14. Scared?

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Después de mi estupida pelea con Jason, tan solo me di una rápida ducha para quitar todos los fluidos de mi cuerpo y me coloqué la misma ropa que traía.

No tenía otra opción que esperar a que me dijeran que al fin nos dejarían libres o algo así, los nervios me carcomían por dentro al no saber qué diablos estaba pasando y no podía parar de dar vueltas por toda la habitación.

Sentía que el tiempo pasaba lentamente y cada vez la frustración era más intensa, ¿Cuánto había pasado desde que Jason salió? ¿15 minutos? ¿Una hora?

Me senté en el suelo después de caer en cuenta que caminando no lograría nada y comencé a pensar en cosas que tendría que hacer al regresar a casa, desde ir de compras para despejar mi mente hasta cosas de la escuela, tendría que poner mis apuntes al corriente e intentar que nadie me tenga lástima por todo esto, es lo último que necesito.

La puerta de la habitación se abrió bruscamente, me sobresalté y me puse en pie de inmediato.

-Vamos.-Me dijo Jason y jaló mi brazo para conducirme fuera de la habitación.

Comenzamos a caminar por el pasillo, bajamos las escaleras y después nos dirigimos hacia la puerta principal, salimos y sentí el frío golpear mi cuerpo, me sentía libre y más feliz que nunca, volvería a ver a mi familia.

-¿Dónde está Melissa?-Le pregunté a Jason y obtuve una mirada de aburrimiento de su parte.

-Han pagado su rescate, fue antes que el tuyo.-Sonrío.-Fueron dos pájaros de un tiro, cinco millones por ti y dos millones por ella, el dinero más fácil de mi vida.

Me arrojó dentro de una camioneta y escuché como le daba indicaciones al chofer.

-Si intenta huir, la matas. La dejarás sola en la camioneta en el lugar que acordamos hasta que te lo diga.-El chofer solo asentía.-Hasta nunca, princesa.-Me sonrió y se fue de regreso a la casa.

La camioneta arrancó y al fin pude disfrutar mi felicidad, Melissa estaba a salvo y yo también lo estaría en algunas horas.

La camioneta avanzó y fue el viaje más eterno de mi vida, no sabía había dónde íbamos o donde estábamos, además de que todo intento de entablar una conversación con el chofer para poder obtener un poco de información, terminaba en una mirada de desprecio de su parte.

Él jamás despegaba la mirada del camino más que para decir "cállate" con la mirada, mientras yo intentaba que la desesperación no provocara que me arrojara de la camioneta en movimiento.

Muchos intentos después, me rendí, jamás obtendría nada de él y solo estaba molestadolo, no quería terminar muerta cuando estaba tan cerca de irme a casa.

El cielo comenzaba a obscurecerse y mi paciencia se agotaba, me levantaba un poco, me acostaba, intentaba acomodarme de todas las formas posibles para calmar mi ansiedad y nada funcionaba.

Escuché que su teléfono sonó y me acerqué lo más que pude para poder obtener cualquier información.

-La entrega resultó mal, tráela de nuevo.-Era la voz de Jason.

Colgó y siguió manejando.

Las manos comenzaron a sudarme, sentía las lágrimas picar en mis ojos y parecía que todo el aire se hubiera escapado de mis pulmones.

¿Qué diablos había salido mal? Me iban a matar.

La camioneta se detuvo, habíamos llegado de nuevo a la casa de McCann ¿Tan rápido? Tal vez solo habíamos estados dando vueltas en círculos.

Lo vi caminar de manera imponente hacia la camioneta y me acerqué a la puerta que se encontraba del lado contrario del que él venía. El chofer quitó los seguros, me quité los tacones rápidamente y aproveché para salir corriendo, preferiría morir en el intento de escapar que no hacer nada, al final sabría cuál sería mi final.

-¡Joder!-Escuché a Jason gritar y aceleré lo más que pude.

La grava se enterraba en mis pies y sentía como si la cabeza me fuera a explotar, me adentré a un espeso bosque que estaba frente a la mansión de McCann y seguí corriendo, escuchaba los pasos de Jason tras de mí y sus gritos, sabía que en cualquier momento me dispararía.

Intentaba observar mis pies y el camino al mismo tiempo, no quería tropezar y ponerme en manos de McCann para mí inminente muerte.

Seguí corriendo hasta que dejé de escuchar pasos detrás de mí, mi pecho subía y bajaba bruscamente, mi vista apenas y se acoplaba a la oscuridad aterradora que me rodeaba e intentaba no pensar en idioteces que mi cerebro comenzaba a procesar.

Parecía que todos mis miedos se habían puesto de acuerdo para aflorar en éste momento, desde cosas a las que les tenía terror cuando era pequeña, hasta mis más grandes miedos ahora que tenía casi dieciocho años, la soledad y la muerte.

Me senté en el pasto e intenté tranquilizarme, pero era imposible.

Pasaron un par de minutos y mientras el lugar se iluminaba un poco más con la luz de la luna, al fin logré que mis demonios me dejaran en paz, pero esto duró poco.

Escuché algunas ramas romperse y me tensé al instante, me levanté del pasto y comencé a observar a todos lados, nadie.

-¿Asustada?-Susurró Jason en mi oído.

-No.-Afirmé.

-Lo estarás.-Mordió el lóbulo de mi oreja y me arrojó contra el pasto.

Disparó al aire y el sonido inundó el bosque entero, las lágrimas salieron de mis ojos sin poder ser contenidas por más tiempo y comencé a temblar ligeramente.

Golpeó mi rostro con el mango del arma y gemí de dolor.

-Será el peor día de tu vida.-Me jaló del cabello y comenzó a arrastrarme por el bosque.

Las ramas arañaban el pantalón rompiéndolo y haciendo que sangraran mis piernas así como mis brazos, el dolor recorría cada centímetro de mi piel y no podía hacer nada por calmarlo.

Unos minutos después y sintiendo mi cuerpo entumecido, llegamos a la mansión, Jason me cargó para subir las escaleras y ahora en vez de dirigirnos a la habitación, fuimos a un lugar diferente.

Él sótano.

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Or nah ➳ Jason McCann || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora