Capitulo 31.

6.6K 370 12
                                    




MIAMI, USA.

DOS MESES DESPUÉS.


CAMILA'S POV.


Día trescientos cuatro sin Lauren.


Recogí la última caja que quedaba en esa oficina que hasta el día de hoy sería mía. No podía creer que ya había pasado tanto tiempo desde que llegué aquí. Ya llevaba más de un año en Jaufeld C.A. y no podía creer que me estaba despidiendo. Aunque por una parte, me sentía aliviada de que así fuera.

Caminé por los pasillos de esa empresa por última vez. Trataba de rememorar cada detalle que podía. Porque una parte de mí no quería olvidar todo lo que viví en este lugar. Bajé en el ascensor hasta el estacionamiento y me dirigí a mi auto. Guardé la caja que me quedaba por buscar en la cajuela y la cerré, paseando mi vista a alrededor viendo todo vacío. Había decidido recoger todas mis cosas un sábado ya que así podría estar más tranquila. Sin tantos ojos viéndome. Me subí a mi auto y lo puse en marcha. Conduje por las calles de Miami admirando su sol, su clima y sus paisajes. Por una extraña razón me sentía liviana. Y una sonrisa se instaló en mis labios como desde hacía algún tiempo no pasaba, mientras que seguía mi camino.

En la radio comenzó a sonar esa pegajosa canción "Outside" de Ellie Goulding y le subí el volumen al tiempo que comenzaba a cantarla en voz alta. Hace mucho tiempo que no cantaba, y este me parecía el mejor momento. ¿Por qué no? Me sentía muy bien ese día.

Mi viaje terminó en el momento en el que paré frente a ese enorme portón al que hacía meses que no miraba. El vigilante me reconoció y me abrió rápidamente con una sonrisa amable. Le sonreí de vuelta mientras entraba y me dirigía a la enorme mansión a la que hace meses me había acostumbrado tanto. Paré frente a la puerta una vez que me había estacionado y comencé a replantearme seriamente el por qué de mi visita. Pero ya no había marcha atrás. Ya no tendría otra oportunidad, así que sin más preámbulo, toqué el timbre y esperé lo que me parecieron horas pero en realidad fueron un par de minutos hasta que la puerta se abrió.

Frente a mí estaba Clara Jauregui viéndome confundida pero al mismo tiempo con una enorme sonrisa en el rostro que yo imité sin dejar de estar nerviosa. Ella por su parte me jaló de un brazo y me dio un enorme y reconfortante abrazo que ciertamente disfruté mucho. La envolví con mis brazos fuertemente porque había extrañado mucho a esa mujer. Ella se separó de mí y me miró con una sonrisa tierna invitándome a pasar. Así que lo hice, dándome cuenta que afortunadamente, nada había cambiado allí. Todo seguía tal y como lo recordaba. Lo cual era un alivio. Con tantos cambios últimamente, siempre era bueno conversar un pedacito de lo que fue y ya no es.

– Estoy muy feliz de que estés aquí, Camila. – Oí decir a Clara a mis espaldas. Me volteé a verla y ésta estaba limpiándose las manos con un trapo amarillo que estaba lleno de tierra. Estaba segura que había estado arreglando el jardín.

– Es un placer verla Clara. – Le respondí con una pequeña sonrisa que ella copió.

– No te esperaba por aquí, disculpa la suciedad. – Dijo ella señalándose ruborizada lo que me hizo reír. – ¿Quieres un té, café? – Me preguntó cortésmente.

– Un agua estaría bien. – Ella rápidamente me tomó del brazo y me llevó a la cocina de esa enorme y hermosa casa. Me senté en uno de los taburetes de la barra viéndola cómo sacaba una botella de agua de la nevera y me la daba, seguidamente de unas galletas que estaban en un bol encima de la mesa.

– ¿Qué te trae por aquí cielo? – Me preguntó sentándose frente a mí.

– Bueno, vine a despedirme. – Le respondí viendo como su sonrisa se borraba y era reemplazada por una mueca de tristeza.

Love Only; Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora