Capitulo 39.

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CAMILA'S POV.


Desperté cuando sentí los primeros rayos de sol penetrando por las cortinas de la habitación y dándome directamente en la cara. Me desperecé y abrí mucho mejor mis ojos dándome cuenta de que esa no era mi habitación. ¿En dónde estaba? Intenté levantar mi brazo para restregarme los ojos cuando sentí un peso en él que me impedía moverlo. Giré mi mirada y entonces me encontré con la hermosa ojiverde que dormía plácidamente a mi lado con su cabeza sobre mi hombro. Sonreí al recordar por qué estaba allí y cómo había llegado. Acaricié su mejilla con mi mano suavemente para no despertarla y recorrí con mi dedo indice todas sus facciones. Era preciosa.

Miré el reloj que descansaba en la mesa de noche y me fijé en que ya eran las siete de la mañana. Demonios, se suponía que en una hora debía estar en la obra, y no tenía nada para ponerme. No iría con el vestido de anoche, sería todo un espectáculo para los obreros que no estaba dispuesta a dar. Me levanté poco a poco y con cuidado de que Lauren no se despertara y me metí al baño para darme una rápida ducha. Me vestí con la ropa de ayer y tomé mis cosas lista para irme. Miré a Lauren de nuevo que ni siquiera había notado mi ausencia y sonreí por lo tierna que se veía durmiendo. Tomé una libreta que estaba en el escritorio de la habitación junto a un bolígrafo y me dispuse a escribirle una nota para cuando se despertara.

"Tuve que irme a la obra. Te dejaré mi numero para que me llames, necesitamos hablar. Te amo. – C.C."

Puse la nota justo en la almohada en la que había dormido y dejé un pequeño beso en su frente que la hizo gruñir levemente. Tomé mi bolso y con una última mirada a la ojiverde, salí de la habitación.

Rapidamente tomé un taxi de regreso a mi hotel, en todo el trayecto no pude dejar de morderme la uña con nerviosismo al no saber de qué forma me recibiría Kaya cuando me viera. Había pasado toda la noche fuera y ni siquiera le envié ningún mensaje para notificarle nada. Si no me mataba al verme comenzaría a creer en los milagros. Llegué al hotel y subí rápido a la habitación sabiendo de antemano que llegaría tarde a la obra y que los arquitectos se lo dirían a mi padre. Abrí la puerta en silencio y entré de puntillas viendo que todo estaba en silencio. Asomé mi cabeza en la habitación y encontré a la ojiazul profundamente dormida. Suspiré de alivio al darme cuenta de ese hecho y rápidamente me quité la ropa que llevaba puesta y la tiré sobre el sofá, como siempre hacía. Me puse mi ropa de trabajo que consistía en un jean y un suéter de lana con una franela abajo porque el frío que hacía esa mañana era mortal. Tomé mi pijama y la dejé tirada en el suelo del baño de forma desordenada para que si Kaya la veía no dudara en que había estado allí. Rocié el baño con mi perfume y desordené un poco mi lado de la cama para hacerlo parecer que había llegado muy tarde y me había acostado de una vez. Cuando estuve segura de que mi mentira me salvaría el trasero al menos por unas horas, tomé mi bolso y me dispuse a irme de nuevo cuando un sonido me detuvo. Volteé mi cabeza y me encontré con unos ojos azules traspasándome sin piedad. Tragué saliva, estaba muerta.

– ¿Dónde estabas Camila? – Preguntó Kaya mirando el otro lado de la cama que estaba desordenado para volver a mirarme con el ceño fruncido.

– Fui a cenar con los inversionistas como te dije. – Respondí tratando de que mi voz sonara normal y no culpable.

– ¿Y hasta qué hora estuviste con ellos? Te esperé por horas y no llegaste. – Vi cómo se levantaba y caminaba hacia mí con los ojos entrecerrados. ¿Sabría que mentía?

– Hasta la madrugada. No aceptaban ninguna oferta que les hacía. – Comencé sintiendo sus ojos azules mirarme profundamente y cómo mis manos sudaban. – Cuando llegué ya estabas dormida y no quise molestarte. –

Love Only; Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora