Capítulo 20.

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Zayn no respondió a mi pregunta, solo saltó fuera de mi habitación. Definitivamente no haría eso, no aceptaría tirarme. Acomodé mi cama por las dudas, tenía que parecer que yo estaba allí. Me asomé por la ventana, Zayn reía, al parecer sabía que no aceptaría saltar.

— ¿Qué esperas? —elevó la voz—, yo te atajo.

—No. Ni creas que bajaré como tú lo hiciste.

—Vamos, estaré abajo no tocarás el suelo—asomé más mi cabeza fuera de la ventana. Me daba vértigo pero ya estaba vestido y no tenía ganas de quedarme durmiendo. Me senté en la ventana con los pies colgando.

—No... no quiero—estaba asustado—. Creo que saldré por la puerta.

—Te expones a que te descubran, no te pasará nada. Confía en mí, o ¿Es que no puedes?

—Me parece bastante difícil confiar en alguien el cual entra a mi habitación a escondidas por la ventana—confesé.

—Apúrate Niall. No te puedes quedar allí o por lo menos trata de no hablar porque tu madre se volverá a despertar.

Miré hacia atrás controlando que este todo en orden. Observé mi cama tratando de verla con los ojos de mi madre, si llegara a entrar, ¿pensaría que era yo? parecía bastante convincente la figura que llegue a armar, el problema era si me hablaba.

—Saltaré, pero ponte abajo... llego a caer y te mataré—Zayn sonrió pero no se movió. Cerré los ojos y me abalancé hacía adelante. Unos segundos sentí como si estuviera volando pero luego caí. No en el piso si no que en los brazos de Zayn.

—Te dije que estaría abajo—me recordó—. No eres tan pesado.

—Simplemente peso el triple de la mochila que tu sueles cargar para ir a la escuela—reí—, ya puedes bajarme.

Zayn me dejo en el suelo y comenzó a caminar hacía su auto. La ventana había quedado abierta, algo me decía que por más que haya dejado todo preparado esa ventana me delataría.

No sabía hacía donde iríamos, Zayn no me quería decir. No tenía sospecha de nada, tal vez si estuviera más lúcido algunas ideas tendría pero no era el caso. Me senté en el asiento del copiloto.

— ¿Es largo el viaje? —pregunté mientras Zayn ponía el auto en marcha—, ¿Dónde queda?

—Deja de hacer preguntas, ya lo verás, si te digo a donde iremos dudo mucho que... —dejó la frase sin completar, supongo que de haberlo hecho yo ya hubiera adivinado a donde iríamos.

—Pero contéstame—reclamé—, dime cuanto tiempo de viaje es.

—Unos... cuarenta minutos, es del otro lado del pueblo.

—Eso me dice que no es muy seguro—concluí con cierta duda.

Zayn no respondió. En este momento me arrepentía de no haberme puesto un abrigo. El auto estaba helado y no me animaba a preguntar si tenía calefacción. Zayn me miraba cada diez minutos, al parecer quería asegurarse de que estaba cómodo.

— ¿Tienes frío?

—Sí un poco, creo que debí haber traído un abrigo o algo—me lamenté. Zayn sacó las manos del volante y comenzó a sacarse la cazadora que tenía puesta. ¿Estaba loco?, si no ponía atención a la carretera moriríamos en un accidente.

— ¡Deja de hacer eso y mira al frente! — grité asustado. El rió y me entregó la chaqueta.

—No pasó nada, no hay nadie a esta hora así que dudo mucho que vayamos a chocar—lo fulminé con la mirada y me coloqué la chaqueta. Jamás me había dado cuenta del perfume que tenía. Era delicioso, muy dulce. Parecía una droga, al parecer me había dejado un poco bobo haberme puesto su abrigo.

Protect me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora