NEW YORK, USA.SEIS MESES DESPUÉS.
Habían pasado ya ocho meses desde la partida de la ojiverde, y ya muchísimas cosas habían cambiado desde entonces. Pero por alguna razón, no era suficiente. O al menos así lo sentía ella. Si, se encontraba mejor. Pero le hacía falta algo. Todavía no se sentía completa.
La ojiverde miró por las ventanas de la cafetería en la que llevaba ya siete meses trabajando con aire ausente. Por suerte ese día no había mucho flujo de clientela así que podía permitirse descansar su mente por un momento. No había sido fácil al principio. No se acostumbraba a la idea de trabajar en un local sirviendo cafés cuando ya había vivido dos años y medio trabajando como una de las jefas de su propia empresa. Estaba acostumbrada a dar ordenes y ahora era ella quien las recibía. Irónico ¿no? Esas eran las vueltas que daba la vida.
Sin embargo, le gustaba su empleo. Era relajante a veces, poder ver caras distintas todos los días. Nada era monótono. Nadie pedía el mismo café siempre así como nadie se sentaba en el mismo lugar todo el tiempo. No era como en la empresa. Donde veía los mismos rostros todos los días y escuchaba las mismas aburridas conversaciones. Aquí todo era más bien pasajero. Y se sentía bien. Por una vez, la ausencia de costumbre se sentía más que bien.
Miró a las afueras de la cafetería como la gente iba y venía por las calles de Nueva York. Miles de empresarios bien vestidos tratando de tomar un taxi o corriendo con sus maletines en una mano para llegar temprano. También habían miles de turistas que pasaban y miraban todo a su alrededor maravillados. La ojiverde rió para si al ver esa imagen, porque no importaba cuánto tiempo duraras en esa ciudad, ella aún se sorprendía de verla cuando caminaba por allí. Su sonrisa se borró al mirar a una chica parada de espaldas a ella con el cabello castaño cayéndole en cascada por su menuda espalda. Tenía una complexión extremadamente parecida al fantasma de la mujer que no salía de sus pensamientos. Tragó saliva al imaginarse por un momento que podría ser ella, cuando la mujer volteó revelando así que no lo era.
Lauren suspiró de alivio al darse cuenta de que no se trataba de ella. Aunque una parte de ella estuviese ansiando que lo fuese. No recordaba cuántas veces le había pasado aquello. Confundía a miles de mujeres en la calle con la mujer que había amado tan fervientemente. Miento, aún la amaba. Pero comenzaba a hartarse de que su subconsciente le jugara tan malas pasadas. No le bastaba con hacerla soñar con ella. También tenía que verla en todas partes a las que iba. En todas las cosas que veía. En todo lo que la hacía sonreír deseando que ella estuviese ahí para reír con ella. Harta de verte en todos lados, pero más harta de que no seas tu, pensó.
Suspiró derrotada sacudiendo su cabeza para que la ola de recuerdos de ella y la mujer que no se atrevía ni a mencionar en sus pensamientos desapareciera. El local seguía tranquilo, apenas dos clientes tomando sus tazas de café mientras revisaban sus celulares. La morena no pudo evitar preguntarse qué estarían haciendo todas las personas que dejó atrás ahora mismo. Llevaba ya algunos meses sin hablar con sus padres. De vez en cuando les escribía unos mensajes cortos diciéndoles que estaba bien y que los amaba pero nada más de eso. Se había vuelto bastante fría pero por alguna razón nunca dejaba de pensar en ellos. Su mirada se dirigió de nuevo hacia afuera donde la gente seguía yendo y viniendo. Era extraño, podías ver a miles de personas en la calle, cada una a su propio ritmo y en su propio espacio y aún así no podrías saber que dentro de ellos se escondía algo más. Detrás de esas miradas, de esas sonrisas, quizás había alguien destrozado por dentro. Y no se podía hacer nada. Porque la vida seguía. Eso había tenido que aprender ella apenas llegó. Nadie se paraba por ella. Nadie la miraba. Todos seguían su rumbo sin importarle el de al lado. Y dolía. Pero terminó acostumbrándose. Hasta que se dio cuenta que esta ciudad más que ayudarla, la estaba volviendo un ser sin vida y sin emociones. Algo que ella no quería ser.
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Love Only; Camren.
Fanfiction"Esta no era la típica historia de amor. Era mucho más que eso."