Capitulo 16.

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Los minutos para Louis se convirtieron en horas, y las horas en días, y él ya se había resignado a conseguir una respuesta por parte de Harry. No había caído en el hueco emocional al que pensó que caería irrevocablemente, como la última vez. Quizás su subconsciente estaba ya acostumbrado a que el moreno tomara esa posición. ¿Dolía? Como el infierno. Pero suponemos que era el tipo de dolor al que te acostumbras cuando ya no tienes otra alternativa. Era ese tipo de dolor con el que aprendes a lidiar día a día. Y para Louis, queriendo o no, la vida seguía.

Para Lauren las cosas no estaban mejores. Ella y Harry seguían discutiendo cada vez que él llegaba al apartamento, y lo que comenzaba como una pequeña discusión terminaba en una acalorada pelea teniendo como resultado que cada uno se encerrara en su habitación sin dirigirse la palabra a la mañana siguiente. Ella y Harry nunca peleaban, y el saber que ahora no salían de una discusión le dolía, pero más le dolía ver cómo actuaba él.

En la empresa no lo tenía mejor que en casa, el trabajo parecía no menguar aún con la ayuda de Camila. Sin mencionar el hecho de que era prácticamente una rutina conseguir en su oficina cada día un ramo de rosas rojas con una tarjeta de parte de Lucy. Lauren comenzaba a pensar que la pelinegra tenía serios problemas auditivos o deficit de atención porque eran más las veces en las que ella le decía que dejara de tener esos detalles con ella, que las veces que tomaba café. Y eso era decir bastante.

Camila por el contrario, veía los ramos de rosas llegar sin falta cada día a la oficina de la ojiverde que la traía loca, y no podía dejar de pensar que era cuestión de tiempo para que eso tuviera un impacto mayor en la chica. No hacía falta que le dijeran de parte de quién eran los ramos, ella sabía que eran de Lucy. Y aunque era casi a diario que Lauren le explicaba que ella ya no quería nada con Lucy, Camila sabía que algo dentro de ella se estaba quebrando. Sus defensas estaban siendo derribadas y no por ella precisamente. La latina miraba a la ojiverde sin que se diera cuenta, miraba cómo ella sonreía al ver las flores y al leer las tarjetas y algo dentro de ella se quebraba. Pero no podía rendirse, sentía en su interior que ambas debían estar juntas, y así lo haría. Claramente el corazón de la ojiverde no era una especie de trofeo que ganar, pero ella iba a luchar contra viento y marea por él.

Los días para la fiesta de su prima Hailee se acercaban y con ello, miles de llamadas por parte de su madre y de su prima por saber qué vestido usaría o a quién llevaría. A Lauren le sorprendía que la pequeña estuviera más interesada en ella que en su propia fiesta. Suponía que se debía al hecho de que ella y Taylor aún no eran tan cercanas, y Hailee tenía que matar el tiempo mientras llegaba el gran día.

La ojiverde iba con su asistente Natalia pisándole los talones sujetando un iPad mientras le recordaba los quehaceres del día. Reuniones y más reuniones, pensó la chica mientras caminaba por el pasillo y saludaba de vez en cuando a sus empleados.

– A las 3 tienes la reunión con los empresarios de Platinum Corporation y tienes que llevar los informes de estadísticas presupuestarias... – Recordaba la más pequeña a su jefa mientras ésta revisaba su teléfono y tomaba un sorbo de su café.

– Creo que voy a necesitar un calmante para esa reunión, esos empresarios siempre logran sacar lo peor de mi. – Respondió la empresaria sin levantar la vista de su teléfono.

– Ya me encargué de eso, tu mamá me recomendó unas pastillas muy buenas, te calmarán sin darte sueño. – Le dijo la más pequeña mientras recogía unos informes sobre el escritorio de uno de sus compañeros y alcanzaba a la ojiverde que había seguido su camino dejándola atrás. – Ah y Lauren.. –

La más grande se paró cuando oyó a su asistente y se giró para darle su atención a unos pasos de su oficina.

– Llegó otro ramo esta mañana. Está sobre tu escritorio, como siempre. – Le sonrió la más baja a su jefa que fruncía el ceño pero Natalia pudo notar cómo reprimía una sonrisa.

Love Only; Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora