16. Unknown number

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La adrenalina corría por mis venas, había acelerado a máxima velocidad y me había obligado a no voltear a ver mi brazo, un intenso ardor me recorría y sabía que no era nada bueno.

Llevaba diez minutos en el camino y todo lo que veía eran luces que me seguían, no había casas o cualquier cosa parecida, lo cual me ponía los pelos de punta y me hacía sentirme más vulnerable.

Mis esperanzas crecieron cuando luces provenientes de la ciudad comenzaron a iluminar el camino, sentí una fuerte sacudida y voltee, me habían alcanzado y golpeaban la parte trasera de la camioneta una y otra vez.

Intenté no perder el control y centrarme en el camino, estaba tan mal herida que un choque por mínimo que fuera, me mataría.

Un pequeño destello brillante llamó mi atención, provenía del asiento del copiloto y lo observé de reojo, era... un teléfono.

Lo tomé y llamé de inmediato a la policía, no sabía que más hacer.

-Está llamando al 911 ¿Cuál es su emergencia?-Una cantarina voz contestó.

Intenté hablar pero tenía la voz entrecortada, además de que el dolor se hacía más fuerte y sentía mi garganta seca.

-¿Cuál es su emergencia?-Repitió.

Intenté que un poco de saliva resbalara por mi garganta, si no decía nada, colgarían y mi última oportunidad de rescate se iría a la mierda.

-Ellos... Me quieren matar.-Dije.

-¿Quiénes? ¿Sabes en dónde estás?

-Estoy entrando a la ciudad... no sé... tienen muchas armas.

-Estamos rastreando el numero, por favor no cuelgues.-Fue lo último que dijo al notar que no podía hablar demasiado.

Sentí un golpe más fuerte sacudir el auto y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, parecía que en cualquier momento me harían volcar.

-¿Estás herida? ¿Cuál es tú nombre?

-Dulce Cheeral.-Observé mi brazo y me quedé en shock.

La carne estaba al rojo vivo, salía mucha sangre que me cubría casi completamente el brazo y parecía que seguía saliendo.

La adrenalina comenzaba a abandonar mi cuerpo y el dolor se hacía cada vez más presente, ahora que sabía la magnitud de mi herida, todo apuntaba a que en realidad iba a morir.

-Señorita, ¿Me escucha?-Dijo la operadora y no pude responder.

Me percaté que ya no se sentía ningún golpe desde la parte trasera y voltee... se habían ido.

Regresé mi vista al camino pero fue demasiado tarde, impacté de frente con un automóvil.

Llegó un punto en que no sentía absolutamente nada, solo podía observar cómo las luces de las patrullas llenaban el lugar y todo estaba cubierto de sangre, intentaba mantener los ojos abiertos pero cada vez pesaban más mis párpados, no pude seguir despierta y de un momento a otro, todo desapareció.

Comencé a escuchar murmullos y algunos sonidos que no lograba identificar, sentía mi garganta arder y como si cada parte de mi cuerpo pesara, abrí los ojos y una luz brillante me deslumbró.

-¡Dulce!-Escuché gritar a mi madre y me abrazó fuertemente, por lo cual gemí de dolor.

-Vamos Henna, la vas a lastimar.-Escuché decir a mi padre.

Mi mamá se separó de mí y fue turno de mi papá de abrazarme, él fue un poco más tierno.

-Agua.-Dije roncamente y me dieron un pequeño vaso.-¿Cuál es el veredicto final?-Pregunté y se observaron el uno al otro.

-Mi niña.-Mi madre comenzó a llorar y me abrazo de nuevo. Se separó de mí aún sollozando.

-Tienes hematomas en todo el cuerpo, el labio roto, una herida en la frente, tres costillas rotas, una herida de bala en el brazo izquierdo, perdiste mucha sangre y signos de...-Contuvo el aire y pude notar que estaba luchando por no llorar.-violación.-Concluyó.

-Estoy aquí, estoy bien.-Los intenté tranquilizar.-No saben lo feliz que estoy de verlos de nuevo.

Después de hablar un poco más y la amenaza de mi padre acerca de que tendría dos guardaespaldas todo el tiempo, me dieron mi objeto más preciado... mi teléfono.

Comencé a publicar en todos lados que estaba a salvo, respondí algunos mensajes y tuve FaceTime con Melissa ya que nadie podía entrar a visitarme más que mis padres.

Ambas estábamos a salvo y era todo lo que importaba.

Cuando estaba quedándome dormida, había un silencio tenebroso y me sentía cansada física y psicológicamente, no quería pensar en nada más que no fuera salir de aquí.

Mi teléfono comenzó a vibrar y observé la pantalla.

"Número desconocido"

Un escalofrío recorrió mi columna y me debatí entre contestar o no, en mi interior sabía de quién se trataba pero no lo quería aceptar, no quería sentirme vigilada en un lugar que se supone desborda seguridad.

La llamada terminó y ese sonido estridente comenzó a sonar de nuevo.

Así pasó durante 10 minutos seguidos, pensé en apagar el teléfono o simplemente no contestar pero al final, terminarían encontrando la forma de que me sintiera vigilada.

-¿Hola?-Respondí intentando sonar segura.

-No puedes evitar lo que está destinado a suceder.-Dijo Jason y colgó.

Me estremecí y comencé a llorar.

Haberme metido con él, mentirle, golpearlo y sobre todo, saber su identidad y salir viva era un cuento que solo tendría un final, mi muerte.

A eso se refería, jamás podría evitar que él me matara, al final todo estaba destinado a suceder desde el momento en que decidí mentir para tener un poco de diversión, lo que no sabía era que me estaba metiendo con uno de los delincuentes más grandes en Los Ángeles.

Or nah ➳ Jason McCann || +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora