Capítulo 20

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Sin contar que Camila había sido vista y fotografiada saliendo del hospital con Lauren y sus padres, provocando así una tremenda revolución en la gente porque era “la chica que Lauren Jauregui casi besaba”, todo iba bien.

Había pasado una semana desde aquel accidente de Lauren, el cual no había sido nada más que un golpe por suerte, puesto a que la cabeza de la cantante había golpeado antes en la zapatilla de una de sus fans, lo que amortiguó el golpe y fue bueno.
El concierto había sido pasado para unos días más tarde, Lauren no había querido cancelarlo de ninguna manera.

Alguien era demasiado terca.

Camila había llegado a la ciudad al día siguiente cuando se enteró de lo que había pasado. Se había sentido tan desesperada, ansiosa por estar con Lauren y ni siquiera creía cuando le decían que estaba bien, no iba a estar segura y tranquila hasta verla y que ella misma le dijera que no tenía nada. Había sido difícil para sus padres dejarla tomar un vuelo sola puesto a que no podía dejar de la ciudad porque tenían programado algunas actividades.

Al final las “vacaciones” que habían programado terminaron siendo cualquier cosa y Camila se sentía un poco culpable porque últimamente pasaba más tiempo con Lauren que con su familia quienes habían decidido dejar su casa, sus padres el trabajo y la casa para poder pasar tiempo con la familia de Lauren, aunque sabía que lo habían hecho todo por ella, pero de alguna forma se sentía mal por eso.

Así que se había encargado de hablar todo esto con sus padres en una video llamada una noche después de que llegara donde Lauren. Sinu se rió de la reacción de su hija y Alejandro le prometió que todo estaría bien. Ambos entendían demasiado a Camila. Ella era afortunada de tener padres como los que tenía, que la entendían y no les importaba nada más que ver a su hija bien.

Por otro lado, Lauren también había tenido cierta discusión con sus padres porque la oji verde había pedido que dejaran a Camila quedarse con ella hasta que pudiera regresar a Miami. Claro, sus vacaciones terminaban pronto, definitivamente y debería volver a trabajar como antes, tenía presentaciones  y comenzaría a grabar su segundo disco lo que implicaba que ya no sería lo mismo el tiempo que manejaba ahora.
En fin, el problema de la familia Jauregui era Clara y el momento de dejar a su hija sola con Camila y el equipo de trabajo. No es que fuera la primera vez que Lauren iba a estar sola en otra ciudad alejada de su familia, había recorrido el mundo sola. Lo principal era Camila, Camila y su hija, la misma habitación y lo que pudieran hacer. Clara era directa y no iba a andar con rodeos, así que cuando habló con su esposo sobre esto, también estaba Lauren que simplemente se rió burlándose de su madre.

—¿No te quieres ir para que no esté sola con Camila?—Levantó una ceja.

Mike se llevó una mano a la boca para cubrirse y que Clara no viera que se estaba riendo.

—¿De qué tienes miedo? ¿De que se cruce de habitación en la noche?—Clara la vio seriamente.

—No me gustaría enterarme de eso. Estoy de acuerdo con que… sean lo que sean, pero no voy a permitir que hagas cosas que… que…

—¿Que tenga relaciones sexuales con ella?—Lauren levantó una pierna sobre el sillón y miró a su madre tranquilamente.

Clara sentía que iba a desmayarse. ¿Lauren le estaba diciendo esas cosas de verdad? ¿Y encima su esposo se estaba riendo?

—Lauren Michelle Jauregui, ¿Cómo te atreves a hablarme de esa forma?—Dijo alterada.

—¿De qué forma, mamá?—Lauren se rió.—Ya tengo dieciocho años, sabes perfectamente que no soy virgen y ¿sabes qué? Deberías estar feliz de que es Camila quien se queda conmigo. Ella me cuida, me atiende y me respeta más que cualquier persona en el mundo. No tienes que preocuparte de nada con Camila porque no voy a estar más segura con nadie más que no sea ella. Créeme. Es la persona más hermosa que conocí y si crees que en la primera que estemos solas nos vamos a meter en una cama te equivocas. Y me ofendes.—Agregó abriendo los ojos y negando.

—No… No quiero decir que… sea así, pero… pero hija, por Dios, no puedes andar haciendo esas cosas aquí.—Lauren miró a su padre un momento.—Además…

—Basta.—Lauren se levantó del sillón.—Gracias por cuidarme, por querer protegerme de todo lo que creas que puede hacerme daño, de verdad, mamá, gracias, pero esto es estúpido. Si quieres irte, puedes hacerlo, si quieres quedarte no me importa, puedes hacerlo también. No soy una niña y creo que ya pasé por mucho en mi vida para ser tan estúpida de hacer cosas que sé que no debo y que están mal. Sé decir basta cuando no quiero. Ahora lo sé y puedo, mamá.—Terminó dolida.

Decir aquello último le causó una presión en el pecho y que sus manos comenzaran a sudar. Quizás se puso más nerviosa de lo normal y no debía.

—Lauren.—Michael se levantó del sillón y se apresuró a detenerla antes de que salga de la habitación del hotel.—Espera, hija. Vamos a irnos en la tarde, ¿puedes pasar estas horas con nosotros? No vamos a verte en unas semanas.—Aseguró dándole una mirada a Clara.—Confiamos en ti, no me preocupa nada porque sé perfectamente que vas a estar bien y sino cualquier cosa me llamas.—Lauren asintió sin mirarlo y después sintió los fuertes brazos de su padre envolverla con cariño.—No te preocupes por nada, cariño. Hoy en día puedo decir que tienes a una persona que realmente vale la pena y le importas demasiado. No cualquiera toma un vuelo a otra ciudad solo porque te golpeas e intenta de cualquier forma estar contigo.

—Ella no es ese tipo de persona, ¿entiendes?

—Lo sé.—Le dio un beso en la cabeza y miró seriamente a su esposa. Odiaba cuando tenía esos comportamientos inmaduros y escandalosos.—Disfruta estos días con ella y los chicos acá, vas a estar trabajando acompañada de ella. Eso es genial, ¿no crees?—Intentó animarla mientras Lauren seguía escondiendo el rostro contra él.

—Lo siento.—Clara hizo que Lauren la viera a los ojos y tiró de su hija para un abrazo.—Perdóname. Tú nunca vas a entender lo que es para mí verte bien y protegerte mucho.—Lauren la abrazó.—Todavía me cuesta aceptar algunas cosas, pero confío mucho en ti, cariño. Te quiero.

—Yo también te quiero.

—Ve a darte un baño y luego ven que vamos a tomar la merienda juntos. Voy a despertar a tu hermanita ahora.—Mike pasó su mano por la espalda de Lauren.

—Está bien. Ya vuelvo.—Sus padres asintieron.

Lauren sabía que Clara y Michael iban a discutir cuando ella saliera de aquella habitación y se sentía un poco mal por eso.

**

Lo primero que hizo Lauren luego de despedirse de su familia, fue ir con Dinah y Normani para ver qué harían, seguido esto y luego de acordar ir a la piscina climatizada del hotel, fue con Camila y ambas bajaron con las demás mujeres para pasar la hora hasta que sea el momento de cenar.

Aquel lugar estaba un poco más poblado de lo que deseaba Lauren, pero podía estar y se mantuvo lejos de Camila por su había alguna estúpida cámara cerca.

Sin embargo, sus cuerpos estuvieron lejos, pero sus ojos estaban constantemente sobre el cuerpo de la otra. En especial Camila que estaba tonta, pero tontísima por esa chica.

Lauren estaba en la grande habitación que tenía para ella sola, frente al espejo solo con su traje de bikini y su teléfono en mano fotografiándose.

Camila tenía la boca abierta mientras la miraba desde hace un rato. Las gotas de agua caían por el cuerpo de Lauren muy lentamente. Demasiado. Quería detener el camino de estas con su lengua. Quería tomar esas gotas con sus labios pasando por el cuerpo de Lauren.

Mierda. ¿Qué estaba pensando?

Lauren era perfecta. Nunca había visto una chica más linda que ella. Camila había salido con un par de chicas bonitas, pero ninguna se igualaba a Lauren y no hablaba de lo físico, eso era un tema aparte y vaya cuerpo se cargaba la oji verde, era infernal, pero a eso le sumaba el carácter, la ternura y la dulzura que mostraba, la forma en la que era tímida a veces y traviesa en otras. Lauren era como una niña pequeña todo el tiempo, siempre estaba buscando cariño, haciendo desastres y la mejor parte de todo esto era que la que más veía eso era Camila porque Lauren era ella misma cuando estaba con la morena, cuando la molestaba y se comportaba como una caprichosa logrando que Camila se enamorara más cada segundo.

—¡Camila!—Algo le cayó en la cara y la risa de Lauren llenó sus oídos.

—¿Por qué me tiraste la toalla en la cara?—Se quejó Camila quitándosela.

—Te estoy hablando y estas con esa cara de boba mirándome.—Seguía riéndose.—Ven. Vamos a sacarnos una foto.

Camila obedeció y fue hasta Lauren que se colgó de su cuello de inmediato y le dio varios besos en su mejilla terminando por morder allí. Como siempre.

Lauren se puso mirando al frente, dejando su costado pegando a Camila que la envolvió por la cintura presionando sus labios en la mejilla de Lauren. Luego miró a la cámara a través del espejo mientras Lauren sonreía.
Después la oji verde se giró un poco quedando casi frente a Camila. Sus cuerpos se rozaban y la morena no podía dejar de mirarla. Estaba estúpida por Lauren que ahora había metido su cabeza debajo de la barbilla de Camila mientras ésta la abrazaba y sonreía. La última fue la favorita de Lauren, en la cual estaba de espaldas a Camila, con su cuerpo pegado al de la morena que la abrazaba con ambos brazos y la miraba con una pequeña sonrisa en sus labios.

Camila ni siquiera se había dado cuenta de eso, de la forma en la que estaba viendo a Lauren, no se daba cuenta de que llevaba un rato largo abrazándola con cuidado mientras la escuchaba hablarle sobre las fotos.

Es que Lauren era hermosa, era realmente hermosa y valía la pena quedarse tanto tiempo simplemente observándola.

—¿Puedo subirla?—Lauren apoyó su mejilla contra la de Camila, quien giró la cabeza para poder presionar sus labios en la piel de la oji verde.

—¿Estás segura? Esa foto es un poco comprometedora.—Habló contra la mejilla de su chica.—Me encanta, pero no quiero que tengas problemas, bebé.

—Pero quiero una foto contigo.—Lauren la miró haciendo puchero.

—Podemos sacarnos otra más tarde, donde no estés en bikini y yo con esta remera tuya.—Le dio un beso.—Ve a bañarte así no llegamos tarde a cenar.—Le quitó un mechón de pelo húmedo del rostro.—Dinah me dijo que tienes un problema con llegar tarde a esas cenas.—Lauren se rió adorablemente.

—Bueno, en una hora vienes a buscarme, ¿eh?—Camila asintió.—Está bien.—Lauren se giró entre los brazos de Camila y presionó sus labios contra los de ella.

—Te dejé la ropa sobre la cama.—Lauren miró donde Camila le había dejado la ropa lista. Amaba que la atendiera de esa forma, que le eligiera la ropa, los zapatos, la peinara a veces y esas cosas.

La realidad, amaba que Camila la mal enseñara tanto.

**

—Ella realmente parece tener dos años.—Dinah se rió viendo a Lauren que estaba jugando en una máquina de video juegos donde tenía un arma de juguete colgando y ella debía matar a los soldados enemigos. Alfredo estaba a su lado gritando igual que Lauren.—Cuando estuvimos de gira mundial no había un día en el que jugaran videojuegos. Compraron una consola y la pasearon literalmente por todo le mundo.

—A Lauren le encantan esas cosas.—Comentó Camila.

—La verdad.—Dinah asintió.—Es una tonta.

Camila se rió y bebió un poco de su trago. Llevaba un rato sentada en uno de los sillones que tenía la suite de Zayn donde habían ido a cenar con algunos de los que trabajaban con Lauren sabiendo que era grande, cómodo y podían divertirse todos juntos. Dinah estaba a su lado y parecía querer decirle algo, pero no lo hacía. Hasta que lo dijo.

—Hace mucho no veía a Lauren tan feliz. Desde que llegaste ella es otra persona.—Dijo haciendo que Camila la viera nerviosa.

—¿S-sí?—Bajó la mirada.

—Sí. Ella no estaba pasando por un buen momento. Aún no, todavía sigue siendo el blanco de los paparazzi para molestarla y hacerla enojar. Ya viste hace unos días lo que pasó. Pero haciendo eso a un lado, es otra persona, ella está feliz y sé que es por ti. En especial desde que… pasa algo entre ustedes.

Camila estaba un poco sorprendida de que Dinah supiera demasiado. ¿Lauren le contaría todo?

—Le haces bien. Se nota hasta cuando te mira.—Camila se sonrojó violentamente.—Su rostro cambia cuando te está viendo, incluso hasta se comporta diferente cuando está cerca de ti.—Camila sonrió.

—Le gusta que le de cariño.—Dinah se rió asintiendo.—Ella siempre está buscando mi atención y que la cuide o la mime.—Dijo viéndola jugar.—Y me encanta que se sienta tranquila estando conmigo porque me gusta saber que está bien cuando estamos juntas.

—Espero que lleguen lejos, muy lejos, de verdad. No te asustes, solo es que la quiero mucho y ella sufrió tanto y se merece alguien como tú. No te conozco mucho, pero lo poco que sé y veo me dice que es la persona que la merece. Solo cuídala mucho porque es una persona hermosa y se merece todo lo bueno del mundo.

—Cada segundo la cuido y le doy lo que merece. Al menos lo intento y espero hacerlo bien. Nunca quiero lastimarla.—Se mordió el labio.—Yo la quiero de verdad y sé que esto va a ser difícil, pero no me importa.

—Esa es la actitud. Que no te importe lo difícil que sea es muy importante. Eso significa que vas a estar para ella sobre muchas cosas. ¿no?—Camila asintió.—Espero que de verdad la merezcas tanto como creo.

Camila sonrió y fue lo último que hizo hacia Dinah antes de girarse al cuerpo que estaba abrazándola de repente.

—¿Puedes creer que me ganó en esa mierda?—Se quejó como una niña pequeña.

Tenía ambos brazos alrededor de su cintura y la cabeza apoyada en su hombro. Amaba tenerla de esa forma.

—¿No te cansas de ser una perdedora?—Lauren levantó la cabeza del hombro de Camila y miró a Dinah con el ceño fruncido.

—Tú cállate.—Rodó los ojos volviendo a apoyarse contra su chica quien la abrazó soltando una risa.—¿Vamos a dormir juntas hoy?

Dinah fingió que no había escuchado nada de eso y se giró a Normani que justo se acercaba a ellas con un trago demás.

Camila tragó saliva y bajó la cabeza para poder mirar a Lauren que la veía atentamente y ansiosa por escuchar un “sí” de su parte.

—No, cariño.—Suspiró.—Vamos a seguir durmiendo separadas. ¿bien?—La verdad es que le aterraba que Lauren intentara algo más después de aquella vez en la que todo terminó de una manera que no deseó. No es que Lauren fuera a intentar algo con ella cada vez, pero Camila sabía que últimamente los besos iban a más si no fuera porque ella las detenía.

Además no podía olvidarse del rostro de Lauren cuando la había simplemente sujetado con suavidad.

—Solo nos quedan tres días aquí y aún no quieres dormir conmigo.—Murmuró tristemente contra la piel del cuello de Camila que se removió un poco para que Lauren se alejara y la viera a los ojos.—Es por lo que pasó en el viaje, ¿verdad?—Preguntó apenada, en voz baja y con la mirada triste.

—Ven conmigo.—Camila se levantó del sillón y tiró de la mano de Lauren para salir a un balcón que tenía la suite.

Al salir, cerró la puerta de vidrio y dio una mirada adentro donde todos estaban bebiendo, riéndose, seguían jugando a los videojuegos y escuchando música.

Lauren se apoyó de espalda contra el borde del balcón. Su rostro demostraba decepción absoluta y hasta miedo de lo que Camila le dijera.
La morena se acercó a ella sin importar que los de adentro podían verlas, la tomó de la cintura presionándola contra el borde del cemento y sintió a Lauren abrazarla con fuerza como si le estuviera pidiendo que no la soltara.

—Lo siento, te dije que lo sentía. Lo que pasó esa vez no significa nada.—Murmuró Lauren.—¿Sabes lo mal que me pone pensar que mi pasado va a hacernos daño a nosotras? Yo quiero olvidar, lo hago a menudo, pero cuando todo vuelve y está ahí quiero que seas tú quien lo aleje de mí otra vez.

Camila tragó saliva viendo a Lauren. Sentía su corazón latir rápidamente dentro de su pecho y suspiró fuertemente.

—No, nada va a afectar lo que tenemos. Solo que… que creí que quizás ir más lento y darte espacio iba a ser mejor para ti, ibas a estar tranquila y no te ibas a sentir presionada.

—¿No quieres estar conmigo?—Los ojos verdes la vieron tímidamente.

—¿Qué?—Camila se rió.—¿Cómo me preguntas eso? Claro que quiero estar contigo y de todas las formas que existan. Te lo prometo. No vamos a planear nada, lo que tenga que pasar va a pasar si a eso te refieres.—Terminó un poco exasperada.

—Es que ya no intentas nada conmigo, apenas me besas y me abrazas desde que pasó eso.—Camila la miró seria.—Y antes siempre me decías cosas que me hacían dar vergüenza, me hacías….—Las palabras murieron en su boca. Camila entendió perfectamente. Lauren extrañaba ESE tipo de contacto, algo más que cariñoso, que solían tener a veces.

—Solo dejé de hacer eso porque no quería que te sintieras presionada, mi amor.—Le dijo con una sonrisa.—Estos días sentía que me moría cada vez que estabas en biniki o te paseabas en ropa interior por la habitación mientras yo estaba ahí.—Se mordió el labio.—Quería arrancarte las prendas de una puta vez. Dios. En serio.—Soltó aire.

Lauren estaba completamente sonrojada y con su corazón latiendo fuertemente.

—Pero eres especial y no te mereces que la primera vez quiera arrancarte la ropa.—Lauren estaba en silencio y Camila se acercó a su oído mientras la abrazaba.—Te mereces que te la quite lentamente, entre besos mientras te digo lo mucho que me gustas. Te mereces que recorra cada parte de tu cuerpo con mis labios muy suavemente hasta que me pidas más porque estas cansada de esperar. Te mereces que te trate como la princesa que eres y lo voy a hacer. Te lo juro, Lauren. Pero no va a surgir de un momento donde me provocas, me apoyas el culo a propósito y te paseas semi desnuda para joderme como lo haces.—Lauren estaba sonriendo contra el hombro de Camila.—Va a surgir cuando ambas deseemos querernos de esa forma. ¿Entiendes?—Le dio un beso debajo de su oreja haciendo que Lauren se apretara más a ella.

La oji verde estaba agitada e intentaba esconder su vergüenza metiendo la cabeza entre el cuello y el hombro de Camila.

—¿De verdad me vas a hacer eso?—Preguntó con un hilo de voz que hizo reír a Camila.

—Solo te dije de qué forma, ¿Quieres que te diga lo que voy a hacerte también?—La morena dejó de sentir la respiración de Lauren contra su piel. Hizo que la viera a los ojos, los de ella estaban verdes claros, cubiertos por un brillo que los hacía ver hermosos.—Mejor espera y deja que te sorprenda cuando estemos en eso.—Murmuró antes de besarla en los labios.

Lauren abrió la boca para dejar entrar la lengua de Camila y la chupó sabiendo que eso volvía loca a la morena. Camila apretó el agarre en la cintura de Lauren para acercarla más a su cuerpo si eso era posible.
Incluso en momentos así, donde tenía la mente volando por culpa de Lauren, quería cuidarla tanto, protegerla y abrazarla fuerte y nunca soltarla para asegurarse de que nada malo le pasara. Lauren era lo mejor que tenía en ese momento y por eso mismo quería darle todo lo bueno, quería darle lo que merecía, ser cuidadosa con ella y asegurarse de que siempre estuviera bien.

—¿Falta mucho para que estemos en la cama y pueda abrazarte, darte muchos besos y cariño hasta que te duermas?—Preguntó Camila y sintió la sonrisa de Lauren crecer contra sus labios.

—Voy a pedir que nos lleven ahora.—Le dio un beso corto en los labios.—Quiero pasar mucho tiempo contigo estos días.

—Pero si pasamos los días pegada a la otra.—Se rió Camila.

—Bueno, a partir de mañana va a ser diferente porque solo vamos a ser tú y yo yendo a alguna parte.—Camila la vio con las cejas fruncidas.—Tengo planeado que vayamos en cuatriciclo por ahí, solo irnos y perdernos entre la naturaleza.

Camila sonrió asintiendo. Sabía cuánto le gustaba a Lauren hacer esas cosas. Lo que sea en la naturaleza estaba bien para la cantante.

—Lo que quieras, bebé.—Le dio un último beso antes de que ambas fueran adentro otra vez.

Más tarde, Lauren estaba abrazada a Camila con una pierna y un brazo mientras la morena la acariciaba y le daba besos, de vez en cuando hablaban de algo en voz baja, pero el silencio volvía a hacerse presente entre ellas y Camila lo aprovechaba para seguir dándole caricias a Lauren para que se durmiera.

Tenerla entre sus brazos acurrucada era lo mejor que le pasaba. No entendía como pudo haber estado tanto tiempo sin eso, sin ella de esa forma.

—Te quiero, Lauren. Descansa, bebé.—Le dijo en voz baja y solo obtuvo un movimiento de cabeza de la oji verde que ya estaba profundamente dormida entre sus brazos.

Donde amaba estar.

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