Capitulo 22. Todos cometemos errores

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¿Siempre es así aquí? O así es la ley de la vida, Todo lo que empieza bien termina mal.

Anotación mental, no más escapadas por la noche.

Filch nos llevó al despacho de la profesora McGonagall, en el primer piso, donde nos sentamos a esperar; sin decir una palabra. Hermione temblaba. En verdad no sabia como reaccionar, no era la primera vez que tenía problemas, pero esta vez, mucha gente estaba involucrada, por lo que tenía que pensar en alguna excusa... algo lo cual pudiese salvar un par de traseros. No podía imaginar cómo nos íbamos librar del problema esta vez.

Huir suena bien, pero como burlaría a Filch, si hago magia, me dejara aquí retenida por más tiempo, porque no me he aprendido el hechizo para que olviden.

—Estupido Harry —balbucee golpeándome la frente con la palma de las manos.

—¿Qué? —preguntó este desconcertado.

—¡Qué eres un estúpido! —alce la voz este me miro enojado.

—¿Dices que esto es mi culpa? —pregunta ofendido, yo asentí con los brazos encima de mi pecho.

—Es tu deber estar pendiente de esa tonta capa de invisibilidad —le replico en voz baja, pero todavía molesta. Este me miro ofendido, pero antes de seguir hablar—. ¿Cómo saldremos de esta? Todo lo que hicimos hoy, rompe bastantes reglas, inclusive la capa, ya puedo ver a mis hermanas riendo, cuando lleguen a casa.

Cuando la profesora McGonagall apareció, llevaba a Neville.

—¡Harry! —estalló Neville en cuanto los vio—. Estaba tratando de encontrarte para prevenirte, oí que Malfoy decía que iba a atraparte, dijo que tenías un drag...

Harry negó violentamente con la cabeza, para que Neville no hablara más, pero la profesora McGonagall lo vio. Lo miró como si echara fuego igual que Norberto y se irguió, amenazadora, sobre nosotros cuatro.

—Nunca lo habría creído de ninguno de ustedes. El señor Filch dice que estaban en la torre de Astronomía. Es la una de la mañana. Quiero una explicación.

Ésa fue la primera vez que Hermione no pudo contestar a una pregunta de un profesor. Miraba fijamente sus zapatillas, tan rígida como una estatua.

—Creo que tengo idea de lo que sucedió —dijo la profesora McGonagall—. No hace falta ser un genio para descubrirlo. Te inventaste una historia sobre un dragón para que Draco Malfoy saliera de la cama y se metiera en líos. Te he atrapado. Supongo que te habrá parecido divertido que Longbottom oyera la historia y también la creyera, ¿no?

—No, no, eso no es verdad —Neville parecía asombrado y herido, por lo que decidi subirle un poco el animo. Se lo que le debio haberle costado buscarnos en la oscuridad para prevenirnos.

—Estoy disgustada —dijo la profesora McGonagall—. Cinco alumnos fuera de la cama en una noche. ¡Nunca he oído una cosa así! Tu, Hermione Granger, pensé que tenías más sentido común. Y tú, Harry Potter... Creía que Gryffindor significaba más para ti. Los cuatro sufriréis castigos... Sí, tú también, Longbottom, nada te da derecho a dar vueltas por el colegio durante la noche, en especial en estos días: es muy peligroso y se os descontarán cincuenta puntos de Gryffindor.

—¿Cincuenta? —resopló Harry. Iban a perder el primer puesto, lo que había ganado en el último partido de quidditch.

—Cincuenta puntos cada uno —dijo la profesora McGonagall, resoplando a través de su nariz puntiaguda.

—Profesora... por favor... es su propia casa.

—No me digas lo que puedo o no puedo hacer; Wright. Ahora, vuelvan a la cama, todos. Nunca me he sentido tan avergonzada de alumnos de Gryffindor.

Destiny en Hogwarts [La Piedra Filosofal] #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora