Capítulo 18

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Lauren se pasó una mano por el pelo mientras salía de aquel hotel en donde habían decidido pasar la noche y quizás pasaran la que seguía antes de continuar con el viaje por la carretera.

No iban a ningún lado. Simplemente conducían y disfrutaban de cada lugar por donde pasaban.

Eso necesitaba Lauren. Nada de compromisos estando rodeada de gente que comenzaba a querer y a la chica más hermosa del mundo cuidando de ella cada segundo.

Lo bueno de aquel lugar era que no estaba tan poblado, no había tanta gente y la poca que había no se fijaba en ella, no la seguía, ni la molestaba. Eso era lo mejor porque podía disfrutar, andar y recorrer cada parte del lugar sin problema. Y siempre con Camila a su lado.

La morena iba tomada de su mano mientras caminaban por la playa vacía. Era temprano, las seis de la mañana y ellas habían estado caminando por un rato juntas, hablando de cualquier cosa que se les ocurriera. Quisieron salir temprano y solas para aprovechar el tiempo y ver el amanecer juntas aunque sabían que no faltaba mucho para que los demás comenzaran a despertar y entonces irían a desayunar todos a alguna parte.

—¿Qué haces?—Le preguntó Camila mientras la veía sacarse el vestido y sonrió cuando vio que Lauren llevaba su bikini puesto.—Lauren…

Iba a advertirle que no era momento de meterse al agua. Hacía calor, pero el agua debía estar helada a estas horas. Camila sonrió como tonta cuando Lauren corrió y se metió hasta donde el agua le llegaba por la cintura.

—¡Está congelada!—Gritó riéndose feliz.

Camila sacó su teléfono mientras se reía. No podía sacar la mirada de encima de Lauren, era preciosa, le encantaba verla tan feliz haciendo simples cosas que no solía hacerlas seguido porque no tenía privacidad, porque nunca podía hacer nada sin tener una cámara enfocándola, pero aquel momento no había ninguna otra cámara que no sea la del teléfono de Camila haciendo un video y por último una foto en la que se veía Lauren apoyando las manos en sus rodilla y sonriendo divinamente.

Era como una niña pequeña que saltaba y corría dentro del agua, cayéndose una y otra vez hasta que se cansó y simplemente se quedó viendo hacia el cielo y el sol. Camila no podía estar más enamorada porque no existía otro nivel, había superado todos los límites con Lauren. Dentro de su pecho, podía sentir como su corazón latía rápidamente por Lauren, por esa chica hermosa que estaba riéndose de vaya a saber quién, qué cosa.

—¿Crees que hay una toalla en tu mochila? Me muero de frío.—Le dijo riéndose y Camila se mordió el labio asintiendo. Sí tenía una toalla en su mochila y con ella envolvió a Lauren, la apretó entre sus brazos dejándola contra su cuerpo.

—No te puedes enfermar.—Le dio un pequeño beso en los labios. Lauren negó riéndose mientras Camila le quitaba mechones de pelo húmedo que caían por su rostro.—Me encanta verte así.

—¿Cómo?—Preguntó. Comenzó a secarse el cuerpo rápidamente para ponerse el vestido otra vez.

—Feliz.—Le dijo.—Estás feliz y me encanta verte así.—Lauren sonrió mordiéndose el labio.—Recién… cuando estabas en el agua y parecías una niñita pequeña me di cuenta de que… no puedo estar más enamorada de ti porque es imposible.

Lauren dejó de secarse, con el corazón y el pulso acelerado, levantó la mirada hasta la morena que tenía su mochila colgada en un hombro, el pelo suelto moviéndose por el poco viento que corría y le sonrió.
¿Cómo era posible que Camila la quisiera tanto en tan poco tiempo? La hacía sentir especial, la hacía feliz.

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