6. Presentimientos y hormonas

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El día era estupendo. El Sol brilla y un cielo azul y sin nubes se extendía por sobre nuestras cabezas.

Me apoye en el muro del edificio C y llevé unas papas a mi boca. A mi lado, Sasha devoraba una hamburguesa sin importarle que su rostro terminara cubierto de mayonesa y cátsup. Ella era realmente muy tranquila y sencilla, no solía importarle como la vieran los demás, ella era tan autentica y libre.

—mi hermano ayer salió con su amigos a jugar en las praderas que están casi a las afueras y dice que vieron personas en la vieja casa de los Diamond

—creo que alguien la habitará—contesté casi de inmediato. El recuerdo del chico extraño me vino a la mente—ayer fui al bosque y me topé con un chico, dice que es nuevo

—Tal vez él sea uno de los que vivirán en la casa de los Diamond—le ofrecí una servilleta a la chica, la cual aceptó sin queja— ¿ya tiene mucho tiempo sola esa casa?

—diez años

Sasha era residente nueva. No llevaba más de tres años en el pueblo, así que no sabía muchas cosas del lugar. Yo me encargaba de explicarle con detalle.

Desde aquella noche tormentosa en la que murieron mis padres, la familia Diamond comenzó a comportarse extraña. Al final se fueron dos meses después y dejaron la casa, pero esta no se había usado hasta ahora.

— ¿puedo preguntarte algo?

—Lo que quieras—contestó la chica con amabilidad

— ¿puede alguien aterrarte a primera vista?

Las risas de Sasha se oyeron en todo el mundo, al menos eso me hizo pensar mi dramatismo. Mire a la castaña casi atragantarse con su almuerzo y no hice más que esperar respuesta.

—Obvio que sí, es normal—soltó tan pronto como recupero el aire—al principio las personas asustan, pero luego las conoces y el temor se va

—Pero no era solo por su apariencia—mire mi mano derecha y sentí aquel escalofrió que sentí cuando lo toque—es como si algo aterrador estuviera rondándolo a él

— ¿cómo una sombra de negatividad?—la chica era muy creyente de las energías

—Tal vez—baje mi mano y suspire—espero no volver a verlo nunca

Terminamos nuestro desayuno en paz mientras conversábamos sobre las nuevas canciones que se oían en la temporada.

Regresamos a clase y todo transcurrió normal. Los chicos habían decidido ir a dar un paseo por la escuela mientras esperaban a que por fin fuera libre para complacer sus caprichitos fantasmagóricos.

Cuando las clases llegaron a su fin, me despedí de Sasha y caminé tranquilamente hacia la cafetería. Compre cuatro cafés y fui al parque. A la zona más alejada de la vista de los curiosos.

—Será mejor que esta vez sí le hayan puesto azúcar—se quejó Antoni como todo un niñato caprichoso

—Oye Casandra—miré a Nathaniel con algo de desinterés pero eso no lo detuvo—oí en la cocina que mañana harán pastel de carne, así que debemos apresurarnos a la cafetería mañana

—El pastel de carne de la escuela no me gusta—era desagradable en todo sentido— ¿algo más interesante que oyeran?

—están comenzando los preparativos para el baile de invierno—tanto los chicos como yo lanzamos una mirada de escepticismo hacia Antoni—deberías ir

—estamos en pleno otoño, no me presiones

— ¿con quién iras este año? ¿Con el idiota de Walter o el súper idiota de Gaeil?—Frederick no escondió el desdén que sentía por los sujetos que robaban suspiros de las chicas—estoy seguro que el idiota intentara follarte en uno de los salones, lo oí planearlo

—gracias por el dato—realmente estaba agradecida por eso—supongo que tendré que ir con Gaeil

El chico era guapo y divertido. Las chicas de la escuela morían por él, pero él nunca ponía atención. Siempre se concentraba en una víctima y este año era yo. Si lo rechazaba movería cielo, mar y tierra para poder conseguir que acepte.

—Él te llevara a las gradas y te arrancara la ropa a la primera oportunidad—mire a Frederick con horror—y te obligara a hacérselo y luego te dejara a manos de sus amigotes

Los tres me miraron como si aún dudaran de lo que fuera a responder. Solté un ruido de desagrado y sacudí la cabeza para alejar esa repugnante imagen de mi cabeza. Ambos eran idiotas, solo me libraría si alguien me invitara al baile y yo aceptara.

— ¿Y si lo intentas con el chico de robótica?—ofreció Antoni

—Freddy es lindo, pero creo que tiene novia

—sí, presume que se la tira todas las noches

— ¡dios santo! ¡Podrías callarte!—grité totalmente histérica—no quiero saber quién se tira a quien y que tan bien lo hacen, así que cierra la boca de una vez

Los ojos de Frederick me miraron con horror y luego desagrado. Suspiré y cerré los ojos antes de recostarme en el césped.

—luego pensaremos en mi cita para el baile

—deja de pensar entonces


KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora