Capítulo 8.

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El despertador sonó. Mi madre se había dado cuenta de que en realidad no estaba roto sino, que yo lo había desactivado para no ir al instituto. Obviamente me regañó pero bueno, nada del otro mundo. Me vestí rápidamente y bajé a desayunar.

Estaba pensando seriamente en enviarle un mensaje a Madison preguntándole por su cita, pero seguramente ella preferiría contármelo personalmente asique me resistí ante esa idea.

—Allí tienes las tostadas, la leche está en la heladera—mi madre parecía apurada.

— ¿Pasa algo? —me extrañó su comportamiento.

—El señor Malik me ha llamado. Tengo que terminar de ordenar la oficina, el lunes comenzaré a trabajar—dijo estresada. Si ya estaba así antes de empezar a trabajar no me imaginaba como estaría cuando empiece.

— ¿Por qué tienes que ir a ordenarla tú? Todavía no es tu oficina, tu trabajo comienza el lunes—dije enojado.

—Niall, yo me ofrecí a hacerlo—dijo enojada.

No tenía palabras para responderle a mi madre, al parecer ella tenía ansias por empezar a trabajar, claro, porque ella no veía al jefe de mi padre como yo lo hacía.

Ahora estoy rezando para que los días pasen lo más lento posible, no quiero que mi madre comience a trabajar, no solo por el hecho de que todo en ese trabajo me parece sospechoso sino que tampoco quiero tener la casa para mí solo. No me gusta estar solo ni tampoco sentirme así.

—No tengo hambre—dije dejando el plato de tostadas de lado—. Que tengas un buen día.

Me colgué la mochila en el hombro y salí de mi casa. No sabía por qué le planteaba esta escena a mi madre, ella no tenía la culpa de haber aceptado el trabajo. Creo que no tenía otra opción.

Por mala suerte, madison no me estaba esperando en el auto, tendría que caminar esas veinte largas calles hasta el colegio y lo peor es que mi teléfono no tenía batería asique no podre escuchar música, al parecer este día no sería muy bueno. Odiaba el camino al instituto, sabía que no era tan largo pero si ibas solo y no tenías nada para hacer mientras, era lo más aburrido del mundo.

— ¡Niall, hola! —Ava corrió hacia mí—estoy buscando a Madie, ¿La has visto?

Ambos nos encontrábamos en la puerta de entrada del colegio. Al parecer era temprano porque todavía no habían abierto.

—Es temprano todavía—dije—. Ella siempre llega después de que abren las puertas.

—Tienes razón, ¿Cómo crees que le fue? —preguntó con cara picara.

—Bien. Estaba nerviosa, había pensado en mandarle un mensaje pero sé que ella preferiría contarnos personalmente—le conté.

—Sí, yo pensé lo mismo—concluyó.

— ¿Has hablado con Colin? —pregunté cambiando de tema.

—No—dijo triste—. Harry me había dicho que intentaría hacernos hablar pero yo tampoco me animo. Aunque estoy decidida, si hoy no me habla buscare alguna excusa para hacerlo yo.

— ¡Así se habla! —alenté.

Cuando abrieron las puertas nos hicimos a un lado, esto de pasar en manada no me gustaba mucho ya que terminaba con los pies destrozados. Decidimos esperar a Madison en la puerta para que no se nos escape. Sabíamos que tal vez le daría vergüenza contarnos lo que paso.

—Hola chic... —no la dejamos terminar.

— ¡Cuéntanos todo, hasta el más mínimo detalle! —Gritamos— ¿Cómo ha sido? ¿A dónde han ido?

Protect me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora