Capítulo 27

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Alfredo vio a Lauren entrando en una de las habitaciones del servicio de aquel lugar donde la fiesta estaba siendo genial. No quería, sabía que no debía, pero su novia le había pedido que mantuviera vigilada a Lauren. Así que la siguió.

Tampoco quiso, pero abrió la puerta con un poco de fuerza para asustar a Lauren y lo logró.

—¿Pero que mierda…? ¿Qué haces aquí?—La oji verde intentó cubrir con su cuerpo la línea blanca que había detrás de ella sobre una mesa, pero Alfredo ya lo había visto y se sentía bien por haber evitado aquello.

—Yo… Eh…—No sabía qué decir.—Se abrió con fuerza, lo siento. Estaba… ¿Viste a Dinah?—Se rascó la nuca con una mano. Lauren le quería romper la cabeza, en pocas palabras.

—No.—Dijo viéndolo fijamente.—¿Te puedes ir? Estaba ocupada.

—Lauren. Escucha, allí hay alguien con Dinah que…

—¿No era que no sabías donde estaba y por eso acabas de preguntarme si la vi?

—Es que ya me acordé y… bueno está viniendo otra vez, viste que se había ido y creo que deberías estar ahí para esperarla. Tiene una sorpresa para ti.—Lauren suspiró harta.

—Bueno. Ya voy.

—Pero está llegando.—Lauren se pasó una mano por el pelo. Estaba harta. Quería sentirse bien un rato y ese chico no la dejaba en paz.—De hecho…—Fingió ver algo en  su teléfono.—Está ahí afuera.—Mintió.

—Ya que no me vas a dejar con mi mierda en paz, voy a salir. Permiso.—Lauren pasó por su lado y Alfredo se rió antes de salir detrás de ella.

Era mentira. Dinah estaba con Normani por ahí. Solamente quería mantenerla fresca, tranquila, no podía volver a ver a Camila estando drogada, ni él ni su novia iban a permitirlo.

—Hey, Laur.—Dinah llegó para abrazarla por los hombros. Lauren miró a Alfredo que rápidamente se perdió entre la gente.—¿Te dije que estas hermosa?

—No hace falta.—Lauren miró a su alrededor.—Porque ya lo sé.—Una sonrisa burlona se dibujo en su rostro y Dinah se rió.

—Bien. Disfruta lo que queda de la fiesta. Esto está genial.—Lauren la vio irse un poco loca entre la gente hasta que finalmente la vio detenerse entre los brazos de Alfredo que se rió sujetándola. ¿Cómo era posible que Dinah ya estuviera ebria y ella no?

Dios. Necesitaba un poco de motivación y claro que la tendría. Ahora nadie iba a interrumpirla.

Aquella noche simplemente la necesitaba para olvidarse de que su madre y su hermana no estaban con ella en un momento muy importante puesto a que Tay se sentía enferma, entonces le había pedido a su madre que se quedara en casa a cuidarla aunque prefería mil veces tenerlas con ella. Estaba triste, por supuesto, pero ya pasaría. ¿no?

No. No pasaría nada. Estaba segura de que no. Al final de la noche iba a terminar quién sabe cuán mal por querer olvidarse de eso y el hecho de que su padre había estado en su mente durante todo el día. No sabía el motivo, simplemente no podía dejar de pensar en él. Se sentía nerviosa. Durante todo el día había estado inquieta. Incluso había tenido ansiedad.

Quería olvidarse y estar relajada, solamente tenía que caminar un par de metros y alejarse de todos por unos segundos. Pero aquellas ideas se fueron completamente al carajo cuando vio a alguien con un vestido celeste, estaba de espaldas en la entrada hablando con uno de los seguridades que comenzó a buscar a alguien con la mirada.

Lauren sentía que su corazón se aceleraba fuertemente contra su pecho. Las manos le temblaban y no era porque necesitaba drogarse. “Date la vuelta” repetía en su mente una y otra vez con la esperanza de que sea ella.

Sentía que le faltaba el aire ahí adentro y en cuanto el seguridad encontró sus ojos habló algo para la dueña de aquel vestido que algunos segundos después se dio la vuelta también fijando sus ojos en los suyos. ¿Qué hacía ahí? No podía estar imaginándola porque no estaba drogada, además apenas había tomado algo y la noche apenas comenzaba. Dios. No. No. Debía dejar de divagar. Debía dejar de hablar sola con ella misma en su mente y correr a abrazarla fuerte contra su cuerpo y decirle lo mucho que la había extrañado, pero seguía parada como una idiota hipnotizada por esa mujer.

Esa mujer. Estaba hecha una mujer. Su rostro estaba más delgado, más serio, más maduro y refinado con aquel poco maquillaje que llevaba. Siempre había tenido un cuerpo para infartarse, pero por Dios. Lauren estaba embobada.

Cuando Camila dio un paso para comenzar a caminar hacia Lauren, ésta sonrió por fin saliendo del trance en el que había estado. No podía creerlo. ¡Estaba ahí! La sonrisa que tenía en sus labios hizo que el corazón de Camila pareciera que estaba a punto de explotar. Era la más real que Había mostrado Lauren en muchísimo tiempo. Camila había dudado tanto en ir o no, había tardado tanto en decidir entrar y cuando finalmente entró esperaba ver a Dinah antes, pero ella estaba ahí y la había visto.

Tenía miedo de que sus piernas fallaran mientras caminaba hasta Lauren que la veía sonriendo aún sin moverse de su lugar.

A Lauren le importaba una mierda quienes estuvieran mirando, apenas Camila estuvo a unos metros de ella, la abrazó por la cintura dejándola contra su cuerpo todo lo que pudo mientras se reía y soltaba un suspiro fuerte. Estaba a punto de llorar mientras la abrazaba y sentía los brazos de Camila envolverla suavemente.

Como hace mucho no sentía, su cuerpo se sintió en paz entre los brazos de Camila que ahora tenía los ojos cerrados y una sonrisa vaga en su distro. Estaba tan feliz.

No había perdido esa costumbre de ser tan cuidadosa y demostrar tanto en un abrazo. ¿Solo ella había sentido por un momento que eran esas dos niñas de antes abrazándose? ¿Solo ella estaba con su corazón casi sufriendo un ataque? No, claro que no. Camila estaba peor. Estaba peor porque tenía entre sus brazos a la mujer que nunca dejó de amar y lo mejor de todo es que había sido recibida con tanta alegría que ahora era ella quien quería llorar.
 
Estaba ahí. Estaba con Lauren. Su bebé. Su amor. No quería dejar de abrazarla, no quería alejarse, ni dejar de sentir su perfume, su olor, pero debió hacerlo y cuando lo hizo, esos ojos verdes brillantes la vieron feliz y la sonrisa que tenía Lauren la dejaba en paz.

Supo que había hecho bien en ir.

—Tú… Yo no…—Tragó saliva viendo a su alrededor. Estaba tan nerviosa.—Dios mío.—Suspiró fuerte haciendo que Camila sonriera al verla nerviosa.

Pensaba en que no había cambiado eso, seguía poniéndose tonta cuando estaba nerviosa por algo, pero en realidad aquello pasaba solo con ella. Siempre había sido así. La Lauren egocéntrica había desaparecido por completo y estaba la tonta, la tonta por Camila.

—Respira.—Se rió.—Y hola, Lauren.—Dio un paso hacia atrás.

Lauren estaba hecha una mujer, estaba más alta que ella, más grande, se veía más seria, más de lo normal. Vaya mujer en la que se había convertido. ¿Cómo hacía?

—Hola Camila.—Se rió como una boba.—Yo no sabía que tú… venías. No puedo creerlo. En serio, no sabía que  estarías aquí. Igual no quiere decir que me moleste, pero te hubiese esperado en la entrada o algo, ¿sabes? Yo… bueno, eh.

—Lauren.—La llamó Camila y la cantante entendió que quería que respirara.—Dinah me dijo que viniera y me arriesgué, quería darte una sorpresa.

—Ah, ¿Dinah?—Camila asintió y la vio mirar a su alrededor, probablemente buscando a Dinah.—¿Podemos… podemos ir afuera? Por favor. Quiero hablar contigo.

Camila asintió ahora estando nerviosa nuevamente. Lauren le dio una sonrisa hermosa y sin importar qué pasara, le tomó la mano y caminó primero hasta la barra para tomar dos copas de lo que sea para luego salir a un balcón del lugar, uno donde nadie podía verlas ni molestarlas.

—Te felicito por el álbum. Es genial.—Dijo primero Camila. Lauren sonrió bajando un poco la mirada.

—Gracias.

—Mi canción favorita es Dope.—Lauren la miró a los ojos.—Bueno en realidad todavía no sé, pero esa me gusta mucho y es la que más veces escuché.
 
Qué mierda importaba su álbum ahora. Pensaba Lauren.
Camila estaba hermosa, estaba preciosa. ¿Cómo pudo haber sido tan estúpida de dejarla ir? No lo pensaba solamente porque se veía más linda, ni porque tenía el cuerpo que tenía, ni porque ese vestido le iba perfecto, ni porque esos labios se veían tan besables y las piernas. Dios. Sus piernas… bueno, se refería a que cómo pudo dejar ir a una persona como Camila. Estaba ahí después de todo. Siempre estaba sin importar lo que pase.

Dejó la copa junto a la de Camila sobre la baranda de cemento y la tomó de la cintura otra vez, tirando de ella hacia su cuerpo para poder abrazarla suavemente, con cuidado para que sintiera el afecto de ese abrazo.

—Te extrañé mucho.—Su voz había sido apenas audible y salió quebrada contra el pelo de la morena.—Te extrañé. Te juro. No te vayas nunca más.—Se alejó un poco, pero quedó peligrosamente cerca de Camila.

Solo alguna debía hacer un pequeño movimiento para poder besar a la otra. Pero Camila había sufrido, había llorado, le había dolido ver lo que Lauren hacía y aunque quisiera besarla, sentir sus labios, sus caricias y una sonrisa durante el beso, no podía porque la imagen de ella de la mano con otras personas eran horribles. No podía. No aún.

—No.—Camila dijo apenas audible cuando Lauren quiso besarla.—No vine a esto. Yo solo quería estar contigo en esta noche importante para ti, ¿Sí?—La voz le temblaba mucho.—Y fuiste tú la que se fue, la que se alejó y me pidió que también lo hiciera.

Lauren la miró con lágrimas en los ojos y frunció las cejas.

—Creí que no querías saber más de mí porque… tú… tú ya no me escribías y… y no respondías mis llamadas entonces…

—Te estaba dando el espacio que necesitabas.—Dijo con dolor. Ninguna esperaba tener esta conversación tan pronto.—Nuestras conversaciones ya no tenían sentido, Lauren. Eran cualquier cosa y sobre lo que sea, ¿crees que me hacía bien?—La oji verde dio un paso hacia atrás.—Luego… no pasó mucho para verte de la mano con alguien y yo… entonces entendí que… que era eso.—Lauren estaba llorando en silencio.—¿Era eso?

—¿Qué? No.—Negó viéndola.—Claro que no. Yo…

—No me digas lo que dicen siempre, no lo hagas. No quiero escuchar que estabas con cualquier persona para olvidarme.—Negó riéndose sin gracia y dejando a Lauren sin palabras.—Yo ni siquiera quería tener esta conversación hoy. Apenas llegué y ya…—Dejó caer lágrimas mientras apretaba los labios.

—No, no, por favor, no llores.—Dijo en voz baja mientras la abrazaba nuevamente.—Perdóname. No llores.—Dijo con dolor ante el sollozo de Camila.

—Yo nunca quise alejarme.—Ahogó las palabras contra el pecho de Lauren y ambas se quedaron en silencio.

Había pasado un largo rato. Lauren ya no lloraba y Camila no quería que la dejara de abrazar. ¿Por qué se sentía tan pequeñita entre sus brazos? Siempre había sido Lauren la que se sentía así cuando ella la abrazaba. ¿Por qué necesitaba que por favor no la soltara? Si era Lauren la que siempre se lo pedía a ella.

—Ven conmigo a mi departamento.—Habló cerca del oído de Camila que se estremeció al sentir el aliento de Lauren contra su piel.—No quiero que te vayas sin antes haberme escuchado y yo a ti.—Camila se apartó del abrazo y se limpió las lágrimas. Lauren la ayudó a verse mejor limpiando la pintura de ojos corrida y arriesgándose una vez más, le tomó la mano  a Camila.

Estaba yendo al departamento de Lauren. Donde estarían solo la dos. Donde iban a pasar muchas cosas que ninguna esperaba que pase.

Lauren salió de la fiesta con ella de su mano, sin avisarle a nadie, sin decir nada a nadie. La fiesta podía seguir, ella tenía algo más importante que hacer.

El camino a su departamento fue silencioso. Camila no había dicho nada. Lauren tampoco. Apenas habían cruzado miradas. Pero no era incómodo, ambas estaban metidas en sus pensamientos sobre lo que pasaría.

El departamento de Lauren era enorme y lujoso, era demasiado para ella sola, pensó Camila.

La oji verde había ido por dos botellas de cerveza después de decirle a Camila que la esperara. Cuando regresó se quedó viéndola por unos segundos, no podía dejarla ir otra vez, no podía dejar ir a esa mujer hermosa que la estaba esperando mientras veía a su alrededor.

—Supongo que un poco e alcohol nos va a ayudar.—Intentó bromear.—No debimos empezar así.—Dijo al no ver alguna sonrisa de Camila.—Lo siento.

—¿Cómo debimos empezar entonces?—Lauren sonrió.

¿Cuántas veces había sonreído de verdad como desde hace mucho no lo hacía?

—Hola, Camila. Te extrañé mucho. ¿Qué tal la Universidad? ¿Qué tal tu vida? ¿Así?—Subió una pierna sobre el sillón y dejó la otra colgando para poder estar frente a Camila. Dejó un almohadón entre sus piernas ya que llevaba vestido. Estaban cerca de la otra, a una distancia moderada.
 
—Hola, Lauren. También te extrañé.—Sus mejillas estaban rojas.—Y voy bien. Todo está bien o eso intento.—Se rió bajito.

—Me alegra mucho escuchar eso.—Camila la miró a los ojos.—¿Sigues siendo nerd?

—Sí.—Camila se rió divertida.—De hecho, se supone que tenía un fin de semana en paz, pero me traje mis libros por las dudas.—Lauren levantó las cejas divertida.

—Wow. Sí sigues siendo nerd.—Suspiró.—¿Entonces solo vienes de visita? ¿Estás sola?

—Uhm… es que solo vine a la fiesta. Llegué hace unas horas y Dinah me prestó su departamento para poder arreglarme y eso.—Dijo mirando hacia otra parte.

—¿Viajaste solo por mí? Quiero decir, por la fiesta y nada más.—Se corrigió rápidamente aunque sí, la fiesta era suya, había viajado por ella. Camila se encogió de hombros.—Gracias. Eso es muy lindo de tu parte.

—No es como si me recorriera una ciudad de una punta a otra por primera vez por ti.—Ambas se rieron. Terminaron viéndose a los ojos.—¿Y tú?—Preguntó en voz baja sabiendo la respuesta.

—Yo aún estoy aquí y eso importa más que otra cosa.—Murmuró antes de beber de la cerveza.

—Que estés bien es algo que importa y no me dijiste eso.—Lauren volvió a beber y se mantuvo con la mirada en alguna parte del lugar.—¿Lauren?

Su sonrisa hermosa se había borrado por completo.

—No. No, Camila, no estoy bien. Ya lo sabes, si viste esas fotos de mi con… con alguien seguro leíste todo lo que ponían como suposiciones y es cierto.—Habló rápido.—Mi vida detrás de una cámara que hace fotos en donde sonrío… es una mierda. Mi vida es una mierda ahora.

Camila no se esperaba ESA respuesta. Se quedó en silencio viendo a Lauren que mantenía la vista en otro lugar que no sea ella.

—Perdóname por todo lo que hice.—Habló casi desesperada después de unos segundos.—Perdóname. Yo no quería perderte. Solamente quise protegerte de mí, no estaba bien, no me sentía bien, estaba tan lastimada, aún lo estoy, todavía me duele como si hubiese sido ayer. Todo me duele.—Dijo lo último mientras dejaba que las lágrimas cayeran por sus mejillas.—Todo. Te juro. No puedo más. A veces simplemente no puedo más, Camila. Pero tengo que sonreír y fingir que todo está bien, que estoy bien cuando no es así.—Negó limpiando sus mejillas.—Perdóname por todo lo que hice, si te hice daño lo siento. Sabes que yo no sería capaz…

—¿Cómo crees que me sentía viendo todas esas cosas…?—Camila la miró con dolor.—Yo no me merecía nada de eso, no me merecía ni siquiera verlo porque siempre estuve para ti y creí que necesitabas espacio para ti, no de mí.

—Cometí un error…

—No fue uno solo.—Camila negó lentamente.

—Me equivoqué mucho, lo acepto. Pero mírame, yo no soy así.—Lloró.
 
—No te conozco a veces.—Llevó su mano para secar la mejilla de Lauren y ésta cerró los ojos ante el contacto.

¿Para qué iba a disimular el bien que le hacía aquello?

—Perdóname.—Lauren volvió a repetir.—Por favor, entiende que estaba muy dañada y aunque no lo merecías, necesitaba estar un poco sola y asegurarme de que estarías bien.

—Contigo estaba bien.—Las palabras fueron como una espada en su corazón. ¿Cómo pudo hacerle eso a Camila?

—No es cierto.—Lauren negó.—Te estaba lastimando, te estaba haciendo daño porque no podía con el mío propio. Por favor… Pero ya no más. Te lo prometo.

—Hace unos días estabas con alguien, Lauren. No me mientas. Te estoy dejando hablar, pero no me mientas porque me lastimas más.

—Era una amiga. Una amiga. No pasó nada. Simplemente salíamos de la disco esa.—Negó rápidamente.

Se sentía desesperada, necesitaba que Camila le dijera que la perdonaba. No había otra cosa que quisiera más en su vida en esos momentos. A Camila. La quería de nuevo y no le importaba rogarle, humillarse o lo que sea si era por volver a tenerla.

—Dame otra oportunidad, te prometo hacerlo mejor, todo por ti.—Camila la miró sin poder creerse lo que acababa de escuchar.—Por favor, bebé…

Camila no podía formular ni una palabra. Se esperaba que Lauren le pidiera perdón, que hablaran del alejamiento que habían tenido, que intentara darle un beso  como mínimo, se esperaba cualquier cosa menos escuchar esas palabras con tanta desesperación y arrepentimiento. Le dolía el pecho al ver a Lauren así.

Debió pensar que no era buena idea ir, por el hecho de que AMABA a Lauren y cualquier cosa podía con ella si se trataba de su chica.

Lauren se sentía tan mal, tan triste al no tener nada como respuesta. ¿Y si Camila ya no la quería? ¿Y si no la perdonaba? Entonces no importaba que ella fuera una idiota ahora y se acercara a besarla para intentarlo. ¿Cuánto más daño podía hacerle esta situación?

Solo se acercó un poco y la besó. Camila al principio intentó alejarse, pero Lauren dejó la mano en su cuello mientras delineaba su mandíbula suavemente al besarla. Era un beso lento. Camila pensaba en que Lauren besaba incluso mejor que antes. Había extrañado tanto su sabor, la suavidad de ellos y la forma tan pasional con la que la besaba hasta dejarla sin aire.

Lauren pensaba lo mismo, estaba derritiéndose por Camila. Quería más de ella. Quería todo. La quería como antes. Y quizás estaba haciendo mal, pero no le importaba. Quería demostrarle que de verdad la necesitaba en todos los sentidos posibles.

Llevó ambas manos a la cintura de Camila y de un solo movimiento la ayudó a moverse hasta su regazo dejándola a horcajadas sobre sus piernas. Camila ni siquiera se había dado cuenta de eso porque estaba sumamente perdida en ese beso que la hacía sentir muchas cosas.

No fue que se dio cuenta de lo que estabas haciendo, ni de lo que estaba pasando y a lo que las había llevado un simple beso hasta que sintió las manos de Lauren subir desde sus muslos hasta encima de su trasero, levantando su vestido.

Entonces se sintió humillada. ¿Cómo había dejado que aquello pasara? Lauren había estado con alguien más mientras ella lloraba como una idiota porque la amaba y le hacía daño. No era el momento ahora, quizás no habría más un momento para ellas. Quién sabe.

—No.—Dijo con hilo de voz. Lauren no le había permitido alejarse porque apenas se dio cuenta de que Camila se alejaría, la abrazó por la cintura contra su cuerpo.—Yo no vine a esto. Dijiste que íbamos a hablar.—Lauren la miró a los ojos juntando sus frentes.

Camila se odiaba en ese momento porque Lauren de esa forma podía hacer con ella lo que quisiera.

—¿Ya no me quieres?—Dijo en voz baja. Camila había intentado bajarse de su regazo, pero Lauren no se lo permitió nuevamente.—Espera. No estamos haciendo nada malo.—Dijo haciendo que Camila girase el rostro a un lado para que no volviera a besarla.—Te pedí perdón, te dije que lo siento y que quiero estar contigo.

—Si yo no hubiese venido hoy… tú no habrías hecho nada por estar conmigo otra vez. Lo podías haber hecho hace mucho y no lo hiciste.—Lauren apretó los labios viendo a Camila, que al contrario de ella no la miraba.—Déjame bajar. Me quiero ir.

—No. No. Escucha. Yo iba a buscarte.—Camila le quitó los brazos de su alrededor y se bajó quedando de pie sobre el piso de madera.—No te vayas, te necesito.

—¡No puedo!—Sollozó sorprendido a Lauren.—No puedo porque tú metiste a cualquiera aquí y ¿Ahora me necesitas? Tuviste tanto tiempo para buscarme y no lo hiciste, pero estabas ocupada, ¿no? Yo no vine a esto, quería estar contigo en esta noche, te lo dije.—Le dio la espalda a Lauren y se limpió las mejillas. Debía verse hecha un desastre.

Lauren se quedó de pie cerca del sillón donde habían estado sentadas. Estaba viendo en silencio cómo Camila lloraba y probablemente se estaba sintiendo usada. Y no estaba equivocada. Pero jamás había sido la intención de Lauren que aquello pasara. Jamás quiso ni se le ocurriría hacer sentir de esa forma a Camila. 

—Perdóname.—Camila sintió que se acercaba. Antes de poder detenerla o darse la vuelta, Lauren estaba abrazándola por detrás. Tenía la frente apoyada contra su cabeza, hundiendo el rostro entre su pelo. ¿Cómo iba a decirle que no si hacía esas cosas?—No voy a dejar que te vayas, no te voy a dejar ir.—Aseguró.—Siento todo lo que pasó… Yo jamás traje a nadie aquí, nadie me importaba, no significaba nada para mí. Por favor, créeme. Ni siquiera recuerdo algo de todo eso porque…—Se detuvo arrepintiéndose de haber llegado a decir eso.

—No puedes simplemente poder tenerme cuando se te da la gana.—La voz de Camila había sonado triste y Lauren apretó un poco más sus brazos alrededor de ella.—No te guardo rencor, no estoy enojada, simplemente estoy dolida.

¿Estaba dolida? Entonces si estaba dolida y no la odiaba, la quería aún. Lauren se movió para estar delante de Camila, sin dejar de abrazarla y la miró a los ojos. Tenía las mejillas empapadas y se sintió culpable.
 
—Dame otra oportunidad.—Dijo casi en un susurro.—Voy a cambiar, ya no voy a ser una idiota. Pero perdóname y déjame intentarlo. Déjame demostrarte que estoy arrepentida de verdad.—Camila bajó la mirada, pero Lauren hizo que la viera otra vez.—Por favor, no te alejes de mí otra vez. No voy a soportarlo.

—Yo… necesito pensar. ¿Sí? Luego hablamos. Voy a irme a…

—No tienes dónde ir.—Lauren dijo cuando Camila se quedó callada. Dinah debía estar en la fiesta aún y no podía molestarla. No quería.—Y no vas a pagar ningún hotel.—Adivinó lo que estaba pensando.—Quédate conmigo. Vivo sola aquí.

Camila se soltó de los brazos de Lauren lentamente y pensó en lo que le decía. No podía decirle que sí, no quería, pero Lauren no iba a dejarla ir.

—¿Tienes una… habitación?—Lauren bufó en una risa.

—Claro que tengo una habitación demás, pero quiero abrazarte y verte dormir. Al menos déjame hacer eso.—Dijo viéndola a los ojos. ¿Por qué tenía que ser malditamente hermosa? ¿Por qué no podía decir que no y listo?—No haremos nada que no quieras.—Tomó su mano y muy lentamente enlazó sus dedos mientras Camila la veía a los ojos.

Lauren suspiró deseando poder besarla y acariciarla como quisiera, pero no podía, no se lo merecía.

—Ven, te voy a dar ropa más cómoda.—Camila sintió una caricia en su mano mientras iban a la habitación de Lauren.

Era enorme, su cama también. Lo mismo pensó del armario de Lauren, era una habitación entera llena de ropa.
Buscó unos pantalones cortos y una remera cómoda para Camila y le indicó donde estaba el baño sin quitar sus ojos verdes de ella. No podía ser que sintiera que se quedaba sin aire cuando la miraba así.

Cuando estuvo en el baño de la habitación de Lauren se apoyó en el lava manos y suspiró fuertemente viéndose en el espejo. ¿Qué demonios estaba haciendo?

Usó lo que Lauren le dijo para desmaquillarse, se cambió la ropa, se recogió el pelo en un moño algo desprolijo y por último envió un mensaje a Dinah explicando brevemente lo que había pasado y pidiendo que le avisara cuándo podía pasar por su pequeña valija. No pensaba quedarse el domingo también, se iría otra vez a California y listo.

Cuando salió del baño vio a Lauren ya desmaquillada y vestida con una remera y el pelo suelto. Estaba sentada al borde de la cama mirando al piso. ¿Por qué la encontraba tan hermosa de esa manera? Claro, porque lo era y ella estaba profundamente enamorada de esa mujer.

Lauren levantó la mirada encontrándose con la de Camila y pudo sentir su cuerpo entero reaccionar ante la imagen de esa hermosa mujer con su remera y el pelo recogido desprolijamente. La había  extrañado tanto. Había extrañado verla así y estaba recordando cuántas veces habían dormido juntas, abrazadas después de vestirse con ropa cómoda como la que llevaban ahora.

—La verdad es que no tengo sueño.—Dijo Lauren metiéndose debajo de las mantas y moviendo estas para que Camila ocupará el otro lugar.

—¿No estás cansada?—Era raro mantener esa conversación tan tranquila después de haber estado llorando.

—No.—Lauren negó girando el rostro para ver a Camila que estaba de la misma forma que ella, acostada boca arriba y con los brazos fuera de las mantas.—¿Tú?—Camila giró la cabeza también para verla.

—Un poco. Apenas salí de la Universidad tomé el vuelo, incluso me salté una clase.—Lauren sonrió acomodándose de modo que estaba apoyada en un codo.

—¿Vas bien?—Quitó un mechón de pelo de la frente de Camila, lo hizo con la punta de sus dedos suavemente.

—Sí.—Dijo en voz baja.—Ayer tuve un examen súper largo, pero  me fue bien.—Suspiró.—Estuve literalmente dos semanas estudiando mucho, apenas dormía porque no terminaba nunca.

—Que bueno. Sabía que ibas a poder. Estoy muy feliz por ti.—Camila sonrió un poco fijando su vista en el techo blanco.

—Que aburrido. Deberías estar en tu fiesta y estás aquí.—Murmuró Camila.

—Prefiero estar aquí.—Y no mentía. Si Camila no hubiese aparecido iba a terminar la noche como la mayoría de las veces.—Contigo.

Camila no dijo nada. Se quedó viendo el techo blanco sintiendo la mirada de Lauren sobre ella. ¿Estaba mal si la miraba? ¿Estaba mal si después la besaba? ¿Estaba mal si hacía de cuenta que nada había pasado y se olvidaba de todo lo que había dicho antes? ¿Estaba mal si simplemente disfrutaba de esa noche con la cantante?

—¿Puedes dejar de verme así?—Murmuró sin ver a Lauren.

—No.—Supo que estaba sonriendo.—Te ves hermosa… Cansada y hermosa.—Camila giró el rostro a ella, sus mejillas estaban un poco sonrojadas.

—Es porque estoy cansada de verdad después de algunas semanas… intensas.—Lauren sonrió sin dejar de mirarla en ningún momento.—Y tú también…

—¿Me veo hermosa?

—No, cansada.

Ambas se rieron hasta que la habitación quedó en silencio otra vez.

—¿Qué harás mañana?—Camila se tardó un poco en responder.

—Volver a California…

A Lauren le dolieron esas simples palabras.

—No.—Dijo Lauren.—Quédate conmigo, por favor.—Le pidió preocupada.—Podemos pasar estos días juntas, haremos lo que quieras, pero déjame estar contigo antes de que te vayas otra vez.

Otra vez. Eran las palabras más horribles para Lauren si se trataba de Camila yéndose.

—Puedes quedarte aquí, no tienes que pagar un hotel.—Le dijo.—Por favor. ¿Sí?—Camila la miró, de verdad sonaba preocupada por su respuesta. ¿Pero estaba haciendo bien?

—Yo… No sé, es que…

—No quiero que te vayas. De hecho, ojala nunca más pudieras irte. Te extrañé y te necesité mucho.—Dijo viéndola a los ojos.—Te necesito. Al menos dame estos días para demostrarte que me importas. Después podemos ver qué pasa, ¿eh?

—Bien.—Dijo acompañado de un suspiro. Listo. Lo había hecho. Se iba a arriesgar. No había vuelta atrás y que sea lo que tuviera que ser.

—Perdón por decir esto ahora, pero te quiero mucho, nunca dejé de hacerlo y estoy muy feliz de que estés conmigo. Gracias por venir y ser tan buena.—Camila la miró a los ojos.—Cuando te vi… me di cuenta de que te había extrañado más de lo que creí y me sentí muy mal porque no puedo estar sin ti y por eso me convertí en esto.—Sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez.—Solo quería buscar la manera de estar bien y no podía, no puedo. No me sentí tan bien en mucho tiempo como desde que te abracé en la fiesta. ¿Me crees?

En realidad, Camila sabía eso. Siempre lo supo, pero nada quitaba el hecho de que le dolía todo lo que había pasado y estaba pasando.

—Sí, Lauren. Pero de todas formas me hacías daño, yo me sentía horrible y tan mal cuando te veía haciendo todas esas cosas.—Limpió las mejillas de Lauren y tragó saliva fuertemente.—Porque te extrañaba y estaba celosa.

—¿No me odias? ¿Me quieres aún?—Camila sonrió negando.

—Te amo, estúpida. Aún te amo como si nada de todo lo que pasó, haya pasado, ¿Entiendes? ¿Crees que si te odiara hubiese viajado después de una semana intensa y con apenas horas de sueño, para verte? ¿Crees que estaría aquí? ¿Si te odiara sentiría que me muero por dentro porque ya no te tengo?—Se cubrió el rostro con ambas manos. Lo había dicho. No debía y lo había dicho.

—¿En serio?—Bajó las manos de Camila para que descubriera su rostro y se acercó a su mejilla para besarla allí con mucho cariño.—¿En serio dijiste eso?—Habló viéndola a los ojos mientras apoyaba su frente sobre la de Camila.

—Sí.—Dijo casi en un susurro.—Te dije que te amo y no sé si estoy haciendo bien, estoy confundida y tengo mil cosas en mi mente ahora mismo. Yo no…—Lauren la había besado.

Para ser sincera. Ninguna quería seguir hablando. Ninguna quería otra cosa que no sea la otra y ahí estaban.

Camila pensaba terminar la noche bien, pero la terminó mejor, perfecta. No podía pedir nada más porque estaba con Lauren. Su Lauren.

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