Capítulo 18

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Justin inventó dolores de cabeza, malestares o cualquier otra enfermedad, pero no logró convencer a sus padres de no ir a la cena.

Eran casi las ocho de la noche, la camioneta de los Bieber se estacionó frente a la mansión Wilson.

Jeremy y Pattie se bajaron del vehículo, pero Justin se quedó allí.

— ¿Qué pasa hijo? — preguntó Pattie.

— Adelántense ustedes, estoy esperando una llamada muy importante, voy enseguida — mintió.

La pareja Bieber entró a la mansión.

— Roy, lléveme a casa — ordenó al chófer.

— Pero señor...

— Después le inventa cualquier excusa a mi papá, pero yo no puedo entrar ahí.

— ¿Sabe algo señor Bieber? Si algo me han enseñado sus padres en los 20 años que tengo trabajando para ellos es que los problemas no se solucionan escapando de ellos.

Justin quedó asombrado, no entendía por qué Roy le dijo eso.

¿Sabría algo de su relación con Maluma?

No importaba, aquel consejo hizo que entrara en razón.

— Hola, siento el retraso — se excusó Justin.

Tras un par de horas aburridas llenas de charlas sobre negocios entre George y Jeremy, Melissa aprovechaba cada momento para dar esporádicos besos a Maluma frente a Justin y para empeorar todo, Pattie no dejaba de preguntarles cosas sobre su relación y darle algunos consejos maternales a la pelirroja.

— ¿Cómo va la creación nuestro calendario? — preguntó George.

— Estupenda, en unas semanas estará lista. Maluma contrató a un gran equipo — dijo Melissa.

— Solamente con la presencia de un Bieber en el calendario se sabe que será un éxito — halagó su padre.

— Yo siempre he apoyado a Justin en su nueva faceta como modelo — mintió Jeremy.

— La verdad es que Justin es una persona bastante carismática, me cae súper bien, y eso que solo tengo un día conociéndole — comentó la reina de belleza.

— Basta — dijo Justin con sus mejillas enrojecidas.

— Quiero aprovechar este momento de elogios a Justin para pedirle que sea el padrino de nuestra boda — propuso Melissa ante las insólitas miradas de Justin y Maluma.

— Excelente idea hija, ¿qué dices Justin, aceptas o no? — preguntó George.

Justin fue incapaz de pronunciar alguna palabra, estaba totalmente en shock.

— Por supuesto que acepta, Justin estará encantado — reaccionó Jeremy ante la falta de respuesta de su hijo.

— Discúlpenme un segundo — fue lo que pudo decir el modelo ante de levantarse de la mesa.

— Discúlpenlo, Justin ha pasado por muchos cambios últimamente — excusó Jeremy totalmente avergonzado.

— No se preocupe señor Bieber. Yo lo voy a convencer — aseguró la reina de belleza.

Justin salió disparado al jardín, necesitaba tomar aire. Sentía que se asfixiaba. Melissa no tardó en seguirlo.

— Melissa, lo siento, pero no puedo aceptarlo — negó Justin.

— ¿Qué pasa, te puedes revolcar con mi novio pero te da pena ser el padrino de nuestra boda? — preguntó Melissa.

Melissa no era tan ingenua como todos pensaban. Ella definitivamente rompía con el estereotipo de que las reinas de belleza son tontas.

— ¿Cómo lo sab... — trató de preguntar Justin.

— Nunca me subestimes querido, yo no soy tan tonta como muchos piensan — interrumpió la pelirroja. — ¿Qué ha pasado desde que me acosté con Maluma teniendo un mes de noviazgo con el futbolista? He salido en todas las revistas, tengo mi agenda llena de entrevistas, los paparazzis me persiguen a todas partes...

— Lo hiciste por publicidad... — concluyó el rubio.

— Y me funcionó, porque ahora probablemente me van a quitar la corona por tener tres meses de embarazo, más publicidad para mí, me van a llover portadas, contratos, lo voy a disfrutar como nunca.

— Espera un momento, ¿tres meses de embarazo? Entonces el hijo que estás esperando no es de Maluma — dijo Justin.

— ¿Qué estás diciendo? Tres meses, dos meses o un mes de embarazo dan igual, no hay tanta diferencia. Deja de pensar estupideces y acepta tu derrota — dijo Melissa visiblemente nerviosa.

— En tu caso es diferente, no es igual si tienes uno, dos o tres meses de embarazo porque tú estabas saliendo con el futbolista un mes antes de conocer a Maluma y acostarte con él en la playa, de eso solo pasaron dos meses. El bebé es del futbolista, no de Maluma — dedujo exitosamente Justin.

— Pues vamos a ver a quién le va a creer Maluma, si al maricón que por celos sería capaz de inventar cualquier cosa o a la chica que le va a dar un hijo — retó una acorralada Melissa cuando no le quedó otra opción que confesarlo todo. — Maluma está muy emocionado por ser padre, no creo que tú quieras destruirle esa ilusión — agregó.

En medio de la crueldad de Melissa había algo cierto, si Justin le contaba a Maluma la verdad acabaría destrozado y el rubio quedaría como un paranoico entrometido, un riesgo que por un lado no quería correr aunque por el otro sabía perfectamente que ese secreto era la oportunidad que necesitaba para volver con él.

Ambos regresaron a la mesa.

— ¿Entonces Justin, aceptas o no ser el padrino de la boda del año? — insistió George.

— Lo siento, pero no puedo. Es imposible que yo forme parte de esto — contestó el rubio.

— Justin, no sé por qué te lo estás tomando como algo personal — dijo Jeremy.

— Es algo personal cuando quieren que sea el padrino en la boda del hombre al que amo.

El Guardaespaldas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora