

Desgraciadamente, no todo podía ser tan perfecto, esa misma noche durante la cena Justin tendría que enfrentarse a una nueva realidad.

— Justin, me acaba de llamar tu madre desde Francia para decirme que ha llegado a un acuerdo con unos importantes empresarios para  llevar su marca de ropa a París, entonces dile a las sirvientas que vayan empacando tus cosas — indicó su padre.

— ¿Empacar? No entiendo.

— Nos mudamos a París.

— ¿Qué?, ¿otra vez? pero si no tenemos ni un año aquí.

— Lo sé pero esta es una oportunidad importantísima para nosotros, nos va a beneficiar — aseguró Jeremy.

— ¿Por cuánto tiempo estaremos allá? — preguntó Justin un poco angustiado.

— Indefinidamente.

— ¿Pero Maluma, digo, los empleados vienen con nosotros?

— No, vamos a vender la casa y despedir a los empleados.

— ¿QUÉ? ESTO ES INJUSTO, CÓMO PODEMOS QUITARLE EL TRABAJO A LA GENTE HONESTA — Justin explotó.

— Justin, cálmate.

— NO, ESTOY CANSADO DE TENER QUE MUDARNOS A TODOS LADOS SIEMPRE, DE CAMBIAR DE VIDA VARIAS VECES AL AÑO SIN QUE ME LO CONSULTEN. YA YO PUEDO TOMAR MIS PROPIAS DECISIONES Y NO QUIERO MUDARME.

— ERES UN INCONSCIENTE JUSTIN, TODO LO QUE HACEMOS LO HACEMOS POR TU BIEN.

— NO, TODO LO HACEN POR EL MALDITO DINERO.

Justin subió a su habitación y dio un portazo, se lanzó a su cama y abrazó la almohada derramando sus lágrimas en ella.

En ese momento alguien tocó la puerta.

— VETE, NO QUIERO HABLA CONTIGO.

— Shhh, soy yo, abre por favor — era Maluma con voz baja, la única persona que comprendía a Justin, quien le abrió la puerta con timidez.

— ¿Cómo estás? Tu padre acaba de contarme todo, estaba muy molesto.

— No me comprende Malu, yo no puedo más.

— No me parece bien que le hables así a tu padre, él quiere lo mejor para ti.

— No, lo hace por el dinero. Él y mamá son iguales.

— Tampoco me parece que te pelees con él por mi culpa.

— ¿Tú también te vas a poner de su parte?, ¿no sabes lo que esto significa?, nos vamos a separar, ¿o es que no te importa?

— No confundas las cosas, no se trata de ponerse de acuerdo con alguien, se trata del bienestar para ti y tu familia.

— Pero tú hoy mismo me prometiste que nunca nos separaríamos.

— Y no lo haré, tú ve a París con tu padre, y yo me quedo aquí, por mí no te preocupes, yo encontraré cualquier trabajo, no es el fin del mundo, seguiremos en contacto y luego ya veremos. Esto solo pone a prueba nuestro amor, yo no te olvidaré y sé que tú tampoco lo harás.

Aquellas palabras habían calmado un poco a Justin.

Con profundo dolor, Justin lo aceptó y a los días estaba en el aeropuerto apunto de tomar un vuelo con destino a París.

Cuando estaba en la sala de espera escuchó que alguien siseaba, cuando se percató, era Maluma con lentes oscuros entre unas personas. Se acercó a él aprovechando que su padre estaba en un cafetín.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó Justin emocionado.

—  No podía dejarte ir sin despedirme — dijo Maluma.

Maluma se acercó a Justin y le dio el más tierno de los besos, en pleno aeropuerto, donde todo el mundo podía verlos y no les importó.

— Gracias, te amo, te extrañaré.

— Yo más, Jus.

En ese momento llamaron a los pasajeros del vuelo de Justin para que se acercaran a la puerta pues estaban cerca de despegar.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora