Llegó a la finca familiar deseando poder soltar su discurso, repleto de reflexiones sobre el deber y el afecto, con el que esperaba reconciliarse con su mujer. Nopreguntó por ella, decidido a visitarla en cuanto se hubiera aseado y cambiado de ropa, quería estar lo más presentable posible para defender sus argumentos y conseguir así la reconciliación. El deseo le bullía por las venas, deseaba reconciliarse con ella en cuerpo y alma. Su cuerpo estaba ansioso por conseguir su parte.
Su padre salió a su encuentro apenas entró al vestíbulo. Estaba muy enfadado, Edmund no deseaba una confrontación pero no encontró la forma de evitarla.
─ Tenemos que hablar.─ aquello fue una orden en toda regla, le siguió al estudio.
─ ¿Ocurre algo?─ preguntó sentándose frente al escritorio, su padre estaba al otro lado de la mesa, como si quisiera mantener la distancia entre ellos. Se sintió como un niño esperando el castigo, frente al padre de su infancia.
─ Han ocurrido muchas cosas en tu ausencia. Te preguntaría como has permitido que Rose volviera sola de su luna de miel, y la razón por la que se niega vivir en esta casa, pero dejaremos los asuntos personales para después.
─ ¿Mi mujer no esta aquí?─ sintió un escalofrió, como un mal presentimiento.
─ No, volvió directamente a la casa de su padre. Ese no es el asunto ahora, aunque está relacionado por supuesto.
─ ¿Qué quieres decir?
─ Lord Stirling tuvo una reunión conmigo hace dos semanas, al parecer, el inventor de los códigos es tu suegro.
Redhouse es Redclive. Jamás lo hubiera sospechado, me molesta haber estado
tan ciego, pero dejando vanidades aparte, Stirling ha pedido mi ayuda para protegerlo, se ha convertido en un objetivo para los franceses. Desean contar con sus servicios, su talento ha impresionado al jefe de la inteligencia francesa, pero a pesar de eso, si no consigue que cruce la linea, lo matará. Han interceptado algunos de los mensajes con el nuevo código, parece ser que no han sido capaces de descifrarlo, por suerte las claves del Fit, están perfectamente localizadas y custodiadas.
─ ¿Has hablado con Redclive sobre el asunto?
─ Por supuesto que no. Tenemos hombres vigilando la casa y el pueblo. Stirling y yo estamos de acuerdo en que nadie sospecha que Redhouse y Redclive son la misma persona, si él ignora que están tras su pista se seguirá comportando con normalidad y evitará llamar la atención sobre sí mismo.
Edmund le contó entonces lo que Peter le había contado en su encuentro, de su viaje a Bristol y de su encuentro con Betwich, también le explicó que todo ello constaba en el informe codificado que había dejado en Londres.
─ ¿Porque ayudaría Betwich al espía francés?
─ Pregúntale a Stirling la próxima vez que le veas.
─ ¿Así que no has estado con "esa mujer"?─ su padre parecía orgulloso de él, lo que era inmerecido dadas las circunstancias, pero no quiso sacarlo de su error.
─ Hemos terminado.─ dijo con aquel tono de voz que invitaba a no seguir con el tema, pero el hombre que tenía delante, era su padre.
─ ¿Por fin has entrado en razón o es sólo un disgusto pasajero?
─ Nunca entendí tu antipatía por lady Ocam.─ dijo para evitar tener que dar explicaciones.
─ Por su culpa hiciste cornudo a un buen hombre, uno de los mejores amigos de tu tio.
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Redhouse- Saga Los Horton 1
Historical FictionEdmund concerta un matrimonio de conveniencia con la hermana de su amigo Virgil con objeto de tener un heredero para el título. Pero no podía ni imaginarse de que su novia podía ser tan bella, y cuando sellan su matrimonio con un beso se percata de...