Capítulo 29

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Podría decir que los siguientes meses fueron bien, pero estaría mintiendo porque fueron perfectos y Lauren salió adelante con todo junto a Camila.

Siempre junto a Camila.  

Puedo decir que las cosas entre ellas fueron geniales, de hecho, tenían una relación muy madura y fuerte, nada las separaba, nada lograba que todo lo que habían luchado para estar juntas lo arruinara.

Sabían como llevar la relación a distancia muchas veces, era difícil por supuesto, pero podían y siempre encontraban la forma de seguir bien, de hacer sentirle a la otra que estaban ahí con ella aunque en realidad estuvieran lejos.
Camila seguía en la Universidad, apenas le faltaban unas tres materias para tener su título de abogada. Hacía sentir orgullosa a su familia, a sus amigos y a su novia. Era una chica fuerte, no cualquiera le ponía tanto esfuerzo como ella lo había hecho. Literalmente había dedicado sus últimos años al estudio y a su vida personal con Lauren.
Por otro lado, la cantante era el claro ejemplo de que podía salirse de cualquier tipo de problemas. Después de haber tenido unos últimos años de vida más que difíciles, estaba bien, estaba tranquila y aseguraba ser feliz.

No hace falta que diga la razón, ni el principal motivo por el cual se sentía tan bien. Ella había dedicado su tiempo completo al trabajo, a las giras mundiales, a sus discos, sus fans, su familia y su novia hermosa. Esa mujer que era su cable a tierra siempre y cada vez que necesitaba una llamada de atención, cada vez que sentía que no podía más siempre estaba esa morena para devolverla a realidad y darle las fuerzas que necesitaba.

¿Acaso podía pedir algo mejor que eso? No. La respuesta siempre sería no porque no cambiaba a Camila por nada en todo el jodido mundo.

No cambiaba a Camila, ni siquiera pensaba en alguna vez reemplazarla por algo o alguien porque nada era mejor que ella. Nada era mejor que terminar un día agotador y que la abrazara, que le diera besos, que le hiciera el amor cuando estaban juntas o cuando no lo estaban siempre existían esas llamadas o video llamadas que terminaban cuando una se quedaba dormida, incluso muchas veces se quedaban con el teléfono el línea por un rato sin decir nada porque se quedaban dormidas en algún momento, muchas veces existían esos mensajes de texto y de voz hasta altas horas de la madrugada, incluso cuando ambas tenían responsabilidades al otro día. No había nada mejor que reencontrarse después de semanas enteras sin verse porque una viajaba y la otra estudiaba, no había nada más hermoso que al tener algún descanso tomar el primer vuelo para irse solas a alguna parte o con sus familias. No había nada más hermoso que extrañarse mucho y encontrarse nuevamente una y otra vez con tanta felicidad como si fuera la primera vez.

Parecía mentira, quizás porque algunas relaciones al pasar los años pierden esa chispa que las mantenían vivas y siempre tan lúcidas, pero ellas no, su relación era incluso cada vez mejor, más fuerte, más unida y todo el mundo lo veía. Todo el mundo veía lo enamoradas que estaban.

Aquel día era uno de esos en los que Camila quería desaparecer del mundo o mejor, tirarse en su cama a llorar hasta quedarse dormida. Se sentía tan horrible estar muy cansada de tanto estudiar, haber dedicado tanto tiempo y pocas horas de sueño solo para aprender cada unidad que debía para algún examen, a veces se sentía horrible que demasiado esfuerzo, incluso más del que podías dar, no sea suficiente. Pero no sería la única que vez que pasaría, no lo era y Camila cada vez que aquello pasaba se sentía peor que la vez anterior. Reprobar un examen después de semanas enteras de dedicación era horrible. Era una mierda y solo quería llorar hasta dormirse.

Y es lo que haría o eso creía.

Cuando salió de la universidad para ir a su departamento que quedaba a solo un par de cuadras, vio un auto negro que le parecía conocido, pero lo ignoró pensando en que si fuera ella la estaría esperando parada a un lado con esa sonrisa que la dejaba cada vez más tarada por ella.

Hablando de Lauren, la extrañaba. La necesitaba. Quería llorar entre sus brazos y sentirse pequeñita, quería que le dijera que todo iba a estar bien que no importaba, quería que le diera besos y le limpiara las lágrimas con cariño como siempre y luego la dejara quedarse dormida junto a ella hasta que haya recuperado todas las horas sin dormir que llevaba. Pero Lauren estaba en Canadá y jamás iba a ir por ella aquel día. Así que iba a ir a dormir hasta que despertara y entonces llamaría a su madre para contarle y llorar otra vez de la bronca que tenía.

—Disculpe, ¿Vio a la cubana más preciosa del mundo entero?—Se detuvo en seco en medio de la acera al escuchar esa voz y la buscó con la mirada casi con desesperación.—Hola, princesa.—Y ahí estaba con una rosa roja en su mano y ese look que le hacía dar un infarto por lo hermosa que era, excepto porque en ese momento sólo quería que la abrace y la dejara llorar mucho. Justo lo que estaba haciendo mientras caminaba hasta a ella para abrazarla.

—Lauren.—Sollozó abrazándola.—Hola, mi amor. ¿Qué haces aquí?

—Sé que era un día importante para mi novia así que quería estar con ella pase lo que pase.—Dijo abrazándola con cariño. Camila lloró aún más y Lauren suspiró antes de hablarle en voz baja.—Vamos que tengo una sorpresa para ti. No llores más.

¿Cómo alguna podía pedir otra cosa que no sea esa persona que tanto amaban y necesitaban?

**

—Y no aprobé.—Se limpió las lágrimas.—Todas esas semanas sin dormir por estudiar, apenas me tomaba un poco de tiempo para estar sin hacer algo y todo por estudiar. Todo para nada. Sólo me faltaba un tema y era importante.—Lauren le dio un beso en la mejilla.—Soy una estúpida.

—No, no te llames así, no eres estúpida. Simplemente no fue suficiente, pero no importa. No es el fin del mundo, amor. Va a ser mejor la próxima vez porque ya sabes qué te falta y además tienes más tiempo para estudiar todo otra vez, puedes hacerlo con calma.
 
Camila estaba entre sus piernas, apoyada contra el pecho de la oji verde que la abrazaba con cariño desde atrás mientras estaban metidas en la bañera enorme que tenía aquel hotel en el baño de la habitación. Camila llevaba un rato contándole todo a Lauren que no hacía más que escucharla, darle besos y decirle cosas para que dejara de sentirse tan mal. Todo le pasaba porque Camila era muy responsable y desaprobar un examen no era algo que pasaba seguido con ella y cuando pasaba, era una mierda.

—¿Vas a estar llorando toda la tarde?—Le besó la mejilla y Camila la miró triste antes de acurrucarse más entre los brazos de su novia.

—Gracias por venir, amor. No tenía ganas de llorar sola.—Lauren se rió acariciando el vientre de Camila.—Tengo mucho sueño, esto me relajó mucho y tú también.—Levantó el rostro para poder besarla.—Te amo.

—Yo te amo a ti, te amo más.—Le dio un último beso.—Vamos a salir, te pones ropa cómoda y puedes dormir hasta la cena.—Camila asintió.—Ven, déjame ayudarte.

Ambas salieron de la bañera completamente desnudas y se secaron el cuerpo, se pusieron ropa interior y luego la bata blanca encima antes de meterse en la cama.

Lauren también estaba cansada y pensó que unas horas de sueño con su amor no le haría daño a nadie, así que con Camila prendida a ella con brazos y piernas como una garrapata, se quedó dormida pensando en que odiaba ver a Camila tan triste por esas cosas, sabía bien que le ponía mucho esfuerzo y dedicación, pero no se merecía estar tan triste por eso.

De todos modos, después de media noche, su novia estaría feliz. No había duda de eso.

**

Lauren pasó un brazo por los hombros de Camila le dio un beso en la mejilla mientras la morena acercaba su rostro al cuello de la oji verde.

—Otro año más conmigo, Camilita. Feliz cumpleaños, bebé.—Camila estaba sonriendo.—Te amo.

—Gracias.—Levantó el rostro para darle un beso en los labios y se quedó ahí por algunos segundos.—Te amo.

Lauren sonrió abrazándola y las luces del lugar se fueron bajando de a poco mientras que la familia de Camila, la de Lauren y sus amigos comenzaban a cantarle el feliz cumpleaños.

—Una torta para otra torta.—Le dijo Dinah dejando un pastel frente a Camila que se rió recibiendo el abrazo que luego le dio la rubia.

—No es un buen cumpleaños si no me dices eso, Dinah. Gracias.

—De nada. Es un placer.

—Pide tres deseos, porque si pides uno por cada año no terminamos más.—Le dijo Troye al acercarse.—Feliz cumpleaños, Mila.

—Permiso. Déjenme abrazar a mi pequeñita. No puedo creer que tienes veinticinco, deja de crecer tanto que me duele recordar cuando eras una bebé tan chiquita y….—Camila la abrazó un poco fuerte para ahogar las palabras de su madre contra su ropa.

—Mamá, no empieces aquí que están todos.—Dijo en voz baja abrazándola aún.—Y gracias por venir hasta aquí.

Lauren estaba a un lado de la mesa, viendo como todos saludaban a Camila, la abrazaban y la hacían reír. Su novia al final había estado mejor desde la tarde, habían dormido hasta cerca de la hora de la cena, así que solamente tuvieron que levantarse para cambiarse y luego salir a donde todos estaban esperando. Era una cena sorpresa para Camila donde estaba su familia, la de Lauren y algunos de sus amigos. Después habría un fiesta, la cual también era sorpresa para la morena.

Lauren quería darle una noche feliz porque se la merecía y sabía lo que era estar lejos de su familia y lejos de su novia, sabía lo que era estar cansada después de semanas agotadoras, así que lo planeó todo para que Camila tuviera un feliz cumpleaños con sus seres queridos, al menos unas horas, antes de que ambas se fueran solas a Disney. Camila tampoco sabía aquello, pero lo sabría cuando llegaran al hotel que Lauren estaba pagando y ésta le diera sus últimos regalos.

La morena al terminar de saludar a todos volvió a buscar a su novia para abrazarla fuerte. Sabía que era la responsable de esa hermosa noche que estaba teniendo y quería darle muchos besos, incluso estaba deseando que ambas pudieran volver pronto al hotel para estar a solas.

—Gracias. En serio.—Habló sobre sus labios. Estaba casi colgando del cuello de Lauren que la abrazaba de la cintura. Ninguna sabía que tenía varias miradas sobre ellas, algunas sonrisas y flashes grabando y capturando el momento.

En especial uno que era infaltable en los momentos donde ellas dos estaban interactuando. El teléfono de Dinah siempre estaba listo.

El resto de la noche fue tranquilo, habían continuado sentados en aquel restaurante entre risas, charlas y anécdotas de Sinu de cuando Camila era niña. La del cumpleaños quería desaparecer de allí y a su lado Lauren se había dedicado a burlarse y reírse sin dejar de darle besos mientras podía.

Cuando Camila supo de la fiesta tampoco podía creérselo, su reacción fue más divertida que cuando vio a toda su familia en aquel restaurante y otra vez Lauren recibió más besos y abrazos, después un golpe por parte de Dinah porque ella había sido la que organizó la fiesta, pero la oji verde se llevó los créditos.

Finalmente, cuando ambas estaban donde más esperaban, Camila no tardó ni un segundo en lanzarse a sus brazos mientras la besaba, pero Lauren la detuvo obteniendo a cambio las quejas de su novia que estaba un poco ebria, pero consiente.

Le dio un nuevo colgante que tenía la mitad de un corazón y una C de oro, la otra mitad la tenía Lauren, obviamente. Después le entregó entradas para un concierto de Ed Sheeran, al cual iría con su novia aunque no fuera muy amante de la música del chico. De todos modos se había aprendido canciones de su nuevo álbum solo por Camila. También había recibido la noticia de que al día siguiente en la mañana temprano ambas se irían a Disney a pasar el fin de semana.

Y la última parte había sido la mejor de todas para Camila. Cuando entró a la habitación se encontró con muchos globos, un ramo de rosas grande, algunas bolsas de tiendas de ropa y un peluche enorme con un corazón que decía “Te amo.”
No hace falta que cuente lo que pasó después de eso y lo que recibió Lauren en forma de agradecimiento.

Ahora bien, el día del cumpleaños de Lauren había sido completamente diferente. Había estado con sus amigos, con su familia, pero no con Camila porque ella estaba en Italia aquel día y su novia en California.

Camila la había llamado apenas fueron las doce en Italia, le había deseado feliz cumpleaños y le había dicho muchas cosas lindas que terminaron con una Lauren llorando porque la extrañaba y quería verla después de casi un mes sin estar juntas gracias a que Lauren estaba de gira. Camila se sintió muy culpable, quería mandar todo al carajo para ir con su novia y hacerla feliz.

Por supuesto, Lauren no contaba con que todo era mentira, Camila sí estaba en Italia y no la vería hasta el final del concierto de esa noche. El cual Lauren terminó con lágrimas en sus ojos ante las más de treinta mil personas que le cantaban el feliz cumpleaños, lágrimas que salieron como locas al ver que todo el mundo se iba del escenario antes de despedirse como lo hacían siempre y a los segundos volvían con un pastel enorme, Dinah llevaba uno más pequeño y detrás de todos había aparecido la persona que más quería con ella aquel día y llevaba un ramo de rosas rojas y globos del mismo color.

Y ahí frente a todo el mundo la abrazó como si su vida dependiera de ello, no exageraba, ninguno pensaba que Lauren lo hacía porque realmente ese par era lo más cursi, lindo y adorable del mundo cuando se volvían a ver después de mucho tiempo alejadas.  Incluso así fueran días sin verse se iban a recibir de esa forma.

Cuando Lauren decidió soltar y dejar de besar a Camila, los demás también la abrazaron y cuando fue el turno de Dinah, en cambio, recibió el pastel en su cara dejándola sorprendida y con cientos de risas a su alrededor.

Por supuesto, aquello no se quedó así, todo terminó con una guerra de pastel, de nieve artificial, también usaron botellas de agua y pequeñas botellas de pintura que soltaban chorros de ésta. Sí, un completo y total desastre que llevaría tiempo limpiar.

La única que se había salvado fue Camila hasta que su novia la vio demasiado limpia y entonces obtuvo un gran abrazo y muchos besos que la dejó igual de sucia que los demás. Por supuesto, Dinah se había asegurado de que si aquello pasara estuviera grabado, gracias a Alfredo tenía ese momento en su teléfono.

Aquellas fechas, incluso cuando eran días normales sin nada especial que festejar ambas estaban para la otra para hacerla sentir bien, para acompañarla y demostrarle que siempre estarían hasta cuando no la esperaran.

**

—¿Todo bien?—Camila se pasó una mano por el pelo.—¿Lauren?—La oji verde seguía viendo al piso.—Hey.—La empujó un poco con el brazo.

—¿Qué?—Levantó la mirada.

—¿Te pasa algo?—Se puso delante de Lauren y le quitó algunos mechones de pelo que caían por su rostro ya que tenía todo hacia un solo lado como de costumbre y le tapaba la vista de sus ojos.—Estás rara.

—No.—Negó viendo a su alrededor.—Solo quiero subirme a ese avión para irme lejos de aquí rápido.—Dijo en voz baja.

Normalmente Lauren jamás quería irse de Miami, de su casa, lejos de su madre y su hermana.

—¿Por qué?—Se encogió de hombros negando.

—Porque me quiero ir.—Suspiró.—¿Tú no? Nos vamos a New York y está nevando.—Camila frunció un poco las cejas, pero asintió aunque estuviera un poco confundida.

—Claro.—Tomó la mano de Lauren y enlazó sus dedos.—No puedo esperar para caerme de cabeza tantas veces mientras aprendo a ser una gran esquiadora.—La oji verde sonrió un poco y le dio un beso en los labios.

Justo en ese momento llegó Alfredo y otro de sus seguridades para acompañarlas por el aeropuerto.
Lauren no estaba de muy buen humor, Camila lo sentía así que simplemente estuvo en silencio todo el tiempo, caminó a su lado, tomando su mano mientras pasaban por entre la gente y evitaba levantar la mirada para que ninguna de las cámaras que iba enfocándolas, las mostrara. No había muchas, quizás eran unas tres, pero para el humor de Lauren aquel día solamente una era demasiado.

Llevaba años sin tener problemas con la prensa por sus actitudes, ya sabía ignorarlos, evitarlos, simplemente caminar en silencio y con la vista al frente. No recordaba cuando había sido la última vez que les dio el gusto de mostrarse enojada con la gente para luego mostrar “lo malo” de ella. Pero aquel día, en el momento en el que sintió que algo tiraba del agarre que tenía con Camila y vio que la chica dio varios pasos hacia atrás soltando su mano de inmediato, se asustó y el susto la hizo reaccionar mal.

Y ahí estaba otra vez, lo habían logrado.

Lauren empujó al hombre que llevaba una cámara en la mano, de un manotazo la tiró al suelo y luego empujó a las demás personas que intentaron acercarse a Camila o ellas, quien sabe, para poder tener fotos o lo que sea. De un momento a otro estaba queriendo alejar las cámaras de ella, de su novia, quería que todos se alejaran de Camila que había sido golpeada entre todo el brusco movimiento.

—¿¡Que crees que te da el puto derecho de ponerme la cámara en la cara!?—Empujó a otra persona y nuevamente había tirado una cámara más.—¡Aléjate!

El hombre estaba gritándole que ese era su trabajo mientras se recuperaba del empujón de Lauren,  después intentó acercarse para devolver la acción  sin darse cuenta, pero sus brazos terminaron golpeando contra Alfredo que se puso en medio y ni siquiera lo movió un poco.

—¿También vas a agredirla?—Alfredo lo apartó de él y miró a su compañero que intentaba alejar a Lauren del lugar.

Lauren había intentado acercarse otra vez al hombre mayor, pero alguien más la sujetó apartándola de ahí con fuerza.

Lo primero que hizo fue soltarse, buscar a Camila que estaba con dos personas que no conocía, así que rápidamente fue con ella y la alejó de toda esa gente mientras la abrazaba.

Su corazón latía rápidamente mientras caminaba seguida de personas que no sabía quienes eran, simplemente intentó escapar de allí lo antes posible y en cuanto un seguridad del aeropuerto las detuvo para que entraran a una sala, Lauren hizo que Camila la mirara.

—¿Estás bien?—Camila asintió y Lauren soltó un fuerte suspiro tembloroso mientras se llevaba las manos al rostro. ¿Qué demonios había sido todo eso?—Lo siento.—Camila bajó las manos de su rostro y la abrazó.

—Quédate tranquila. Estoy bien, solo… solo algo me golpeó, pero estoy bien.—Lauren la miró preocupada y pasó suavemente su pulgar por donde Camila se había tocado para asegurarse que no sangraba.

—¿Están bien?—Alfredo entró empujando la puerta y Lauren simplemente asintió una vez antes de darle la espalda a todos ahí. Incluso a Camila.

No estaba teniendo un buen día y toda aquella situación lo había empeorado más.

Escuchó murmullos detrás de ella, los cuales ignoró y después vio a Camila delante suyo, le tomó el rostro con ambas manos e hizo que la viera a los ojos. No hacía falta decir algo, porque ella la conocía demasiado.

—Respira. Tranquila, está todo bien.—Lauren asintió.—Respira, Lauren.—Le tomó las manos que temblaban un poco y soltó un fuerte suspiro otra vez.—Ya nos vamos.—Le dijo casi sobre sus labios antes de darle un beso.

—Lo siento. Yo no quería reaccionar así… pero me asusté cuando te vi… yo… nada, solo me asusté.—Repitió en voz baja.

Lauren la abrazó apretando la mandíbula. Estaba tan enojada y nerviosa que sentía que podía explotar en cualquier momento. Necesitaba salir de ahí de inmediato.

Cuando por fin habían llegado al hotel donde estarían por una semana, Lauren prefirió darse una ducha antes que hacer cualquier otra cosa. Camila se quedó en la habitación sentada en la cama, esperando a la oji verde que en cuanto salió del baño se metió en la cama con ella a su lado.

No la había escuchado hablar mucho en las últimas horas, Camila estaba preocupada por ella y no le decía nada.

—¿Qué haces?—Apoyó su cabeza contra el hombro de Lauren y miró lo que había en su diario.—¿Dibujaste…?—Se quedó en silencio.

—A papá.—Asintió. Camila la miró unos segundos y le besó la mejilla.

—¿Quieres hablar conmigo?—Lauren apretó los ojos suspirando.—Tenemos unas horas antes de ir a cenar con los chicos.

—Ayer fui al cementerio con Tay.—Dijo en voz baja.—Y yo… nada. Lo extraño mucho. Es eso. Y… y últimamente pienso mucho en él. No puedo evitarlo. No sé. No sé que pasa.—Fijó su vista al frente y se quedó en silencio, Camila la abrazó mientras jugaba con sus dedos ahora.—Lo siento por estar así hoy.

—No te preocupes, amor. Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea.—Lauren asintió.—A él no le gustaba verte así, amaba verte sonreír, piensa en eso.—Lauren la miró sin decir nada y le dio media sonrisa.

—A veces yo… cuando tu padre me abraza imagino que es papá.—Dijo bajando la mirada.—A veces me gustaría que esté aquí para darle un último abrazo, para sentirme pequeñita una vez más como cada vez que me abrazaba.

—Laur…—Camila estaba llorando. Lauren soltó un suspiro limpiando sus lágrimas y tomó las mejillas de Camila para acercarla a sus labios.

—Lo siento por decirte eso… de tu padre, pero es cierto.—Camila la abrazó del cuello.—Y lo siento por estar arruinando nuestro día. No llores.—La tomó de la cintura y se acomodó mejor en la cama para que ambas pudieran estar acostadas.

—Lo siento.—Se limpió las lágrimas y se rió.—Te amo.—Estaba apoyada en un codo. Llevó su mano a la mejilla de Lauren para acariciarla.—Y odio verte así ¿Sabes? Me hace tan.. Mal cuando estás triste.

—Se me pasa en un rato si sigues aquí, ya sabes. Solo abrázame.—Camila le dio un beso corto y Lauren sonrió.—Y también bésame, seguro ayuda.

A Camila le hacía bien ver a Lauren tranquila a pesar de todo, pero era ella la que había llorado, era ella la que sufría porque Lauren solo parecía recordar y hacer de cuenta que nada pasaba cuando en realidad por dentro sentía que se rompía en mil pedazos.

—Deja de pensar.—Lauren le acarició la mejilla.—Estoy bien. Te lo prometo, solo… nada, me pongo un poco triste porque lo extraño, pero está bien. Yo estoy bien.—Camila le dio un beso corto y se quedó cerca de sus labios.—Él siempre me pedía que esté bien, siempre me decía que debía estarlo sea como sea, que siempre debía luchar por estar bien sin importar lo que pase, debo estar bien.—Suspiró.—¿Sabes que fue lo último que hablamos?—Camila negó lentamente.—Él estaba con su copa de vino hablándome sobre cuando nací yo y sobre cuando nació Tay, me explicaba todo lo que iba a sentir cuando fuera madre, que sería lo más hermoso del mundo, que sentiría mil emociones juntas.—Tragó saliva.—Me dijo que quería ser abuelo y… y a veces pienso que me encantaría que cuando aquel día llegue  el pudiera estar conmigo, abrazarme y ponerse feliz, además es lo que quería. Siempre, todo el tiempo me decía que quería que yo sea feliz, quería verme formar una familia y verme bien.—Sonrió.—Era lo que más quería, verme bien. Lo sé porque cada vez que lo necesitaba, así estuviera a ciudades enteras de distancia, él siempre estaba conmigo, siempre iba a mi lado.

—Era un hombre maravilloso… y debe estar muy orgulloso de ti. Siempre lo estuvo.—Lauren asintió manteniendo la pequeña sonrisa.

—Me siento orgullosa de haber tenido a un hombre como él en mi vida, ¿Sabes? Jamás conocí a un hombre tan… hombre, tan fuerte y valiente como lo fue él. ¿Qué crees que hubiese dicho si se enterara que nos casamos en secreto?—Habló refiriéndose realmente a SU secreto, el cual nadie sabía.

Camila se rió limpiando sus mejillas rápidamente, no podía dejar de llorar al escuchar hablar así a Lauren. No pasaba seguido y por eso amaba tanto escucharla.

—Creo que te hubiese gritado que estaba feliz y luego te abrazaría.

—Yo creo que primero hubiese mirado que mamá no se haya desmayado y después me haya gritado algo emocionado.

—Bueno, a todo esto podemos reírnos de la reacción de mi madre y Alejandro cuando se enteren lo que hicimos.

—Y lo que planeamos hacer.—Camila se rió otra vez acercando sus labios a los de Lauren.—Estamos locas.

—Me encanta estar loca contigo y por ti también.

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