13. Hermanos y almuerzo

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El domingo fue un día tranquilo.

Desperté temprano y descubrí a los chicos jugando cartas. Me uní a ellos y me quedé ahí casi una hora. Hice tarea y vi unas películas antes de bajar a cenar.


Lunes.

La escuela estaba aburrida.

Martes

Tuve que entregar dos investigaciones

Miércoles

Jueves


--¿A dónde podríamos ir?

--al cine, hay buenas películas—contesté sin quitar los ojos del cuaderno—o podrán ir a cenar—el lápiz en mi mano se detuvo y luego comenzó a moverse nuevamente

--al cine vas con tus amigos—se burló Nathaniel

--podéis salir a recorrer los jardines—oí la risa burlona de Frederick y Nathaniel ante la idea de Antoni y no pude evitar soltar una risita

--¡no te rías!—se quejó la pelirroja antes de golpearme en el brazo—debo de decidir a donde ir

--Sasha no pienses, cuando lo veas mañana y comiencen a platicar podrán decidir entre ambos lo que quieren hacer juntos

--¿ahora eres experta en relaciones?—se burló Frederick mientras daba golpes al lápiz—que yo sepa nunca has tenido novio, ¿Cómo es que puedes dar consejos?—lo fulmine con la mirada cosa que lo hizo reír

--hola—Kaitlyn sonrió y se sentó junto a nosotras, cosa rara—chicas, estoy buscando gente que me ayude con el baile, ¿alguna se apunta?

--deberías apuntaros, así te mantendrías ocupada

--no gracias—guardé mis cosas en la mochila y levanté—te veo mañana—dije dirigiéndome a Sasha

--aún faltan dos clases—me reprochó la pelirroja

--me está doliendo la cabeza, creo que me dará gripa, avísale a la profesora por favor—eso ultimo lo grite ya que había salido del salón

--hoy andas rebelde—sonrió Nathaniel con malicia—vamos al parque

Los chicos no esperaron a oír mi respuesta. Comenzaron a caminar más rápido mientras hacían planes de pasar a comprar comida y refresco. No sé ni porque me hacían gastar en esas cosas, se suponía que estaban muertos, no deberían comer.

--hola

Me detuve en seco cuando el chico se apareció en mi camino. En mis adentros maldije una y otra vez, no solo porque recordé la noche de la fogata donde me topé con aquel fantasma y el asunto de mis padres, sino también porque el muy imbécil, aun con el uniforme, lucía muy guapo.

--hola—saludé sin mucho entusiasmo. Los últimos días no me había sentido del todo bien, no sé porque, solo pasó

--¿A dónde vas? ¿Ya te vas?—realmente era un chismoso

--sí, no tengo ánimo para sobrevivir a la clase de cálculo—Einar asintió divertido por mi comentario, el cual no fue para nada divertido, solo él se reiría de algo tan estúpido

--¡yah! ¡Casandra!—dirigí la mirada a los tres sujetos que se encontraban en la puerta de la escuela mirándome con desconfianza— ¡apúrate!—Nathaniel hizo levantó su brazo por sobre su cabeza y me indicó que fuera

--¿pasa algo?—preguntó

--ah…no, solo me pareció ver a alguien

--¿tus…hermanos?—lo mire sin entender. Einar frunció la boca y agachó la mirada

--¿Qué hermanos? No tengo hermanos—aclaré aun confundida

--oh…yo creí que los chicos de la otra vez…ya sabes…los del parque—soltó con inseguridad

--eso idiotas ¿mis hermanos?—dije cuando por fin pude respirar. Lancé una mirada a los chicos, que ahora me veían con enfado y volví a reír—por suerte no tengo ni un lazo sanguíneo que me una a ese trio de tontos—Einar sonrió con timidez y se llevó una mano a la nuca

--disculpa, realmente no estaba seguro—se escuchaba realmente apenado. Controlé mi risa y lo observé por un segundo—no debí decirlo

--¿de qué hablas? No es tan grave—di un leve golpe en su hombro y sonreí—vamos, no quiero aburrirme yo sola

Einar me miro con duda y cuando vio que no dije nada, sonrió. Ambos caminamos a la salida donde los chicos aguardaban con una mirada confusa. Antoni y Nathaniel me miraron con duda para luego mirar a Einar, fue Frederick quien no me dirigió la mirada, sino se concentró en demostrarle todo su odio a Einar.

--vamos antes de que alguien nos vea—Einar asintió y comenzamos a caminar rumbo al barranco

--¿Qué hace él aquí?—la voz de Frederick irradiaba odio y desdén

--fue quien te dio una paliza—se burló Nathaniel

--lo invite, ¿no es obvio?—contesté en un susurró

--la próxima vez no tendrá tanta suerte—dejé caer la cabeza y suspire. Frederick era odioso

--¿pasa algo?—olvidaba que Einar no los veía

--ah…no, solo pensaba a donde podríamos ir—respondí con rapidez

--¿hoy si puedes llevarme a comer? Muero de hambre—debía ser una broma—después de comer podre pensar en algo más divertido, ahora solo pienso en comida, además me lo debes

--¿Qué le debes?—Frederick me tomó del brazo y me hizo tropezar. Mi rodilla izquierda fue la que recibió el impacto contra es asfalto

--¿estás bien?—Einar se detuvo en seco y me ayudó a levantarme, aunque yo podía hacerlo sola

--sí, estoy bien, choque con una piedra o algo—expliqué apresurada y algo nerviosa—vayamos a comer

Me zafé del agarre de Frederick y seguí caminando. Einar hablaba sobre la escuela y lo mucho que le gustaba la clase de deportes. De verdad que quería ponerle atención, pero los chicos no dejaban de molestarme. Frederick no dejaba de quejarse sobre Einar; Antoni caminaba frente a mí mientras pasaba la mirada entre el chico de ojos violeta y yo; y Nathaniel solo repetía como niño pequeño “Casandra tiene novio”. Insoportables

Entramos al primer restaurante que vimos. Era un restaurante estilo bufet, solo pagamos nuestra para entrar y tomamos unos platos. Tomamos de todo. Carne, mariscos, ensaladas, pizza, mini hamburguesas, puré de papá. De todo.

Einar de verdad que comía y mucho. Él solo se acabó dos charolas de comida, cuando yo apenas y me acaba una. Como podía estar delgado si tragaba como cerdo. Y todavía fue por el postre. El mismo se ofreció a ir, y cuando regreso traía trozos de cuatro diferentes tipos de pastel, dos donas, un poco de helado y gelatina.

Debo decir que en esta ocasión si lo ayude y mucho. La charola quedó vacía pero como no si yo amaba los postres, eran mi adoración desde pequeña. Mi madre era una excelente cocinera y repostera, pero ella casi no me dejaba comer mucho dulce porque decía que era malo para mí, me hacía alucinar. Ahora casi no como postres porque era una forma de recordar a mamá.

--eso estuvo delicioso—soltó Einar con una sonrisa de oreja a oreja— ¡este lugar es el paraíso!—sonreí y vi a los chicos mirándome con recelo, duda y burla

--¿Einar?

KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora