Diez y seis-avo capitulo
Su viaje improvisado finalizó.
Aún así los objetivos de este no se sabe si se cumplieron.
Entonces... ¿Kuroro lo logró?
¿Cuál será el nuevo camino de Kurapika?
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Corría, movía sus desnudos pies sobre el verde y mojado pasto. Era una noche encantadora y él, tan solo con seis años de edad podría disfrutarla al máximo, desde lo alto de la villa donde era su acogedor hogar, el cielo era un espectáculo asombroso.
--Llegas tarde. - hizo su queja infantil con la ternura de un puchero en su pálido rostro.
--Lo siento mucho. - Se acercó aun con pasos apresurados mientras elevaba sus manos y juntaba las palmas en forma de disculpa. -Es algo complicado llegar hasta aquí en la oscuridad, no me esperaste como te lo pedí. Pairo. - y sin más lo miró algo molesto así como el gélido viento empezó a bailar a su alrededor, despeinándolos y cuidándolos.
Ambos rieron amenamente al cabo de unos segundos, cómplices e inseparables.
La noche cobijó por completo su hogar y el espectáculo estaba por empezar. --¿Dime, puedes ver las estrellas? - Su pequeño amigo de tan solo cinco años levantó su mano en dirección a la reina de los cielos.
--Han aparecido las primeras - Kurapika acercó mucho más su contacto con su mejor amigo, sin dejar de observar la oscura y brillante pantalla en su frente. -Se ven tan hermosas como siempre. -
--¿Las puedes contar? ¿Cómo se ve la luna? ¿Las estrellas qué dibujan esta noche? -Pairo sonrió apremiantemente y sus mejillas comenzaron a sonrojarse. Kurapika lo abrazó por la espalda y tomó su mano derecha, elevándola al cielo. -Es ahí donde se encuentra la luna. - señaló haciendo uso de la pequeña y pálida mano de su amigo. -Por ahí las estrellas dibujan un lindo gatito. - delineó con mucho cuidado la imagen antes mencionada.
--¡Genial! Por favor, dime más. -
Kurapika sonrió y continuó con su labor. Nada le hacía tan dichoso que mirar las estrellas todas las noches con la persona qué más quiere, a veces se podía imaginar a ellos ya siendo unos adultos, quizá en lugares distintos, con distintos horarios y hasta incapaces de poder verse. Eso no le entristecía por completo. Aquel cielo estrellado podía ser observado desde cualquier parte del mundo como le había dicho su madre y así, ellos podían comunicarse sin importar la distancia.
--¿Puedes ver las estrellas? - su pequeño amigo de cabellos color avellana se esfumó.
--¿Eh? - perplejo giró sus luceros color zafiro y divisó como las bellas luces también desaparecieron. Fue entonces cuando una ínfima sensación de miedo recorrió cada centímetro de su cuerpo.
--Míralas con los ojos del corazón. - Aquella profunda voz se escuchó mucho más cercana. -Cierra los ojos, Kurapika. -
Ya se encontraba a sus espaldas.
--Unas por allá y otras por allá ¡La luna está en el centro! - Kurapika no se atrevió mirar a la persona a sus espaldas. --¡Viste eso! Kurapika ¡Lo viste! -
Aquel ser completamente desconocido se apresuró y camino por el verde pasto, impaciente y emocionado. No era nada más que un niño, quizá unos años mayor que él y con la piel casi tan blanca como la nieve, su oscura cabellera hacia el contraste perfecto con sus ojos, tan profundos como la noche. -Una estrella fugaz-continuaba tan hiperactivo que casi podía resultar amigable.
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PROMESA (KuroKura)
FanfictionSEGUNDA VERSIÓN/ BORRADOR CON UNA CORRECCIÓN Seis meses o quizá un año. ¿Cuando fue la última vez que contempló aquellos ojos? Jamás pensó volverlo a ver y mucho menos sentir eso por él... "Si no puedes llegar a amarme al menos lograré que no me odi...