Sangre encendida por todos lados.
La humedad se colaba en cada centímetro de su piel desnuda, la hierba goteaba acorde a cada paso que trataba de dar. Su cuerpo no le permitía tener una plena movilidad, él no se encontraba atado, tampoco indispuesto.
Simplemente no podía hacerlo.
Cubierto por la espesa neblina, su vista se vio perjudicada y así, su perspectiva del entorno. Con una mano extendida se negó a quedarse quieto, sus curiosos dedos se movieron frenéticamente, como si buscara algo de lo que no tenía idea. ¿Dónde estaba? ¿Cómo se veía? Pero sobre todo ¿Por qué lo anhelaba? No sabía cómo responder, es más, tal vez ni recordaba cómo hablar.
Todavía así, hubo algo de lo que si se sentía seguro.
Lo encontraría.
Y las cadenas, cada uno de los metálicos eslabones fueron rotos en una arranque de ira desenfrenada, impulsos desmedidos, gritos alucinantes.
¿Qué había más allá?
Poco a poco se fue incorporando entre el trémulo paisaje, dejando que la sensación de frío se apoderara por completo de su delgado y débil cuerpo. Justo en el momento en que fijó su mirada hacia el horizonte, a tiempo para el último e ínfimo destello de luz. Ahora, no había nada más que un espacio vacío, oscuro.
Fue extraño, pero le fascinó.
Sus pasos comenzaron vacilantes, dejando una pausa entre la decisión de continuar o retroceder. Por qué lo sabía... más allá, había algo más.
Bueno, en realidad... alguien más.
Estaba asustado, no lo sabía. Sus manos le temblaban, eso era un hecho. Más, el estímulo que sintió al divisarlo banalmente le devolvió esa energía propia de un infante. A pesar del álgido viento, la incomodidad de un suelo mojado o la falta de una clara visión... eso, ya no era importante.
Y se armó de valor, abrió los ojos como si de eso dependiera su falta de visión. Pronto, sus piernas se movieron a grandes zancadas, siempre teniendo por delante aquella mano que nadie se había atrevido a tomar. Extendiéndola en busca de aquel contacto que tanto deseaba.
Por primera vez, movió sus labios.
Las palabras se ahogaron en su garganta y su ofuscación se acrecentó, se estaba cansando. No tenía idea de cómo sucedió, pero ahora su cuerpo no paraba de correr entre el espacio desconocido. Sus labios no dejaban de delinear aquellas palabras que no se pronunciaban, el tiempo se acababa, el límite estaba por alcanzarlo, su ubicación era desconocida. Solo deseaba rozar su piel como no lo pudo hacer aquel último encuentro.
Y sí, la caricia que recibió su alma al verlo pareció suficiente.
Llegó.
¿A dónde? Pues nadie lo sabía.
Lo observó.
¿A quién?
Lo único que debía saber era que lo estaba esperando. Sí, incluso antes de nacer.
Seguramente era esa clase de llamado que no se puede palpar, esas palabras convertidas en melodía muda para permitirse viajar en cada soplido del viento. El roce de sus oídos con su invisible voz le sentó tan bien. Por qué no podía ser de otra manera...
Aquella blanca sonrisa fue la única que esbozó en todo su camino, pues su mano extendida no fue capaz de alcanzarle... maldita sea ¡Maldito él! Y un demonio sea capaz de llegar hasta su ubicación para devorarlo.
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PROMESA (KuroKura)
FanfictionSEGUNDA VERSIÓN/ BORRADOR CON UNA CORRECCIÓN Seis meses o quizá un año. ¿Cuando fue la última vez que contempló aquellos ojos? Jamás pensó volverlo a ver y mucho menos sentir eso por él... "Si no puedes llegar a amarme al menos lograré que no me odi...