Capítulo 28

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—¿Cómo que qué tiene de malo?—Preguntó exasperada.—Te estoy diciendo que me acosté con ella. Lo hicimos, Troye.—Escuchó la risa de su amigo del otro lado de la línea.

—¿Y? Camila, no la mataste, bueno, no literalmente, lo habrás hecho de otra manera.—Camila rodó los ojos.—Te acostaste con ella, con la persona que amas y por la cual te soporté llorando muchas veces.

—Oh. Gracias. Eres el mejor amigo del mundo.—Dijo sin gracia.

—Como te decía, no está mal. Te dijo que quiere volver contigo y tu la amas. ¿Te imaginas que ese chico que me gusta y no sé su nombre me lo diga a mí y encima después me de una noche de sexo? Yo tampoco me lo imagino porque no me va a pasar ni en sueños.

—No sé porqué soy tu amiga.—Camila se pasó una mano por la cara.—¿Y ahora qué hago?

—¿Sexo para despertar y comenzar bien el día?—Se rió.—Nah. Ya sabes, tienes que quedarte con ella, arregla las cosas, tienes que volver aquí y decirme “Hola, hermoso, ¿Extrañaste a la novia de Lauren Jauregui?” y yo voy a decirte...—Camila le cortó la llamada.

¿Cuándo iban a tener una conversación seria? La respuesta es nunca porque con Troye no se podía.

¿Qué demonios había hecho? Se supone que no debía, que quería ir despacio, se supone que no debían ser así las cosas. Pero Lauren la había besado, Lauren la había acariciado de una forma que la hizo enloquecer y terminar desnudas haciendo el amor por horas. O eso creía. Habían hecho el amor. No había sentido que fuera solo sexo. Lauren la había cuidado y la había abrazado hasta que se quedó dormida. No podía no significar nada.

Pero Camila tenía miedo igual.

Su teléfono vibró sobre el lava manos y lo tomó rápidamente. Era Troye otra vez.

—Que desubicada eres.—Dijo con un tono femenino que hizo que Camila se riera. Era peor que un niño.—No te quiero aquí hasta el lunes, ¿escuchaste? Te quedas con ella, habla y dile todo lo que quieras, escúchala y solo piensa en ti, en ustedes. Que no te importa nadie más, ¿ok?

—Es que no quiero ir rápido.—habló en voz baja.

—Pero, querida si ya te la comiste hasta con sal y le dijiste que la amas, ¿de qué me hablas? Hazme el favor de quedarte en esa ciudad, con esa jodida mujer y disfruta un poco de la suerte que tienes en la vida. No todos los días Lauren Jauregui te lleva a su departamento, te dice esas cosas y termina desnudándote.

—Pues tampoco es como si fuera la primera vez…

—¿Me estás jodiendo? ¿Y qué te estuve diciendo todo el tiempo? Mira, ¿sabes qué? Quédate ahí y no vuelvas hasta que hayas arreglado todo con ella. Me tienes harta. Adiós.—Y esta vez terminó el la llamada dejando a Camila con una mano sobre su boca para no reírse fuerte.

Ahora bien, debía salir del baño. Si Lauren llevaba despierta un rato seguramente estaría esperándola. Y debía enfrentarla, debía ver qué iba a pasar con ellas. Camila esperaba que las cosas no se pusieran difíciles porque no soportaría que otra vez su corazón se rompiera por culpa de la misma persona. Tenía miedo y pensaba esto porque recordemos que Lauren no era la misma de antes, ¿Y si sólo la había tratado así para acostarse con ella?

—No, no lo haría nunca.—Murmuró para ella misma. Lauren no era capaz de hacerle eso, además había sido sincera, Camila lo sabía.

¿De qué tenía miedo? Se sentía una estúpida ahora.
Salió del baño y la vio sentada al borde de la cama con el rostro entre sus manos y frunció las cejas cerrando la puerta, aquello hizo que Lauren se girara rápido y bufó fuertemente, pasándose ambas manos por la cara, con frustración.

—Creí que te habías ido.—Parecía que quería llorar.

¿En serio Camila se había atrevido a pensar que Lauren había hecho todo aquello para llevarla a la cama nada más? Sintiéndose culpable, se acercó a la cama y se trepó hasta llegar a Lauren, la ayudó a que volviera a acostarse y entonces dejó de respirar cuando la oji verde se abrazó a ella escondiendo su rostro y sintió la forma irregular con la que respiraba. ¿Estaba llorando?

—¿Lauren?—La llamó preocupada.

—Lo siento, yo creí que no estabas y me… me sentí mal.—Dijo y Camila hizo que la mirara.  

—¿Cómo haría eso?—Lauren se acomodó mejor sobre la cama y se quedó apoyada en un codo haciéndole fácil a ambas el poder besarse.—Hey.—Dijo deteniendo el beso.

Lauren desvió la mirada, se pasó el pulgar y el dedo índice por sus ojos rápidamente para borrar cualquier rastro de que quería llorar. Aún tenía el rostro que demostraba miedo, ¿miedo de qué? Se sentía tan mal, la había pasado mal esos segundos en los que despertó y no vio a nadie a su lado, se había sentido horrible despertar sola después de la noche anterior. Había creído que Camila se arrepintió y se fue, pero no, seguía ahí.

—Lo siento.—Negó fijando su vista en la morena. Le dio una mirada rápida, tenía la remera larga que le había dado la noche anterior y se había soltado el pelo.

Camila en las mañanas era más hermosa que nunca, verla un poco despeinada, con el rostro aún adormilado y un poco cansado era increíble. ¿Cómo había podido pasar tanto tiempo sin apreciarla así? Aún recordaba perfectamente cuanto amaba despertar con ella.

—¿Estás bien?—Lauren asintió acomodando el pelo de Camila a un lado.—Fui al baño, no sabía que estabas despierta.

—Perdón, debí ver ahí antes de ponerme así.—Suspiró.—Lo siento.—Camila sonrió un poco y acarició su mejilla antes de subir un poco su cabeza y darle un beso.

Lauren se quedó con una sonrisa boba y la observó por algunos segundos. No podía creer que al final habían terminado haciendo el amor por horas, tal cual pasaba antes, entre besos, entre risas y caricias como si nunca nada hubiese pasado. Camila la había amado, lo sintió y no podía quitar de su mente las palabras que había dicho antes de besarla.

—¿Dormiste bien?—Camila asintió apoyándose en un codo cuando Lauren se dejó caer en el colchón de espaldas y con ambos brazos debajo de su cabeza.

—Sí, lo siento por dormirme tan pronto.—Lauren se mordió el labio.—Estaba muy cansada.—Subió las mantas para cubrir el pecho de Lauren que la observó cada segundo.

—Me quedé mucho tiempo acariciándote y dándote besos mientras dormías.—Le dijo. Camila se sonrojó rápidamente y bajó la mirada.—Sonreías dormida.
 
—¿Puedes dejar de hacerme tener vergüenza?—Dijo apenada.

Lauren soltó una risita que hizo que el corazón de Camila se acelerara y cuando sintió los brazos de Lauren ponerla sobre su cuerpo mientras la abrazaba y la besaba, pensó en que estaba bien.

Todo estaba bien. No quería otra cosa que no sea ella y debía dejar de atormentarse y preguntarse cosas que al final la llevaban a nada.

Si la vida las había juntado una vez más era por algo. ¿Verdad?

*

Lauren se sentó en una banca junto a Camila, más cerca de lo que podían estar en una vía pública, pero a Lauren le daba igual. Lo único que le importaba estaba frente a ella con un café en sus manos y esa sonrisa hermosa en sus labios.

—Entonces… en unos tres meses empiezo la nueva gira.—Terminó de contar lo que llevaba un rato hablando con Camila mientras caminaban.—Estás últimas semanas fueron un puto infierno, no tienes idea.—Murmuró casi con enojo.

—Debes descansar y aprovechar para relajarte un poco de todo.—Camila miró como Lauren jugaba con sus dedos que estaban enlazados sobre la pierna de la oji verde.—¿Por qué dices que fue así? ¿Qué pasa?

Lauren miró hacia otra parte seria, soltó un suspiro y luego se encogió de hombros negando. Era la primera vez en… ¿Meses? ¿Ya un año? Que decía como se sentía realmente.

—Porque todo está mal, porque yo estoy mal, extraño a mamá y a Tay, la gente me hostiga más que nunca, está pasando otra vez.—Apretó los labios, tenía lágrimas en los ojos, pero no iba a llorar. Se veía triste ahora.—¿Acaso no ves que no soy yo? Mira en lo que me convertí…

—Escucha. No tienes que ser tan dura contigo.—La voz de Camila fue suave.—Tú misma me lo dijiste anoche, estabas lastimada y era demasiado para ti, por eso reaccionaste así ante todo y una cosa… te llevó a otra, pero tampoco eres el diablo, Lauren. Mira yo… yo quizás te juzgué mal, pero me di cuenta de que no quieres, haces cosas sin malas intenciones, pero no todos lo ven así. Además nadie te conoce, tú eres una buena persona que… que a veces simplemente no puede con todo y ellos no lo entienden porque no son tú, no tienen idea de lo que es ser tú. Así que… solo busca la forma de estar bien contigo misma, eso importa más que cualquier cosa. Para estar bien con los demás primero debes estar bien contigo misma.

Lauren suspiró con la mirada en sus manos enlazadas, en como su pulgar acariciaba a Camila lentamente.

—No te miento cuando digo que anoche me sentí bien de verdad. ¿Sabes? Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que me sentí tan bien, que sonreí mucho como lo hice anoche.—Negó.—¿Tienes una idea de la falta que me hacías?

—Yo nunca quise…

—Ya sé.—Asintió.—En ese tiempo yo empecé… hice cosas que me alejaron de todo, ¿sabes? Incluso las sigo haciendo, Camila y no quiero, pero es la única forma de olvidar lo que me pasa.—Suspiró.—Anoche no lo hice porque justo llegabas tú.—La miró a los ojos.

—Laur…—Camila la miró triste. Sabía que Lauren estaba haciendo esas cosas, sabía de lo que le hablaba, pero su corazón se había acelerado al escuchar lo último. No quería ver a Lauren de esa forma, ni siquiera quería saber que lo había vuelto a hacer.—¿Sabes que no es la única forma? Lo sabes, ¿verdad?—La oji verde asintió bajando la mirada otra vez.—¿Consumir esas cosas soluciona lo que pasa contigo?

—No… solo…—Se quedó en silencio.

—¿Por qué no buscas ayuda?—Frunció las cejas negando.

—Te necesito a ti.

—No, Lauren. No es cierto. Yo no soluciono nada.—Lauren la miró.—Tienes que pedir ayuda. Si no lo haces nunca vas salir de eso.

—Si vuelves conmigo lo hago.—Camila la miró levantando las cejas.

—¿Tienes dos años?—Se rió sin gracia.—No se trata de hacer algo y obtener algo más a cambio siempre, Lauren. Es por ti. Tienes que estar bien.

—Pero te quiero.—Dijo nerviosa. Su pierna se movía de arriba hacía abajo sin parar.—Sabes que cuando estoy contigo todo está bien…

—No me digas eso.—Camila negó.—No puedes ponerme esa carga a mí, no puedes decirme que sin mí no estás bien. ¿Quieres hacerme creer que cuando me vaya vas a estar mal otra vez? ¿Que todo va a ser mi culpa?

—No. No.—Negó rápidamente acercándose un poco más.—Solo quiero que sepas que me haces bien, que eres algo bueno en mi vida, siempre lo fuiste y cuando no te tengo siento que… que todo va mal. Sé que fue mi culpa que nos alejemos, pero… pero por favor dame una oportunidad. Quiero estar contigo otra vez, yo voy a cambiar, voy a buscar ayuda, voy a ser yo otra vez. Por ti.

—No.—Camila negó bajando la mirada cansada.—No se trata que hagas cosas por mi, hazlo por ti. Por ti, Lauren.

—Entonces lo hago por mí.—Dijo rápidamente.

Camila casi se ríe de la actitud de Lauren. Parecía una niña pequeña intentando obtener como sea algo que quería. No sabía si hacía bien, no sabía qué hacer. Pero si algo sabía bien era que la amaba y haría lo que sea por verla bien.

—Por favor…—Lauren se acercó a sus labios y le dio un pequeño beso.—Dime que sí, bebé. Voy a hacer que valga la pena.—Camila no pudo evitar sonreír ante el tierno y suave beso pequeño que había recibido.—¿Esa sonrisa significa que sí?—Habló rozando los labios de la morena.

—Significa que eres una boba, que haces esto para convencerme y me caes mal cuando logras todo lo que quieres conmigo.—Lauren se mordió el labio por alguno segundos y después la besó. Camila llevó una mano a su mejilla y sonrió en el beso, el cual Lauren terminó con otros más pequeños.

—¿Entonces vamos a estar juntas otra vez? ¿Podemos intentarlo? ¿Me dejas?—Camila la miró a los ojos por algunos segundos. No podía creer que Lauren siempre se salía con la suya. Pero no le sorprendía que fuera así con ella, siempre era así de linda y a pesar de todo se sentía muy feliz de que Lauren sentía y quería lo mismo.

—¿Me prometes que vas a hablar mucho conmigo?—Lauren asintió.
 
—Sí, de hecho eres con la única con la que hablé de esto.—Le contó.—Pero dime que sí. Por favor.—Pidió impaciente haciendo que Camila se riera.

—Sí, loca. Te extrañé mucho, ¿Crees que sería tan idiota de decirte que no?—Le tomó las mejillas con ambas manos viendo la sonrisa de Lauren.—No voy a dejar que nada lo arruine, te lo prometo. Y vas a estar bien.

—Estoy muy feliz.—Sonrió contra los labios de Camila.—Me haces feliz. Gracias por volver a mi lado una vez más. Gracias por estar siempre conmigo.

La morena la besó lentamente, intentó que el beso durara poco porque era probable que alguien estuviera viendo, era probable que hubiera alguna cámara por ahí, de todos modos Lauren no le permitió alejarse y profundizó el beso metiendo su lengua en la boca de Camila que casi jadeó.

—Tengo que ir a buscar unas cosas al departamento de Zayn y ver qué tiene para mí, ¿quieres venir conmigo?—Le dio un último beso y miró a Camila.

—Tengo que buscar mis cosas del departamento de Dinah y comprar mi pasaje de vuelta porque no lo hice.—Lauren asintió.

—Quédate conmigo, ¿sí? Busca tus cosas y ve a mi departamento.—Lauren buscó las llaves en su bolsillo.—Yo no creo tardar tanto, pero nos vemos ahí. Aún no terminamos de hablar.

—Lo sé.—Asintió tomando las llaves de Lauren.—Conduce con cuidado.—Lauren se rió levantándose del banco. Se sentía tan feliz. No podía creer que estaba pasando esto.—Nos vemos en un rato entonces.

—Nos vemos.—Le dio un beso y caminó de espaldas sin dejar de mirarla.—Camila…

—¿Qué?—Se dio la vuelta.

—Tampoco dejé de amarte.—Sonrió. Camila se rió parada en su lugar y fue hasta Lauren otra vez para darle un abrazo y besos castos en los labios.—Que Zayn espere, vamos, te llevo yo a donde tengas que ir.

No le dio ni tiempo de responder algo que ya la estaba llevando de la mano hasta su auto, al menos caminaron así unos metros hasta que Lauren pasó un brazo por sus hombros acercándola su cuerpo.

—Dinah va a gritar cuando le cuente sobre nosotras.—Camila se rió asintiendo.

**  

—Hola mami.—Camila se mordió el labio nerviosa mientras caminaba por la cocina del departamento de Lauren.

—¿Me explicas qué haces en Los Ángeles y qué son esas fotos de Lauren y tú besándose en un parque, Karla? ¿No se supone que estas en Stanford, hija?—La mujer sonaba alterada y sorprendida.

—Mamá… Lo siento. Yo iba a decirte, pero… pero llegué ayer en la tarde y no tuve tiempo.—Se pasó una mano por el pelo.

—¿Qué se supone que…? ¿Cuándo volviste con ella? ¿Por qué no nos dijiste nada?—Camila se tardó un poco en responder.

—Anoche hablamos y ésta mañana. Hablamos de todo, no quedó nada sin que lo charlamos y… y bueno… Nada, volvimos.—Se escuchó silencio del otro lado.—No soy una niña, sé lo que hago, mamá.

—No quiero verte mal otra vez porque se le ocurre querer estar sola de repente. En serio, Camila. Piensa en eso. No te mereces algo así.—La morena suspiró.—Te quiero y me importa que seas feliz, sabes que te apoyo en todo, pero… pero no vuelvas a ocultarme algo así. Mucho menos que vas a viajar, creí que estabas en California, ¿Tanto te costaba enviarme un mensaje al menos?

—Sabía que te pondrías así.—Dijo apenada.—Lo siento, el lunes en la mañana voy a volver y el próximo fin de semana voy a Miami. Te lo prometo.

—No te preocupes, descansa. ¿Qué tal te fue el jueves en el examen?

—Muy bien.  Aprobé.—Dijo feliz.—Así que tengo una semana libre antes de empezar a estudiar para el próximo y luego me quedan unas semanas libres porque voy a hacer la materia libre para tener tiempo para ustedes…

—Y para Lauren.—Murmuró con un poco de celos.

—Mamá…—Se rió.

—Ya. ¿Cómo está? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo? ¿Qué hicieron? No hiciste nada indebido, ¿verdad, cariño?

—Claro que no.—Dijo divertida.—Y está todo bien, me pidió perdón, le dije todo lo que quería decirle y… bueno, nada, vamos a intentarlo otra vez. No sabes lo hermosa que está, cambió tanto.—Dijo como boba.—Y me dijo que me ama.

Sinu del otro lado había rodado los ojos.

—¿Te trató bien? Mira, dile que en cuanto la vea vamos a hablar muy seriamente y que más le vale que haga bien las cosas esta vez y tú también, jovencita.

—Bueno, sí.—Dijo riéndose.—No tenemos dos años, ¿sabes?

—¡Pero se comportan como niñas de esa edad, Dios!—Camila apretó los labios para no reírse.

—No va a pasar más, mamá. Vamos a estar bien, te lo prometo. Escucha, tengo que irme porque iremos a cenar. Te quiero y saluda a papá y Sofi por mí.

—Ten cuidado y ojo con lo que haces.

—Sí, mamá. Adiós.

—¿Camila? ¿Dónde estás?—La morena salió de la cocina y se encontró con Lauren recién salida del baño, llevaba jeans celestes, le iban ajustados, una remera un poco suelta, el pelo suelto y estaba descalza. ¿En qué momento se había comenzado a vestir así? Camila recordaba cuando usaba sus vestidos todo el tiempo, la ropa femenina era parte de ella, pero ahora poco y nada lo usaba. De todas formas, esa Lauren volvía loca a Camila.—¿Me estás escuchando?—Se rascó la nuca viendo nerviosa a la morena que no dejaba de mirarla.

—Eh. Sí… Digo, no. No te estaba escuchando.—Dijo apenada.—¿Me repites?—Se rió.

—Que si viste mi teléfono. Te lo di a ti para que lo pusieras a cargar.

—Aaah. Sí, en la cocina. Voy por el.

Camila fue rápido y volvió con el teléfono. Lauren le agradeció y fue a terminar  de vestirse.

—¿Estabas hablando con alguien?—Preguntó Lauren cuando vio que Camila la había seguido a la habitación.

—Con mamá.—Lauren se giró a verla.—Dijo que en cuanto te vea van a tener una conversación.—Lauren se quedó viéndola seria. ¿Asustada? ¡Por supuesto! Sinu era intimidante cuando quería.

—¿Una… conversación?

—Sí.—Se rió.—Laur, estamos yendo tarde. Son las nueve y media.

—Mierda. Ya, vamos.—Se terminó de calzar.—Recuerda llevar mi abrigo al auto, por favor.

—Ya lo preparé.—Dijo tranquila. Lauren asintió y se miró al espejo antes de comenzar a caminar fuera de la habitación.

—Camila.—Lauren se detuvo y la esperó. La tomó del rostro con ambas manos y le dio un beso suave en los labios.—Gracias por el hermoso día que pasamos juntas.—Le dio otro beso y sonrió tirando de la mano de la morena.

Había sido un día increíble para ambas y no habían hecho más que pasarse el día entero abrazadas hablando de muchas cosas, comiendo todo lo que habían comprado en el supermercado y recuperando tiempo perdido. Lauren estaba feliz, ella misma aceptaba que aquel día fue otra persona y solo por Camila, porque estaba ahí. Porque estaba con ella y no volvería a irse, al menos no para siempre porque iba a volver. Camila siempre iba a volver y se lo había prometido muchas veces en un día.

Ninguna sabía y aunque estuvieran un poco asustadas y sorprendida por lo rápido y bien que iban las cosas, aquel día era un punto importante de sus vidas.


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