Capítulo 2

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Lauren despertó aquel día tan importante, más nerviosa que nunca. Además, de que todavía no sabía nada sobre Camila. Su padre había estado ocupado con su trabajo y al igual su madre, por lo tanto no había estado hablando mucho con ellos para poder preguntarle sobre Camila.

Sí sabía que su familia vendría más tarde para estar presente en el show más importante de su carrera. Y era lo que más le importaba, tenerlos. Por fin iba a poder estar con ellos luego de semanas enteras de viajes, de idas y venidas en los que solo a veces veía a sus padres.

Se había pasado toda la mañana ensayando sus coreos con Normani, la morena la veía entusiasmada, pero nerviosa. De todos modos, sabía que lo haría bien. Lauren era una chica maravillosa, talentosa y tenía bien claro que nada iba a detenerla, mucho menos ésta noche.

Luego del almuerzo su familia llegó al hotel donde estaba quedándose. No fue para nada pequeño el abrazo que le dio a su madre y su hermanita. La niña de cinco años estaba aún más emocionada que ella mientras Lauren la envolvía en sus brazos cuando ambas estuvieron sentadas en el piso, Lauren con su hermana arrodillado entre sus piernas sin dejar de abrazarse.

Para Lauren no había nada más importante que ellos. Esas tres personas era su cable a tierra, eran las únicas que siempre lograban quitarle el mal humor,  hacerla sonreír en malos momentos y eran los únicos que podían levantarla cuando Lauren sin darse cuenta estaba cayendo cansada de todo. Porque la vida de un adolescente que estaba cumpliendo su sueño, formando parte de la vida de miles de personas, no era fácil. No era para nada fácil y mucho menos cuando a veces estaba sola en otra parte del mundo, sin su familia, sin sus amigos.

—Te extrañé, Tay.—Lauren sonrió cuando sintió los brazos de su hermana alrededor de su cuello y sus labios en su mejilla.

—Y yo a ti. Mamá dijo que luego vienes a casa con nosotros, ¿es verdad?—Dijo acariciando el rostro de Lauren con su mano. La mayor de las dos se rió asintiendo. Estaba tan feliz de tener a su familia con ella, en especial a su hermanita.

—Sí, es verdad. Solo me quedan dos días más para un último concierto, aparte del de hoy y luego nos vamos a casa por algunas semanas.—Lauren le acomodó la gorra de modo que la visera estuviera hacía atrás, su hermanita amaba usar sus gorras.

—¿Y voy a dormir contigo? Tengo nuevos libros y también tengo muchas hojas para pintar. ¿Vamos a pintar?

—Claro que vamos a pintar, de hecho como vamos a Miami vamos a pintar algo en la pared de mi habitación.—Le dio una mirada a su madre que por suerte estaba distraída en ese momento.—Pero no le digas a mamá, ya sabes que se pone loca cuando le hablamos de pintar las paredes.—Se rió.

—Tay, vamos a darte un baño y a ponerte ropa cómoda.—Clara se acercó a ellas para tomar la mano de Taylor que asintió luego de darle un beso a Lauren en la mejilla.—Lauren, papá quiere que lo esperes en tu habitación.

Lauren asintió y luego las vio irse. Tenía una sonrisa boba en su rostro, algo le decía que todo tenía algo que ver con Camila. Oh Dios. ¿Ella estaría aquí hoy?

Sentía su corazón latir a mil por segundos con solo pensar en que vería a Camila otra vez, que podría abrazarla y que podría agradecerle de una buena vez por aquella noche abrazarla y decirle palabras hermosas.  Palabras que sin duda la marcaron porque más tarde el recuerdo de ellas dos frente al río la ayudó a ser fuerte al momento de terminar con el único error en su vida.

No había sido fácil, por supuesto que no. A pesar de que todo era pasado  todavía sufría, lo hacía en silencio y absolutamente nadie era consciente o tenía idea de que  Lauren todavía no podía sentirse bien con ella misma. Y todo era causa de la violencia y el maltrato que sufrió, todo la había marcado y era una marca que aún no se iba. A pesar de que podía respirar tranquilamente y ya nada le preocupaba, todavía vivía con miedo e inseguridades que la lastimaban por dentro. Ella se mostraba fuerte, siempre lo hizo, pero seguía siendo débil, tonta y estaba llena de inseguridades. 

Jamás se iba a olvidar la manera en la que quiso a Nick, la forma en la que ella lo había dado todo por él, siempre le había importado verlo bien y que él esté cómodo con ella, pero en respuesta recibía insultos, gritos, golpes y malos teatros delante de cualquiera menos frente a su familia. Dolía y dolía realmente demasiado el querer y no ser correspondido, el dar cariño y recibir a cambio odio.

Un año y medio después de haber  terminado su relación con Nick, todavía no entendía qué había hecho mal para merecer todo aquello. En qué había fallado, qué estaba mal con ella, qué le faltaba para poder haber hecho feliz a ese chico. Eran esos interrogantes lo que la hacían decaer, no pasaban seguido por su mente, pero cuando estaban se dejaba vencer por ellos y todas esas inseguridades, entonces terminaba por encerrarse sola, a llorar, a escribir, a tocar la guitarra, pero siempre sola y en un intento de dejar ir esos malos recuerdos que todavía la atormentaban.

Sabía y tenía claro que nunca iba a olvidarse la forma en la que fue tratada, humillada y golpeada sin un motivo en especial o al menos coherente. Lamentablemente eran marcas que todavía no se iban y que probablemente estén con y en ella siempre. Porque alguien que sufrió de violencia de la manera que sufrió ella, no se olvidaba fácil, no cuando había marcas  y no hablo de marcas físicas hablo de las marcas en el interior, esas marcas eran los recuerdos, los miedos, las inseguridades, la poca confianza que se tenía ella misma.

Pero ninguna marca es para siempre. Y Lauren esperaba que las suyas alguna vez dejaran de existir y pudiera ser libre de ellas.

-

Cualquier persona estaría feliz de cumplir años, cualquier persona estaría contenta porque su familia se reúne a festejar un año más de vida de ella misma. Es algo alegre ver los globos, las tartas, la comida y a todos riendo y hablando animados. Pero para Lauren su cumpleaños número diecisiete fue horrible a pesar de tener todo aquello.

Ya no podía fingir que todo estaba bien, que era feliz con su novio, que nada le afectaba porque estaba cansada mental y físicamente por culpa de Nick. Ya se cumplían seis meses desde el momento que todo comenzó. Seis meses y ella seguía siendo una inútil y cobarde por no detenerlo.

Sus sonrisas no eran las mismas, estaba más delgada y cualquiera que la viera bien se daría cuenta de que no estaba bien. Pero sus padres estaban muy ocupados con el trabajo y además Lauren fingía bastante bien delante de ellos, por un solo motivo: No quería que se decepcionaran de ella por permitir que esto le pasara.


Aquel día todo estaba yendo “bien”, por suerte Nick la ignoraba y apenas la había hablado, por lo tanto ella podía estar con su familia y por una vez en meses sonreír genuinamente. Intentaba que nadie se fijara en ella o le diera mucha atención porque no tenía ánimos para poder llevar una conversación alegre, como todo estaba siendo allí, por tanto tiempo. Era horrible sentir el dolor en las mejillas por estar fingiendo sonrisas por tanto tiempo. Mucho más cuando querían borrarse de inmediato cada vez que la mirada de Lauren se cruzaba con los ojos fríos de Nick.

Normalmente todos odiamos que nos canten el feliz cumpleaños porque no sabemos qué jodida cara poner, a quien mirar, si sonreír quedarse serios o simplemente poner cara agradable y esperar a que se decidan a cortar el pastel, pero Lauren había estado todo el tiempo sonriendo apenas, tímida y algo avergonzada.

Cuando fue el momento de las fotos, luego de sacarse con todos, y le tocó ponerse con Nick las cosas fueron un tanto extrañas para todos. Lauren se había alejado de él por instinto cuando quiso darle un beso en la mejilla para fingir que todo iba bien. Lauren se dio cuenta de lo que hizo y por un segundo la mirada de su novio fue de odio, por supuesto que regresó a su lado y lo abrazó como si realmente no estuviera gritando de miedo por dentro. Se estaba maldiciendo por haber hecho aquello, no quería ni imaginarse lo que Nick le diría más tarde.

Clara había notado aquello, la sonrisa nerviosa de su hija, aquel repentino alejamiento y el rostro algo avergonzado de Lauren, pero creyó en que su hija quizás estaba cansada, además Lauren odiaba las fotografías y que le cantarán el feliz cumpleaños, quizás era eso.

Por suerte Lauren pudo volver con su familia, alejándose de Nick otra vez y luego hizo lo posible para evitar estar a solas con él. Pero sabía que llegaría el momento en el que su realidad cayera una vez más sobre ella como agua helada.

Y cuando pasó, se lamentó por haber sido estúpida y se culpó por permitir que la trataran de esa manera.
Sus lágrimas caían despiadadamente por sus mejillas mientras Nick le decía lo estúpida e inservible que era luego de haberla golpeado fuertemente en su costado. El colchón de su cama hacía que doliera menos mientras estaba sobre él tomando su costado golpeado.

Nunca había deseado tanto que alguien entrara a su habitación sin permiso y viera lo que le estaban haciendo, pero aunque deseara, aunque gritara por alguien nadie iba a ir por ella porque no había nadie en casa al día siguiente.

—Mira que tengo claro que eres una estúpida, Lauren. Pero nunca creí que serías tanto como para hacer algo delante de tu familia. ¿Tienes idea de lo que te haría si ellos preguntaban algo? ¡Mírame, estúpida y deja de llorar!—Dijo levantándola bruscamente del brazo.—Estoy tan harto de ti. No sirves para nada. No sé que mierda hago con alguien como tú.—Escupió en su cara con tanto odio.

—¡Entonces déjame y vete!—Sollozó cuando volvió a caer sobre la cama luego de que la pesada mano de Nick se impactara en su mejilla.

—No vuelvas a responderme de esa manera, inútil de mierda.—Rápidamente se puso sobre Lauren tomándola descuidadamente del cuello.—A un hombre no se le responde así, ¿me escuchas? Tienes que respetarnos y hacer lo que decimos porque para eso sirven Las mujeres. Para servirnos.

Lauren cerró los ojos girando su rostro a un costado evitando que el chico se acercara a su boca. Estaba llorando desconsoladamente mientras ahora él comenzaba a besarla. Lauren sentía ganas de vomitar cada vez que se le acercaba. Últimamente no podía mirar a un hombre sin sentir asco por ellos, excepto su padre.

—Mis… mis padres van a venir ahora.—Dijo llorando para poder evitar lo que menos quería.

—Entonces cállate, si no interrumpes es más rápido.—Dijo viéndola con odio por haber intentado que se detenga. Nick odiaba que Lauren lo rechazara.

—Me dices que te respete y tú no me respetas, ¿Así es esto?—Ni siquiera ella sabía de dónde había sacado valentía para poder decirle aquello, para responderle, para mirarlo con odio a los ojos por primera vez.—¿Eso te hace sentir hombre? Darme órdenes te-

Lauren apretó los ojos sintiendo el dolor en su cara. Aquella vez fue la única que le respondió, que le dijo lo que pensaba y aunque no terminó de hablar, pensó en que al menos lo intentó. Aquella vez todo fue peor, el abuso físico y sexual fue horriblemente peor.

Ese chico la estaba arruinado lentamente, la estaba consumiendo, la estaba volviendo alguien que se sentía completamente perdida. Lauren estaba realmente perdida y ya no veía salida de ese pozo negro en el que se había metido cuando pudo salir antes, cuando pudo detener su caída no lo hizo por miedo y ahora las cosas eran peores. Las marcas ya no eran solo físicas, eran mentales, en su persona. Las marcas estaban en ella por completo y de todas maneras.

-

Lo bueno de esos recuerdos que a veces llegaban de la nada, es que solo son recuerdos. Porque ahora su realidad era otra, era alguien que tenía a miles de personas admirándola, personas que la querían por ser como era, que amaban su música, eran personas que sin querer cambiaron su vida. Lauren había escuchado y leído cientos de historias de sus fans, historias de abuso, de abandono, de bullying, de soledad y auto lesiones. Ella siempre de alguna manera intentó ayudar al menos enviando un mensaje de aliento y no lo hacía para que hablen de ella por hacer eso, lo hacía de corazón. Lauren quería ser la ayuda de esas personas hasta con lo más  mínimo, quería ser la ayuda que nunca tuvo, que nunca se animó a buscar.

Le dio una mirada a su habitación que era enorme y estaba llena de todos los lujos y mañas que ella quería. Jamás se  había imaginado que alguna vez estaría donde estaba, que alguna vez tendría todo lo que tenía. Pero muchas veces tenerlo todo no es suficiente, en el caso de Lauren aunque era feliz, estaba bien, estaba mucho mejor que antes, todavía sentía que le faltaba algo para sentirse plena. Faltaba algo en su vida que le hiciera mejor, que le hiciera ver las cosas de otra manera. Lauren necesitaba sanar esas heridas aún, ella necesitaba borrar las marcas de su pasado.

Fue increíble la manera en la que se le olvidó aquel recuerdo y todos sus pensamientos desvanecieron apenas volvió a ver esos ojos marrones y esa sonrisa que tanto había anhelado ver nuevamente.

Todavía no podía explicarse ni a ella misma qué era lo que le pasaba con esa chica. Las sensaciones fueron miles cuando volvió a estar entre sus brazos. Camila la estaba abrazando luego de tanto tiempo, la persona que había ocupado su mente durante tantos meses estaba allí con ella y no había nada que quisiera más que aquello.

Lauren cerró sus ojos sintiendo como su corazón se volvía loco dentro de su pecho de una manera que parecía que estaba teniendo un ataque. Sus ojos se aguaron mientras Camila envolvía su cintura con ambos brazos y la escuchaba suspirar. ¿Esto era real? ¿De verdad estaba ahí y la estaba abrazando? Le estaba dando el mejor abrazo de su vida. En realidad, los mejores abrazos se sienten luego de haber extrañado tanto y justamente se habían extrañado demasiado.

Es loco que dos personas que solo se vieron por unos días y apenas habían hablado un poco durante unas horas frente a un río en medio de un bosque, que luego desaparecieran de la vida de la otra, pero no de sus pensamientos, era loco que ahora tuvieran vidas y sean dos personas completamente diferentes volviéndose a encontrar.

Camila, al igual que Lauren había deseado tanto este momento y era una chica con suerte porque también estaba pasando lo que quiso por tanto tiempo. Tenía entre sus brazos a esa chica que la había vuelto loca apenas la vio, la tenía aferrada a ella como si su vida dependiera de eso.

Las dos eran chicas con suerte, las dos habían deseado encontrarse y ahí estaban abrazadas a la otra. Ni siquiera sabían cuanto tiempo estuvieron de esa manera, en silencio, simplemente disfrutando de lo que la vida les estaba permitiendo, que se volvieran a tener.

Camila fue la primera en terminar el abrazo, pero no se alejó de Lauren, la tomó del rostro con ambas manos y la vio a los ojos mientras limpiaba las lágrimas que estaban cayendo sin parar. Dios. Nunca había tenido unos ojos tan hermosos como aquellos tan de cerca, eran maravillosos, eran increíbles, no podía explicar todo lo que sentía al verlos.

¿Es posible sentir tanto por alguien que no conoces mucho, para no decir nada?

¿Es posible que una personas se adueñe de ti desde el primer momento en que la viste a los ojos?

Camila era un universo de sensaciones y sentimientos por Lauren. Camila aceptaba que Lauren se había adueñado de ella apenas la vio la primera vez un año y meses atrás. Aceptaba que no había dejado de pensarla nunca porque no lograba quitarla de su mente, porque Lauren había hecho desastres en ella apenas la miró, cuando le sonrió, cuando aquella noche frente al río dejó que la cuidara y la abrazara un momento.

—Hola.—Fue todo lo que dijo Lauren mientras sentía que los pulgares de Camila quitaban sus lágrimas.—¿De verdad estás aquí? ¿Cómo estás?

—Ni yo me creo que estoy en la habitación de Lauren Jauregui.—Ambas se rieron y Camila por fin pudo poner un poco de distancia entre ellas, por más que quisiera estar abrazada a Lauren todo el tiempo no podía.—Estoy bien. ¿Tú estás bien?

Lauren se dirigió a uno de los sillones grandes que tenía su habitación y se dejó caer sobre él. Su mirada se cruzó con la de Camila mientras la veía ir hasta su lado. No podía creer que realmente estaba allí y estaba tan emocionada como ella, estaba contenta de verla y se dio cuenta de que nada había cambiado entre “ellas”. Camila la había tratado con tanto cariño, de la misma manera que meses atrás frente al río. Lauren no tenía idea sobre que a Camila le salía por instinto ser así de cuidadosa y cariñosa con la oji verde. No podía evitarlo cada vez que la tenía cerca.

—He tenido malos días últimamente…—Murmuró soltando un suspiro.—Pero ahora estoy bien. Tengo muchas cosas que contarte y pedirte disculpas también…—Bajó su mirada algo apenada y sintió como Camila se acercaba más a ella, pasó un brazo por sus hombros y la atrajo más cerca de su cuerpo. De ese cuidado hablaba antes, no podía evitar hacerla sentir bien todo el tiempo.—Perdóname por aquella vez haber dejado que vieras todo eso. Por dejar que vieras como él me humillaba y por haber sido una idiota. Te juro que luego intenté hablar contigo, buscarte o encontrarte en alguna parte, siempre iba mirando a mi alrededor con la esperanza de verte, pero nunca pasó. Cuando me animé a pedirle tu número a los chicos me dijeron que no sabían nada de ti y más tarde me enteré que Nick les prohibió que me dijeran algo sobre ti. No sé porqué hizo eso…—Su voz salió con dolor. Porque hasta el hecho de que le prohibiera hablar con otras personas la lastimaba de una manera indescriptible.

Camila frunció las cejas negando y llevó una mano a la mejilla de Lauren haciendo que la mirara. Ella sabía porqué Nick había hecho eso, porque sabía sobre su sexualidad y al ver que intentaba defenderla de él se hizo ideas en su mente, ideas equivocadas, porque Camila simplemente quería ayudarla sin ninguna otra intención. Su pecho dolía con solo imaginar y recordar las cosas que habría pasado Lauren y ella no había estado como le prometió.

—No tienes que disculparte por eso, Lauren. No es algo por lo que debas pedir perdón. Y yo también intenté saber de ti, pero… no sé. Parecía que la tierra te hubiese tragado. Pero acá estamos y eso importa.—Dijo con una pequeña sonrisa y Lauren asintió.—Todo está bien ahora, ¿verdad?—La oji verde se encogió de hombros, quizás sí todo estaba bien, o quizás no, quizás debería por una vez en toda su carrera abrirse realmente con una persona, con Camila.

“No es el momento” se dijo. Para Lauren nunca era el momento de decir como se sentía en realidad.

—Supongo.—Murmuró y Camila la observó. Lauren no lograba sostenerle la mirada por tanto tiempo y la desviaba a alguna parte de la habitación.

—Vi todo lo que estuvo pasando ésta semana y lo que la gente decía. La verdad que no tengo idea de lo que se debe sentir teniendo miles de personas pendientes de ti, pero no debe ser del todo bueno. Igual déjame decirte que si sé sobre que hay cientos de personas que te apoyan en todo y que se sienten orgullosos de ti. Existe tanta gente que desea poder decirte lo que te estoy diciendo y lo hago por ellos y porque quiero decírtelo. No dejes que nadie, nunca, te detenga, Lauren. Tienes que ser fuerte, tienes que disfrutar cada momento con alegría y si de repente tienes un mal rato, los cuales vas a tener siempre y para seguir tienes que superarlos, suspira y sigue. Sé tu misma siempre, no les des lo que quieren ver. Eres una persona hermosa y lo puedo asegurar con lo poco y nada que te conozco.

Lauren estaba sonriendo mientras Camila la abrazaba. Se sentía tan frágil y pequeña delante de esa morena. Todavía no descubría qué es lo que le hacía o lograba que se sintiera así, pero le gustaba. Le encantaba sentirse cuidada por Camila.

—Pero tenemos mucho tiempo para conocernos mejor.—Camila asintió cuando ambas terminaron el abrazo y se vieron a los ojos.—No quiero que te alejes de mi otra vez.—Dijo avergonzada por su confesión y Camila sonrió pensando en que era la chica más bonita que había visto en su vida.

—¿Eso significa que todavía puedo cumplir con mi promesa de estar siempre contigo?—Preguntó sonriendo sin dejar de mirar a Lauren.

—Significa que sí y que no puedes volver a irte nunca.

—Entonces es un placer, Lauren Jauregui.

Camila en ningún momento recordó o era realmente consiente de que estaba con Lauren Jauregui, la nueva estrella en la industria de la música. Para Camila, ella estaba con Lauren, la misma chica tímida y linda que había visto meses atrás en ese fin de semana de acampe con amigos, la misma chica que la había vuelto loca apenas la vio, la chica que había dejado que ella la abrazara y la cuidara por unas horas mientras pudo. A Camila no le importaba qué tan famosa y conocida sea Lauren ahora, no le importaba la distancia, ni cuantas personas estén o no de acuerdo con esto, con ellas, pero sí había algo que tenía claro era que ésta vez si iba a cumplir su promesa de estar con Lauren siempre. Ésta vez no se iba a ir y se iba a quedar, siempre de alguna manera iba a estar.

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Espero que hayan disfrutado y a partir del próximo capítulo va a ser mejor y más entretenido.
Gracias por el apoyo y a los que me dejaron  comentarios acá y en twitter también.

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