Las horas pasan rápido. La última clase se pone divertida, y por primera vez en toda mi vida, no quiero que acabe.
Todo el día estuve evitando a los tres chicos que me frustran a la vez, así que era obvio que, para mí, el día pasara rápido.
Ahora me encuentro en casa, específicamente, en mi vieja habitación, escuchando los típicos gritos de mis padres.
Dentro de mi pieza, es el único lugar en donde puedo descargarme completamente, sin obtener críticas.
—____, ya sal de tu maldita guarida y baja a comer—su voz suena ronca y seria. ¿Cuándo no? —.
Sin querer responder, me levanto con pesadez y saco la traba de la puerta.
Su mirada muestra furor como siempre, y su boca no muestra ni una mínima sonrisa.
—Preparé la cena y tu madre no quiere comer, que irónico, ¿no crees? —sin contestar nuevamente, lo ignoro por completo y bajo las escaleras para poder llegar a la cocina—.
Veo que hay trozos de vidrios rotos a un costado de la mesa, y a mi madre recogiendo las demás piezas.
—¿Qué paso? —que pregunta tan obvia—.
—Nada linda, solo se me cayeron algunos platos—respondió sin mirarme. ¿Por qué me miente? —.
—Mamá—cuidadosamente, me acerqué—. ¿Cuánto más eh? ¿Hasta cuando quieres aguantarlo?
—¿Aguantar a quién? —papá se hizo presente en frente nuestro—.
—Tú mismo sabes la respuesta George
—Sinceramente ____, no, no la sé—se cruzó de brazos, y me miro desafiante—
—A nadie querido, nadie—dijo mi madre. No dejaría que esto pase de nuevo—.
—¿Sabes a quién? ¡A ti! ¡A tus estúpidos maltratos hacia mi madre!
—¡Yo estoy harto de ti y de Carla! —cerré los ojos con furor. Mis manos se formaron en puños, y por un segundo pensé en golpearlo—.
—Vete de esta casa si estás harto.
—¡Es mi casa!
—¡Es de mi mamá idiota!
—¡Basta de insultos! —elevo su mano, queriendo golpearme—.
—¡Golpéame! ¡Hazlo! ¡Golpéame como a mi mamá! —George no resistió, y una mano extendida acabo en mi mejilla—.
—¡Monstruo! —exclamó ella—. ¡Eres un monstruo!
—¡Las dos son unas rameras!
Las lágrimas cayeron lentamente sobre mi rostro, así que decidí correr hacia afuera, típico.
Corría como si no hubiera un mañana, como si correr me salvaría de mi padre y de todos los problemas en mi vida.
Había pasado el parque central y ahora estaba llegando a mi segunda casa. Tal vez allí no era donde debía estar, pero al menos era bien recibida.
—¡Cariño! ¡¿Qué te paso?! —pregunto Karen, la mamá de Liam—.
—¿Está Liam? —ignoro su pregunta anterior—.
—Está en su pieza como siempre. ____ ¿Qué paso? —niego con la cabeza, como si estuviera diciendo que nada pasó. Karen me deja pasar y corro escaleras arriba ignorando el saludo de Geoff, su padre—.
Sin tocar educadamente, giro la perilla y entro a su habitación, con aún lágrimas brotando de mis ojos.
Ambos se encuentran sorprendidos por mi interrupción y yo me siento de lo peor, aún más de lo que estaba.
—___...—traga saliva dificultosamente y mi corazón deja de hacer el típico “pum” —.
—Lo siento—saco mis lágrimas bruscamente, pero nada sirve, aún siguen cayendo—.
Corro otra vez, pero ahora, sin rumbo fijo.
Ambos padres me ven preocupantes al verme salir de su casa.
¿Por qué no me avisaron que Liam tenía compañía? ¿Por qué no evitar que sienta morir en estos momentos? ¿Por qué él la estaba besando?
“Mantente fuerte”.
Demi Lovato es una gran idola, la mejor para mí. Pero sinceramente, ya no puedo mantenerme fuerte, ya no.
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"22 intentos y siempre fuiste Tú" LiamPayne
FanfictionLa mayoría de las personas se rinden al primer intento. Otros, se rinden al segundo. Liam James Payne es la excepción. Con tan solo diecinueve años se había enamorado de verdad, según él. Aquella chica con curvas, de cabello dorado y ojos azules, ha...