Capítulo 31

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Raro. Así describiría a Liam en estos precisos momentos. No quería contarme la razón del por qué estaba actuando tan extraño, tal vez no había razones, pero lo conocía como la palma de mi mano y cuando él dice un no tan inseguro para sí mismo es porque me estaba mintiendo, y descaradamente. Nuestra relación de amistad nunca se baso en las mentiras o secretos ocultos, constantemente nos contábamos todo, y precisamente todo. 
Mi madre había ido a trabajar, otra cosa rara en el día de hoy, creí que pasaría la tarde en casa de Karen, como estuvo haciéndolo todas estas semanas—de seguro su frívolo jefe la amenazó con despedirla y nunca más volver a perdonar una de sus faltas, a veces aquel hombre de cincuenta años podría ser una de las personas más horrendas de todo el planeta— aún así, mi madre sigue trabando en aquel lugar de recepcionista, solo por el buen dinero que recibe solo por estar quince horas sentada en una silla, atendiendo teléfonos y más teléfonos. 

Era de noche y la única persona que se le escuchaba hablar era a mi madre, quien conversaba animadamente con Karen a través del teléfono fijo. Esperaba que no se le quemara la comida, la lasaña era una de mis comidas favoritas y mi madre era capaz de hacernos comer aquello quemado. Liam y yo mirábamos “atentamente” a los dibujos animados de la televisión, Bob esponja era uno de los mejores programas infantiles que pueda ver, pero realmente necesitaba saber que sucedía con Liam y por qué no me hablaba desde esta mañana.

—Liam…—susurro en su oído, alejando completamente mi vista de la gran pantalla—. ¿Podrías ser sincero y decirme por qué estás actuando de esta manera? —noto como traga saliva nerviosamente y voltea su rostro a noventa grados, dejándolo cerca al mío—. 
—¿Q… qué? —retenía mis ganas de querer besarlo, él me estaba tentando, sin precisamente que él lo sepa—.
—¿Por qué actúas tan extraño? ¿Eh hecho algo malo esta mañana? —frunce el ceño y niega rotundamente con la cabeza, alejándose a unos centímetros de mí—. Entonces, ¿puedes explicarme por qué no me hablas desde la mañana? —se encoje de hombros y sigue “viendo” la televisión—. ¡Liam! —me enojo y grito. Mi madre me regaña desde la cocina, mientras yo me cruzo de brazos y me dirijo hacia el otro sillón, lejísimos de él—.

Noto que bufa con pesadez y se sienta nuevamente a mi lado. 

—______, ¿te acuerdas de Austin? ¿Austin Mahone? —ahora yo frunzo el ceño y lo miro fijamente, creí que él se había olvidado del dilema y que no hablaríamos más del tema—.
—Supongo, ¿por qué? —suspira desilusionado y se acomoda en el respaldo del sillón—. 
—¿Qué pasaría si un día de estos vuelve? Y no precisamente a pasar la vida en Londres, si no que para venir a buscarte y que todo vuelva a ser como antes entre ustedes dos.

¿Qué vuelva a…

—¿Por qué tan repentina pregunta? Pensé que te olvidaste de él y qué no querías hablas nunca más de este tema, al menos hasta que tú lo superaras.
—¿Superarlo? _____, ¡estuviste llorando toda una semana gracias a él! Ni siquiera pienses que podré olvidarlo, ni loco.
—Pero tú dijiste que…
—En forma literal, ____. Tú estabas llorando como una desquiciada, tenía que decir algo para subirte el humor.
—Da igual, responde. ¿Por qué tan repentina pregunta? —vuelve a tragar saliva. Desordena su cabello, dejándolo aún más hermoso—.
—No es nada, _____, es simple curiosidad que tuve desde hace varios días atrás—sus labios lo delataban. Cada vez que me mentía mordía su labio inferior con nervios, era casi imposible que nadie note cuando él mentía—.
—Te das cuenta, ¿cierto? No sabes mentir, ni siquiera a tu propia madre—me río divertida. Dejaría este tema para otro día, tampoco me importaba hablar de Austin—.
—Ya cállate—me tira uno de los almohadones a su costado, dándome justamente en todo el rostro. Su risa era una de las más adorables y perfectas que había escuchado en toda mi vida, era un sonido que podía levantar mis ánimos en tan solo segundos—.

Karen nos grita desde la cocina para ir a comer, hasta Liam estaba esperando ver que la lasaña no estuviera quemada. Íbamos entre empujones hasta sentarnos juntos en la mesa. Mi madre nos deja un pedazo a cada uno en el plato, dando por finalización la llamada con Karen. Carla se sienta en frente de nosotros, y comenzamos a comer en completo silencio.

—Y… ¿Cómo les está yendo en el instituto?
—Bien. —respondo antes que Liam—.
—¿Ya están saliendo o algo? —me atraganto con la comida en la garganta, por lo que empiezo a toser sin poder parar. Siento mis mejillas enrojecer, ¿qué clase de madre te hace ese tipo de pregunta cuando es tu mejor amigo y sabe perfectamente que a él le gusta alguien más? Le doy una mirada asesina y ella se da cuenta que había metido la pata. —Oh, creo que con Karen hemos apresurado mucho…—se ríe como si esto fuera demasiado gracioso, lo cual no lo es. ¡¿Karen?! ¡Con Karen! Estupendo. Lo miro de reojo y noto que está sonriendo tímido, sin contradecir algo que dice mi madre. Hay dos opciones, o no quiere ser irrespetuoso diciéndole de todo a mi mamá, o posiblemente sienta algo por mí. Opto por pensar en la primera opción y dejar que Rita arruine mis ilusiones.

"22 intentos y siempre fuiste Tú" LiamPayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora