Otro día, otra moneda. Eso era lo que pensaba Lauren cada vez que se despertaba, y esa mañana, no era la excepción. Para su fortuna, el nombre de Lucy no estuvo rondando por su cabeza toda la noche, como solía pasar. Eso debía ser una buena señal, o eso quería creer.Sus padres seguían de viaje fuera del país así que como hija y Vicepresidenta de la empresa de su padre, debía seguirse haciendo cargo de todo unos días más, como ya era costumbre, sin ayuda de su adorada prima. Sin pararse a pensar un minuto más en todas las cosas que la estaban aquejando en ese momento, decidió ponerse en marcha en su hermoso Chevrolet Cruze dorado directo a su empresa.
El edificio que albergaba a Jaufeld C.A. era un moderno edificio ubicado en el corazón de la ciudad de Miami. Tenía revestimientos de cristal en la fachada y unas cuantas paredes de mármol color beige que lo hacían lucir lujoso e imponente, pero a la vez delicado. Prácticamente era una representación arquitectónica de lo que era la familia Jauregui. Lauren amaba ese edificio. Desde que lo vio sintió envidia de que aquella hermosa obra no hubiese salido de su mente, pero sin embargo lo amaba. Caminar por los pasillos de aquél hermoso edificio la hacía sentir como nueva, irremediablemente feliz. Lauren siempre supo que trabajar en lo que amaba nunca se sentiría como un trabajo, así que pasar la mayoría de sus días, e incluso noches, en ese edificio haciendo lo que le gustaba, no se sentía como una obligación. Pobre de Taylor, pensó.
No era un secreto para nadie que a la mayor de los Steinfeld no le pasaba lo mismo que a su prima, a diferencia de ésta, ella no caminaba alegre por los pasillos cuando llegaba, ni saludaba a todo el mundo deseándoles un feliz día. Tampoco se esforzaba por llegar temprano ni irse tarde. Simplemente ella no era tan feliz en ese lugar. ¿Y cómo serlo? No estaba ahí por mérito propio exactamente.
Dos horas más tarde del horario de entrada a la empresa llegó la mayor de los Steinfeld, su asistente Andreina la recibió con su matutino chocolate caliente y sin ningún tipo de recado, ya que las obligaciones de la pelimarrón eran casi nulas. La mayor actividad que había tenido en lo que llevaba de semana había sido ubicar el terreno donde se concretaría la obra del hotel. Y aunque Taylor no fuese demasiado feliz por su trabajo forzado, puso lo mejor de si para conseguir el mejor terreno en Miami, con todas las especificaciones que los empresarios requerían.
Apenas se sentó detrás de su enorme escritorio de caoba negro se quedó mirando el pequeño anillo que ahora decía presente en su mano izquierda, haciéndola recordar lo que hace tan sólo unos días había sucedido.
- FLASHBACK -
Una mañana aburrida como cualquier otra, pensó la mayor de los Steinfeld al entrar a su oficina esa mañana. Como era costumbre su asistente le entregó su chocolate caliente justo antes de que entrara a la ya tan monótona oficina que su padre le hacía ocupar.
Si no hubiese estado tan ocupada revisando su perfil de Facebook en su celular quizás habría notado la presencia de su novio Ethan en su oficina, quien había llegado con una caja de bombones para la chica.
– Hola amor, no sabía que vendrías hoy. – Le sonrió la pelimarrón al alto y robusto chico que tenía en frente.
– Ya ves que si se me dan las sorpresas. – Bromeó Ethan ajustando sus gafas que se le habían bajado al saludar a su novia ya que la diferencia de altura era bastante notable.
Ethan Miles era un chico alto y robusto, que adoraba la comida casi tanto como adoraba a su novia Taylor. Ellos habían sido novios en la escuela, pero luego de graduarse terminaron y Taylor comenzó a salir con un chico llamado Joseph Harris, quien estudiaba Administración y trabajaba como repartidor de pizzas para ayudar a sus padres a pagar sus estudios. Probablemente Joseph era todo lo contrario a Ethan. Luego de unos dos años y medio de relación con Joseph, Taylor decidió terminarle y regresar con Ethan. Todos aún se preguntan el por qué.
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Love Only; Camren.
Fanfiction"Esta no era la típica historia de amor. Era mucho más que eso."