Capitulo 11. Un trueque de Vuelo

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Desde la primera vez, que hablaba con los gemelos, a lo largo del fin de semana y la semana, pudimos entablar conversaciones graciosas, conspiraciones y también discusiones con respecto a ese detalle.

El lunes por la mañana, nos llegó una noticia bastante buena y mala a la vez, aunque para mí era mala y mala, no buena y mala, como Ron esperaba que pareciera, odiaba volar, odiaba todo lo referente al quidditch, créanme amargada o rencorosa (bueno lo soy), pero nunca disfrute nada con referente al quidditch, ni las escobas ni pasarme la quaffle, ni nada.

La única mala noticia general era que, aprenderíamos con los Slytherin, la otra mala/buena noticia, seria que tendríamos clases de vuelo.

—Perfecto —dijo en tono sombrío Harry—. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy.

—No sabes aún si vas a hacer un papelón —dije razonablemente—. De todos modos, sé que Draco siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería.

La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con él escapando de helicópteros pilotados por muggles. Pero no era el único, en clases de Historia de la magia, Seamus, Dean, Ron, Harry y yo, nos pusimos al final de la clase para hablar de quidditch (fantástico mi tema favorito). Por la forma de hablar de Seamus Finnigan, parecía que había pasado toda la infancia volando por el campo con su escoba.

—Una vez, yo choque contra un planeador con la vieja escoba de Charlie.

—¿Y tú, Des? ¿Vuelas mucho no? —yo negué, mientras arruinaba el dibujo de Dean, con mis garabatos—. Pero tu papá...

—Mi papá sí, es un maniático del Quidditch, pero sabes no juego quidditch, porque le tengo pánico a las alturas —le aclare con enojo, dejando la pluma de un lado.

—Eso si es deprimente —señaló Ron, podía decir que con lo poco que llevo conociendo a Ron, me doy cuenta que tiene muy poco tacto con lo que decia—, me imagino que seras la desilusión máxima de tu papá, su hija no puede jugar al quidditch con él o enseñarle jugadas. Pobre, yo me sentiría muy mal.

—Pero no soy tu hija —escupo de malhumor, mientras me cruzaba  de brazos y con un poco de fuerza en la mano, empujo la silla de Ron, para caerse, efecto logrado, nos reímos por lo bajo, para no llamar la atención de Binns, mientras Ron se reponía.

Aunque durante la comida, Dean saco a discusión acerca de tubol, tumor... fumol...

—Futbol —me corregía cada vez que lo decía mal. Pero Ron había armado una gran discusión con respecto a ello. Ron no podía ver qué tenía de excitante un juego con una sola pelota, donde nadie podía volar. Y habíamos descubierto, Harry y yo, a Ron tratando de animar un cartel de Dean en que aparecía el equipo de fútbol de West Ham, para hacer que los jugadores se movieran.

Neville no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo permitía. Por un lado pensé que ella había actuado correctamente, dado que Neville se las ingeniaba para tener un número extraordinario de accidentes, incluso con los dos pies en tierra.

Hermione Granger estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo. Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentado. En el desayuno del jueves, aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca, llamado Quidditch a través de los tiempos. Neville estaba pendiente de cada palabra,  desesperado por encontrar algo que lo ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo.

Destiny en Hogwarts [La Piedra Filosofal] #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora