32. Sentimientos encontrados

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El fin de semana estuve ocupada practicando con Antoni día y noche. Me despedí de los niños que se irían a un nuevo orfanato a Londres y de las mujeres encargadas de cuidarlos. Todo el lunes estuvieron en casa los trabajadores para quitar los muros divisores y de dar algunos retoques a la casa. Hablaba con Sasha al medio día para estar enterada de los nuevos chismes sobre el baile y con Einar hablaba antes de dormir.

--ya no volverán nunca—rodé los ojos y seguí cepillando mis dientes—es muy obvio que el chico decidió huir a la primera oportunidad. Yo lo haría

--porque tu Nathaniel eres un idiota, Einar no lo es—sonreí mostrando mis limpios dientes y lo vi fulminarme con la mirada—a sus padres les surgió un inconveniente con algunos pagos y deben encargarse, así que regresaran junto a sus tíos

--un día antes del baile—mire a Frederick con fastidio y el chico sonrió—debes aceptar que es sospechoso

--¡no lo es, okey, no es para nada sospechoso!

Tal vez exageré al gritarles pero realmente me sentía fastidiada. Desde que Einar me llamó el lunes diciéndome que no llegaría hasta el viernes debido a unos asuntos que sus padres debían resolver junto a sus tíos, los chicos no dejaban de molestarme con teorías que nacían de una misma idea: quería dejarme.

--hasta que no lo vea frente a mí, no cambiare de idea—aclaró Nathaniel como si fuera algo importante

--mañana tengo escuela, así que déjenme dormir—pedí de la forma más amable que me fue posible

Me metí debajo de las sabanas y me acomodé lista para dormir. Estaba bastante cansada, los entrenamientos con Antoni son algo pesados. Me dejaban agotada, Antoni decía que era porque al estar en mi forma humana se necesita más energía para hacer lo que hago, por eso ellos no usaban sus poderes cuando estaban en su forma física a menos que sea realmente necesario.

--¿de verdad iras a ese baile?—rodé los ojos y resoplé

--Antoni tiene razón, no creo que sea buena idea que entres a esa casa—lo secundó Frederick

--además de que no tendrás pareja porque tu noviecito no regresará—Nathaniel soltó una carcajada

--¡¿quieren callarse?!—Los tres me miraron con sorpresa cuando me incorpore para gritarles—no me importa que piensen, iré a ese baile e iré con Einar ¡así que dejen de molestar!

Volví a recostarme, esta vez ocultándome bajo las sabanas como si fuera algún escudo contra ellos y cerré mis ojos. La habitación se mantuvo en silencio por un largo rato, al menos yo lo percibí como largo, incluso creí que se habían enojado y marchado, pero mi teoría acabo cuando los oí de nuevo, aunque ya estaba más dormida que despierta.

--las cosas pueden haber cambiado

--la siguen buscando. No debería ni ir a la escuela

--es muy terca para detenerla. No entenderá la gravedad del problema hasta que lo vea con sus propios ojos.

Después de eso, no oí nada más, debí quedarme dormida, pero eso fue suficiente para hacerme tener un sueño muy extraño.

Estaba en el gran salón. Había mucha gente con vestidos elegantes y trajes muy lindos. Era todo el pueblo, o al menos eso parecía. Xavier se encontraba regañando a unos meseros que habían derribado una mesa con comida por accidente. Mis pies entaconados avanzaron entre la multitud hasta que de repente a parecí en el centro de la pista bailando. Unos brazos me sujetaron y comenzamos a girar, mientras girábamos podía ver todo y a todos. Sasha coqueteando con algunos chicos que eran de la escuela; Xavier regañando y cuidando que todo estuviera en orden e incluso los niños del orfanato estaban ahí, todos. Mamá y papá pasaron a un lado mío, también bailaban y sonreían como el resto, así como Frederick y Antoni, este último bailaba con Meredith y lucían radiantes.

KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora