Capitulo 4. El Curioso Callejon Diagon

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—¿Qué demonios fue lo de ayer? —me pregunta Tom, con el que iba a comprar mis cosas para la escuela, bueno, habíamos venido toda la familia, por nuestros materiales y decidimos dividirnos, pensé que Rima vendría con nosotros, pero se jalo a Tim y fueron por otras cosas, mientras yo me iba con Tom.

—En verdad no lo sé —le asegure cuando íbamos yendo con Madame Malkin—, tan solo me gano la furia y quería aventarte al agua.

—Oh que linda —dijo Tom fingiendo ternura—, pero a estado genial, ¿desde hace cuando lo puedes hacer?

—No sabía que podía hacer eso —le explique, me mira sorprendido, mientras se ponía las manos sobre la cabeza.

—¿Sabes que pedir no? —pregunta mientras estaba mirando a otros lados.

—Si —respondo sacando la lista, que había querido desaparecer, pero ya no hay vuelta atrás, estaría en Hogwarts, soportando por más tiempo a sus hermanas—, traigo la lista.

—Perfecto, entonces nos vemos en un rato, estare en Articulos de Quidditch, quiero comprarme una escoba —le mire desconcertada, pero este salio corriendo de mi lado.

—Pero Tom, yo... Tom —chille enojada.

Voltee los ojos y me fui a lo que era el emporio de Madam Malkin, entro y habían dos niños en la tienda.

—Otra preciosura —dijo la bruja sonriente y regordeta, vestida de color malva.

—¿Hogwarts, guapo? —dijo, cuando intente hablar a hablar—. Tengo muchos aquí... En realidad, otro muchacho se está probando ahora. Asi que espérenme un momento.

Mire al chico de cabello azabache y de ojos verdes esmeraldas, tenia lentes de círculos bastante rotos y maltratados.

En el fondo de la tienda, un niño de rostro pálido y puntiagudo estaba de pie sobre un escabel, mientras otra bruja le ponía alfileres en la larga túnica negra. Madame Malkin puso al chico de enfrente en un escabel al lado del otro, como a mi, me lo puso de lado del chico, me deslizó por la cabeza una larga túnica y comenzó a marcarle el largo apropiado.

—Hola —dijo el muchacho—. ¿También  van a Hogwarts?

—Sí —respondimos al mismo tiempo.

—Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre ha ido calle arriba para mirar las varitas —dijo el chico. Tenía voz de aburrido y arrastraba las palabras—. Luego voy a arrastrarlos a mirar escobas de carrera. No sé por qué los de primer año no pueden tener una propia. Creo que voy a fastidiar a mi padre hasta que me compre una y la meteré de contrabando de alguna manera.

No pude evitar voltear los ojos, ante tanta pretenciosidad.

—¿Ustedes tienen escoba propia? —continuó el muchacho.

—No, Si—dijimos al mismo tiempo, lo mire un cuanto enojada, porque hablábamos al mismo tiempo, acaso lo hace para fastidiarme o ya hablo con alguien de mis hermanos.

—¿Juegan al menos al quidditch?

—No —dijimos al mismo tiempo.

—¿Puedes de dejar de hablar al mismo tiempo que yo? —le pedí irritada, este me miro a los ojos nerviosos.

—Lo siento, pero no sé cuándo vas a hablar tú —me explicó y sentí un toche en mi cabeza.

—¿Y tu juegas? —me preguntó el chico.

—No, no lo juego.

—Yo sí. Papá dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad es que estoy de acuerdo. ¿Ya sabes en qué casa vas a estar?

Destiny en Hogwarts [La Piedra Filosofal] #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora