Capitulo 16

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Debido a que el vestuario que se había confeccionado con motivo de su boda le quedaba estrecho a causa del aumento de pecho y de cintura que estaba experimentado su cuerpo, y a su negativa a ceñirse el corsé para no perjudicar al bebe, la habían dejado sin nada que ponerse, lo que realmente no la importaba, porque no tenía ningún deseo de mostrarse en sociedad.

En primer lugar por la situación de incertidumbre que vivía respecto a su hermano Virgil. En segundo lugar, por la vulnerabilidad que sentía respecto de su situación con su marido, la idea de encontrarse con Lady Ocam la generaba tanta angustia que la revolvía el estómago, y la tercera razón era su embarazo. Aunque aún no se notaba demasiado, le parecía algo impropio mostrarse en su estado.

Finalmente y tras una dura negociación con los hombres de su familia, su marido, su padre y su suegro, accedió a estrenar cinco vestidos, destinados a los únicos bailes a los que asistiría durante la temporada. Las modistas fueron a la casa de su suegro, apenas en tres días tenía todo lo necesario, y alguna cosa más que su marido había mandando hacer para ella. Estaba empezando a gozar de su posición, entendiendo porque era tan deseable ser una vizcondesa rica. Su pensamiento voló hasta Lord Mortimer, todavía le dolía muy en el fondo, que él la hubiera cambiado por dinero. Desecho de su pensamiento a su antiguo pretendiente para volver a pensar en la mujer que ocupó el corazón de su marido durante tanto tiempo.

Las cinco fiestas a las que acudiría serían las más exclusivas de la alta sociedad. La que daría el duque de Gloucester, abuelo de su marido, el del marqués de Surrey, tío de su marido, el de su suegro, el conde de Carrick del que sería anfitriona, el baile del almirantazgo, en casa de Lord Stirling, y al de su tío, el barón de Redclive. Ni siquiera Edmund consiguió convencerla para que lo acompañará al teatro, o a cualquier otro evento de los muchos que se celebraban durante la temporada.

Rose estaba muy nerviosa ante la perspectiva de su primera fiesta, la relación con su marido era casi perfecta, quedaban muchas palabras por decir, pero sobre todo, en el corazón de Rose, pesaban las palabras que él la había dicho en aquella posada camino de Londres.

Cuando estaban juntos y él se mostraba cariñoso, ella las olvidaba, pero no podía evitar recordarlas cuando se encontraba sola "si no existiera otra mujer, no te habría elegido a ti". Ahora irían juntos a un baile donde se encontraría cara a cara, con la mujer que él, sí hubiera elegido.

La fiesta que se ofreció en la mansión del conde de Carrick, se celebro el 13 de marzo, las invitaciones habían sido enviadas, pero la nueva vizcondesa de Cortwind, que debería haberse estrenado como anfitriona tuvo que quedarse en cama.

Un terrible resfriado acompañado de dolor de cabeza, lagrimeo y estornudos constantes, dejaron su nariz y sus ojos rojos e hinchados. En su estado, el médico la prescribió reposo. A pesar de la música que llenaba la casa, y del miedo que sentía de lo que pudiera pasar entre su marido y Lady Ocam, que estaba invitada a la fiesta, se quedo dormida. No un sueño normal, ni febril, sino el sueño que los últimos días la atacaba dejándola casi inconsciente. El médico señaló, que al igual que el malestar matutino, aquel era otro síntoma de su estado, y que seguramente desaparecería en pocos meses.

Por su parte, el vizconde de Cortwind, junto a su padre, y a su tía la marquesa de Surrey, se mantuvo en la puerta hasta que la mayoría de los invitados llegaron a la fiesta.

Contestó mecánicamente a los que preguntaban por su esposa, y la disculpaba debido a un malestar, que resultaba cuanto menos misterioso para la mayoría de los asistentes. Cuando la marquesa dio la orden, la orquesta empezó a tocar, los tres abandonaron la puerta para reunirse con el resto de los invitados.

Los condes de Ocam llegaron cuando ya se había iniciado el baile, la condesa parecía molesta y en su rostro se reflejaba un ceño que desapareció tan rápido como se acercaron a saludarlos. Mostrando su mejor sonrisa era una de las mujeres más hermosas del salón. Llevaba un vestido rojo, con un amplio escote que dejaba entrever la sombra de unos pezones de color rojo.

Redhouse- Saga Los Horton 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora