24. Manos

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En un edificio de aproximadamente diez pisos, era una alegría que el último haya sido alquilado para solo un grupo de personas. Así, pequeños murmullos hasta gritos eufóricos no alcanzaban a penetrar los oídos de pacientes ajenos, el jefe Nostrade prácticamente ya se encontraba descansando así como su guardaespaldas. Al final del pasillo se encontraban sus habitaciones, muy lejos del caos que se desarrollaba al frente de la habitación número cuatro, donde descansaba Kurapika.

Todos reían de muy buena gana, se mantenían sentados en la fría baldosa como un viejo grupo de amigos —puesto a que tenían horas de conocerse— conversando de trivialidades así como haciendo preguntas un tanto subidas de tono. Sus cuerpo un poco cansados no experimentaron en ningún momento la necesidad de tomarse un momento, ahora mismo a la una de la madrugada se podían comparar con los vigorosos niños de diez años que solían ser reprendidas por sus madres por salir a jugar hasta altas horas de la noche y solo teniendo encima un playera.

Ante las amplias sonrisas de los menores y las disimuladas de alguno que otro mayor, Neón no dejaba de narrar lo que ella consideraba una hazaña asombrosa; vestir de mujer a Kurapika: —Siempre tuve curiosidad por su aspecto tan andrógino, bueno debo decir que al principio dudé que fuera hombre... — ella lo decía con una pícara expresión, ladina a los ojos de Rei.

Así que ella también intervino.

— ¿Cómo comprobaste que era hombre?— cuestionó Rei, haciendo sonrojar sus pecosas mejillas.

—Lo espié en el baño. —confesó Neón muy orgullosa.

Lilianne soltó un chillido de pena y se tapó el rostro inmediatamente— quizá recordando escenas pasadas muy similares— mientras que Aki se sonrojaba a más no poder, ambos siendo abrazados por Yuki. La gélida madrugada casi ni se sentía entre su picante conversación.

Pero a pesar de también estar presente, Kuroro no se inmutó en ningún momento.

— ¡Wow! Eso es algo que ni Kuroro ha tenido el placer de experimentar. — continuó Rei, arrodillada e inclinada hacia Neón. Su vestido cuadriculado se había empolvado un poco pero que más daba si lo que escuchaba era como recibir oro, prosiguió más que emocionada: — ¿O estoy equivocada?— Giró su mirada hacia Kuroro, quien no se había movido, apoyado en la pared de pálido color también le regresó la mirada.

Pero no respondió.

—No es ético, preguntar esas cosas. — Añadió Yuki, con un tono serio. — ¿No lo creen así chicos?— apretó lo hombros de sus dos protegidos.

— ¡Bueno! Pero continúa con el relato. — replicó Aki con un puño en alto.

Las risillas resonaron entre las paredes del hospital, como rebotando entre las baldosas color menta. El ambiente ameno no tenía planeado partir. Neón golpeó el piso con la palma de su mano y así todos dejaron de emitir algún sonido: —aquella noche tenía una fiesta de pijamas con mis amigas, las misma que me llamaron para la celebración a la que no asistimos y fue idea de mi padre que fuera con guardaespaldas, yo no quería, pero el insistió. Ahí comenzó el primer problema, era una reunión estrictamente de mujeres...— alargó la última sílaba en un subliminal mensaje que solo Rei comprendió. Aparentemente.

—Ahora, dime ¿Cómo lo vestiste? ¿De qué clase era su vestido? ¿Qué accesorios tenía?— en medio del precipicio de infinitas preguntas, Rei tomó aire al ver el rostro Neón indispuesto a proseguir.

Lo único que hizo ella, ante la incertidumbre de todos los presentes fue mirar a Kuroro, cómplice antes de decir: —Pues, supongo que él lo puede relatar mejor.

La curiosidad transformada en un grupo de ojos expectantes, dirigió su atención a Kuroro, quien por primera vez en la noche se vio obligado a abandonar su erguida postura de total serenidad. La emoción y esa encantadora chispa que todos desprendían formaban un cuadro de terror, así fue como lo denotó ¡miedo! Así, esbozó una nerviosa media sonrisa para después darse media vuelta, repasando una y otra vez, por qué no se marchó cuando tuvo la oportunidad. Sus pesados pasos algo entumecidos por el helado clima fueron más lentos de lo normal.

PROMESA (KuroKura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora