SEGUNDA VERSIÓN/ BORRADOR CON UNA CORRECCIÓN
Seis meses o quizá un año.
¿Cuando fue la última vez que contempló aquellos ojos?
Jamás pensó volverlo a ver y mucho menos sentir eso por él...
"Si no puedes llegar a amarme al menos lograré que no me odi...
--¿6 meses?, no, tal vez un año, ¿Cuándo fue la última vez que contemple aquellos ojos?-
--Al principio eras no más que un enemigo peligroso para mí, mataste a mis camaradas....
No tenía otra opción...
--Al vernos por fin frente a frente me sorprendió tu enorme determinación. Rojo como la sangre, tu manera de mirarme, simplemente era única
Y entonces yo...
Formaciones rocosas y paisajes sin vida eran la única compañía para él.
La soledad no lo afectaba, la situación en la que estaba no era la más favorable, el Geney Riodan aún buscaba soluciones, el aún tenía la cadena apuntando su corazón...
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Popularmente llamada "La ciudad que nunca duerme" desde los callejones más asquerosos donde merodea la gente más impúdica con las costumbres más repulsivas hasta los amplios pasillos adornados con costosos cuadros de los mejores artistas de la época. Cada individuo siempre se encontraba ocupado, corriendo de un lado para el otro como si todo el tiempo tuvieran prisa, así funcionaba York Shin.
El tiempo transcurrió con bastante rapidez, era casi como un sueño el recordar los sucesos de hace algunos meses, todos ya habían partido dejándolo solo con sus obligaciones a pesar de su delicado estado de salud, pues no tenía otra opción. Aquella vida era la que había planificado desde muy corta edad, nunca estuvo tan cerca de cumplir su venganza, para lo único que vivía, era momento de dejar de anhelar en pequeños sueños todo lo que no logró hacer debido a las circunstancias. Era momento de despertar y afrontar su realidad.
--Kurapika, guardaespaldas principal de la Familia Nostrade-
--Buenos días, estoy a sus órdenes Jefe-
Con una apariencia tan delicada, una rubia callera y algo larga casi llegando a sus hombros, unos bellos y grandes ojos color zafiro, su pálida piel contrastaba muy bien con el rubor de sus mejillas. Un cuerpo esbelto y algo delgado, la mente maestra de muchas de las mejores estrategias. Con tan sólo diecisiete años de edad se había ganado un prestigio irrefutable.
Su actitud siempre tan sería y entregada a las futuras misiones era su sello principal, sin importar el peligro, la enfermedad o incluso su propia vida...
--Tengo una nueva misión para ti-dejó salir su aliento con un deje de molestia. Su trabajo no le permitía estar en casa un solo día en completa paz, pues si no fuera por sus constantes viajes y negocios no hubieran llegado tan alto, aunque precisamente ese era el problema principal, hace mucho que su fortuna empezó a decaer y precisamente por lo ocurrido hace algunos meses.
