Abrí los ojos y vi todo oscuro. Antoni permanecía sentado junto a la ventana leyendo una de mis novelas. Frederick parecía ver una serie policiaca o tal vez un programa médico, a él de verdad que le gustaba la medicina. A Nathaniel no lo veía, tal vez estaría escondiéndose para que no lo viera y poder asustarme.
Levante mi brazo y fue ahí cuando lo sentí. Un metal frio alrededor de mi muñeca. Abrí los ojos deseando que fuera mi brazalete pero solo encontré un grillete de hierro. Intenté quitármelo y descubrí que tenía otro en la otra mano.
--¿Por qué tengo esto?—pregunté asustada
--el hierro ayuda a mantenerte bajo control
--¿bajo control?—repetí asustada y confundida—quítenmelos. ¡Ahora!
Frederick se acercó y para mi asombro, lucia como siempre había lucido. Sus ojos se encontraron con los míos y no me causaron miedo. Era él. Sus manos rodearon el grillete y lo vi apretar los dientes. Un calor quemó mi mano por un leve segundo antes de que el grillete cayera derretido.
--¿Cómo te sientes?—Antoni se acercó a mí y paso su mano por mi cabello— ¿pudiste dormir?—asentí y recibí una sonrisa de su parte
--¿Qué paso anoche?—pregunte cuando por fin me quitaron los grilletes. Los tres intercambiaron una mirada antes de volver a poner su atención en mí
--¿anoche?—repitió Nathaniel con gracia—anoche estuvimos viendo televisión. Decidimos aprovechar que estabas dormida para ver los programas que no nos dejas ver
--¿Qué?—los tres asintieron—pero ¿y los fantasmas? ¿Qué paso con mi brazalete?
--ah, eso—respondió Nathaniel como si nada
--¡si! Eso—me alteré. Como podían actuar tan natural
--eso ya tiene poco menos de una semana—casi me desmayó
--¿Qué?—solté casi sin voz
--para ser más exactos—habló Frederick—cinco días con cuarenta y ocho minutos—los mire sin comprender y tuvieron que pasar varios minutos antes de que volvieran a hablar—llevas dormida todo ese tiempo
--¿pero porque?—la mano de Antoni se colocó sobre mi hombro y vi angustia en su mirada
--no te alteres. No necesitamos otro espectáculo— ¿espectáculo?
--¿de qué hablan? Díganme que paso—pedí lo más calmada posible
--aquella noche te alteraste al darte cuenta que no tenías el brazalete—comenzó Nathaniel—lloraste y mucho. Nos dimos cuenta que de alguna manera todo comenzó a podrirse a nuestro alrededor. Frederick intento calmarte pero su feo rostro lo empeoró—mire a Frederick y recordé aquellos ojos negros y esa piel vacía—entraste en pánico y comenzaste a llorar con más fuerza. Fue ahí cuando la cosa se volvió más seria
--¿seria?
Frederick pasó una mano por su cabello con aire preocupado y suspiro.
--la casa comenzó a temblar y tu llanto se escuchó en toda la casa—me quedé boquiabierta—es como si la casa entera estuviera llorando. Luego te desvaneciste
--¿me desmaye?—pregunté apenada, pero ellos negaron con la cabeza
--literalmente, desapareciste
--pero yo no…--me interrumpí a media frase y recordé el suelo del gran salón—atravesé el suelo—los chicos asintieron—termine en el gran salón, ¿pero cómo?
--al parecer la pulsera no solo servía para volverte invisible a los fantasmas, sino que literalmente bloqueaba esa parte tuya
--entonces… ¿mi yo fantasma hizo eso?
--si y no—habló Antoni—fuiste tú quien lo hizo estando en estado físico
--no entiendo
--nosotros somos…--Frederick miro a Nathaniel y suspiró—una categoría diferente a los fantasmas que viste ayer. Somos fuertes, más poderosos. Has visto lo que sucede cuando nos enfadamos. Nathaniel congela todo, yo hago que las cosas se incendien y Antoni—Frederick se detuvo y miro al susodicho— ¿Qué demonios haces tú?
--no me enojo—respondió el sujeto con una sonrisa
--inútil—soltó Nathaniel como si se estuviera aclarando la garganta—lo que Frederick quiere decir es que eso podemos hacerlo siendo fantasmas, con forma física nuestros poderes disminuyen bastante ya que gastamos energía para mantenernos presentes, pero tu hiciste todo ese desastre estando en tu forma física…que luego te desvaneciste es otra cosa. Tal vez tu cuerpo no soporte el gasto de energía o yo que sé, el punto es que sin el brazalete tus poderes se dejan ver
Me quedé en silencio intentando asimilar toda esa información. Mis padres jamás me dijeron que el brazalete me bloquea, o bueno a mi parte fantasmal. Nunca supe que tenía poderes como los chicos o papá. Eso significaba que si podía ser como papá y atravesar paredes o hacer como los chicos que aparecen y desaparecen.
--entonces soy como ustedes—solté algo emocionada
--no te emociones. Aun no sabes controlarlos así que es mejor que ni siquiera pienses en ellos
--muy tarde Nate, ya lo hice—me burle mientras miraba mis manos de forma diferente— ¿cómo hago para desaparecer?—mire mis manos con suma concentración y comencé a sentir un cosquilleo pero antes de que algo ocurriese, la mano de Nathaniel aprisiono la mía y me colocó un anillo— ¿qué es eso?
--un anillo
--ya sé que es un anillo
--entonces porque preguntas—se burló Antoni
--me refiero a porque me pone eso—hice por quitármelo pero Nathaniel me detuvo
--no sabes controlar tus poderes. Mientras dormías estuviste apareciendo y desapareciendo. Si alguien te ve, sabrá lo que eres—Nathaniel sujeto mi mano de forma de que me permitía ver el anillo en mi dedo anular
--es el anillo de papá
Mire aquella joya de aspecto antiguo y oscuro y sentí un alivio inmenso al tener algo que le perteneciera a él.
--ayude a su madre a forjarlo—levanté la mirada al oír a Xavier. El mayordomo avanzó y se colocó al pie de la cama—este anillo actúa de forma similar a su brazalete. Bloque la inestabilidad de sus poderes y le permite hacer uso de ellos cuando los necesite. Su padre lo usaba para permanecer en su forma física sin desgastarse tan rápido y solo lo usaba para salidas públicas
--¿Cómo es que no me dijiste que tenía poderes?—pregunté algo indignada
--sus padres lo descubrieron cuando usted era muy pequeña. Le colocaron el brazalete y me pidieron mantener el secreto y mantenerla a usted a salvo
--¿a salvo de quién?—Xavier miro el suelo y supe que no me diría—Xavier ¿acaso tú también tienes poderes?—el anciano me miro y sonrió levemente— ¿porque tampoco me lo dijiste?
--creí que se asustaría—lo mire con enfado y el sujeto rio. Una risa corta y baja—he necesitado mucha práctica para poder mantenerla a salvo a usted y a su familia. Mis padres me enseñaron cuando yo era muy joven para que pudiera seguir protegiendo a su familia.
--así que somos lo único que queda—Xavier asintió con tristeza en los ojos y suspire— ¿ahora qué?
--el anillo no te hará invisible a los fantasmas, así que tendrás que acostumbrarte a verlos—asentí con tristeza—nosotros nos encargaremos de cualquiera que intente acercársete—las palabras de Frederick me hicieron sentir un repentino sentimiento de emoción
--ahora solo debemos averiguar quién robo tu brazalete
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KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1
Фэнтези● Libro Uno ● Una extraña herencia. Dos cazadores. Una presa.