PROMESA (KuroKura)

22. Otra vez

Veinte y dos avo capítulo. 

El peligro no termina así como la intervención de aliado exteriores. ¿Aliados?

Entre ellos se cuestionarán, compartirán las primeras sonrisas o quizá revivan viejos recuerdos.

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Minutos antes de la colisión...

El tren viajaba exageradamente rápido, el viento que se colaba por la ventana continua chocaba con el frágil cuerpo de Neón, ella ya no se movía. A pesar de saber a lo que se atenía era como si lo hubiera aceptado indiscutiblemente.

Estaba muerta.

Entonces solo movió sus ojos con enorme curiosidad, sabía que su verdadero objetivo estaba en su frente—y alado del conductor— pero tenerlo ahí no servía de nada si no sobrevivía o peor aún, si moría Kurapika. No fue hasta ese momento en que pensó que su plan aparentemente eficaz, en realidad fue un error. Apretando las cadenas de sus brazos, Neón evocó viejos recuerdos de hace varias horas.

La noche anterior de conocer a Nina...

Curiosamente sola—por qué siempre mantenía guardaespaldas— Neón se encontraba en su habitación, sobre su cama con varias hojas de colores. Mientras escribía algo que ni ella mismo comprendía a enorme velocidad, sus ojos parecían haber perdido el fulgor de una persona consciente. Su mano derecha de repente empezó a moverse con locura sobre los papeles y muchos en el camino cayeron al piso, denotados como inservibles.

Aquel extraño ritual duró alrededor de diez minutos.

Neón Nostrade muchas veces invocaba su habilidad nen sin saberlo, era como si no pudiera controlarlo, era como si el adorable fantasma escritor tuviera vida propia.

Por supuesto, aquello lo atribuyó a que apenas empezaba a dominar todo desde cero. En realidad estaba agradecida de poder volver a ser la poderosa adivina del que las grandes personalidades del bajo mundo dependían para tomar grandes decisiones. Era perfecto.

Una vez terminado de escribir todo lo que prácticamente salía de la mente de su compañero, Neón se dejó caer sobre las suaves cobijas de su cama. Estaba exhausta, algo que no cambió. Definitivamente era la enorme fatiga que sentía después de escribir una predicción. Y en este caso fueron tres.

Después de unos minutos de profundo sueño, Neón se incorporó por la mala postura en la que se encontraba, tan solo le bastó ese tiempo para tomar un dolor de cuello molesto. Así que algo irritada empujó los papeles al piso y como era su costumbre no se atrevía a leer lo que escribía aunque a veces su curiosidad podía más. Ella mismo se sorprendió al ver como más de una docena de papeles cayeron al alfombrado—naturalmente se habituaba a uno o máximo tres— aun cuando no tenía intenciones de mirar, divisó como la mayoría eran solo tachones y rayones inentendibles.

Su expresión se vio afligida.

—Oh, no. ¿Acaso estoy perdiendo mi poder de nuevo?— se dijo mientras recogía los papeles. —Nadie podría entender una predicción así, de este modo jamás podré volver a ser una adivina. Papá se molestará...— justo al concluir notó que un papel si mantenía palabras concretas y bien formadas.

Neón revolvió varias hojas de información errónea y recuperó un total de tres papeles con párrafos bien redactados. Con más curiosidad que responsabilidad llevó toda su atención a la primera predicción.

Pero ni alcanzó a leer la primera palabra cuando alejó la hoja de su vista, con sumo deprecio dijo: — ¡Oh, no! no puedo hacer esto. No puedo leerlas... aunque. — en la oscuridad de la noche, Neón fijó su mirada hacia la nada al meditar las condiciones que antes cumplía para realizar una predicción.